El Barcelona arrasa a la Real Sociedad y se corona campeón de la Copa de la Reina

Fue una final deslucida por un resultado más propio del fútbol base pero histórica, disputada en La Romareda de Zaragoza y presidida por primera vez por la reina Letizia en un palco en el que departieron amigablemente Joan Laporta, presidente del club azulgrana, y la ministra Pilar Alegría. No pudo estar el máximo representante de la Real Sociedad, Joan Aperribay, debido a su diagnóstico positivo por covid-19. El encuentro atrajo una multitud de 25.617 espectadores, convirtiéndose en el partido de la Copa de la Reina con mayor asistencia en la historia.

El impresionante dominio del Barcelona en el fútbol español, por momentos insultante, plantea un desafío para la Liga F en búsqueda de una mayor competitividad y diversidad de equipos en Europa. Es crucial para el crecimiento y la vitalidad de este deporte que otros equipos puedan competir a un nivel más alto, lo que en última instancia enriquecerá la competición nacional y fortalecerá la presencia española en el escenario continental.

La intensidad y el ritmo impuestos por los culés resultaron abrumadores para la Real Sociedad, superada en todas las líneas. Las catalanas lograron imponer su juego tanto por las bandas como en el centro del campo, desplegando una ofensiva constante que dejaba a las defensores rivales en apuros. A pesar de los intentos de reacción por parte del conjunto guipuzcoano, el Barcelona se mostró sólido en defensa y letal en ataque, aprovechando cada oportunidad para aumentar su ventaja en el marcador.

El Barcelona se disparó rápidamente en el marcador con una exhibición ofensiva impresionante, liderada por Ona Batlle, Salma Paralluelo y Caroline Graham Hansen. Batlle abrió el marcador en el minuto 4 tras un centro de la banda izquierda y Salma aumentó la ventaja con un cabezazo preciso apenas cuatro minutos después. Graham Hansen contribuyó con un doblete, capitalizando los rechaces y centros precisos de sus compañeras. Con un total de cinco goles en poco más de media hora, el Barcelona se dio un festín y mantuvo con suma facilidad el gobierno absoluto de la situación.

En la segunda mitad, el campeón continuó sin dar oportunidades a las donostiarras, anotando tres goles adicionales que pudieron ser bastantes más si las azulgranas hubiesen pisado el acelerador más a fondo. El sexto tanto llegó después de que Paralluelo ganara un duelo por el balón contra Apari y asistiera a Mariona para marcar a placer. El séptimo fue de Claudia Pina, quien remató sin marca en el área tras un centro de la balear. En el octavo, Mariona aprovechó un pase de Paralluelo y definió con precisión frente a Lete.

Tras el octavo tanto, el equipo culé ya tenía la mente puesta mucho más en la final de la Champions contra el Olympique de Lyon que en el desequilibrado duelo ante las 'txuri-urdin'. Giráldez aprovechó la amplia ventaja para realizar cambios estratégicos, dando descanso a jugadoras clave como Aitana Bonmatí, Salma, Patricia Guijarro y Caroline Graham Hansen.

Estos cambios no solo permitieron preservar a sus mejores jugadoras para el crucial enfrentamiento europeo, sino que también pusieron de manifiesto la enorme brecha de calidad entre el Barcelona y el resto de los equipos en el fútbol español. La capacidad de las catalanas para dominar y gestionar su plantilla con miras a futuros desafíos evidencia su supremacía y la falta de competencia real en la liga nacional. Lo más polémico de la final, los pitos al himno español.