El maratón, un proyecto de éxito de largo recorrido
Frente a las quejas de buena parte de la población, la prueba malagueña cumple una década sin dejar de crecer, aunque con la asignatura pendiente de enraizar en la ciudad
Llega la segunda semana de diciembre –la fecha de la prueba no es fija y tiende a retrasarse; de hecho, en 2020 será el domingo ... 20– y las quejas se repiten de forma machacona. «¿Cómo voy a hacer para salir de casa con el maratón?» o «¿cómo se le ocurre al Ayuntamiento poner un maratón en estas fechas?« o una pregunta aún más cruel: »¿No podrían irse a correr en un circuito fijo en la Feria o en el interior del Puerto, donde no molesten?«. Pero, ¿realmente ha de ser el maratón la pesadilla de las Navidades en Málaga para muchos?
Afortunadamente, el efecto del maratón empieza a calar un poco, sólo un poco, en la cultura deportiva de la ciudad. Es lógico que son muchos los intereses en juego. La logística de una competición de esta entidad paraliza gran parte del tráfico en una ciudad. Hay perjudicados, algo obvio. Pero quizás a esta competición no se le mira con la misma óptica que a muchos otros eventos, algunos con gran arraigo y que también provocan cortes de tráfico o ruido en ciertas zonas. Porque quizás ahí reside el 'quid' del asunto. Al Maratón de Málaga le falta imbricarse más con la ciudadanía, y a esta una mayor benevolencia con el mismo.
Va de suyo que un maratón necesita tiempo para enraizar. El de Málaga acaba de cumplir una década y, tras unos inicios realmente desastrosos, sólo ahora empieza a consolidarse de verdad, y seguramente necesite otro periodo similar o mayor para llegar a su cénit, si es que por entonces sobrevive. Realmente, los comienzos no fueron nada prometedores. Hay que recordar que en su tercera edición, en 2013, la prueba no se pudo homologar. El pelotón de corredores tomó una ruta equivocada al salir del estadio Ciudad de Málaga en su inercia de perseguir el coche de una televisión local que transmitía el evento, después de que el vehículo con el cronómetro oficial se alejara en exceso. La organización no fue capaz de prevenir tal desaguisado. Antes, en 2010, una atleta sueca trató de engañar llevándose la bolsa correspondiente de premios sin pasar por todo el recorrido, lo que se detectó con la lectura del chip. En 2016 una tromba de agua provocó la suspensión (algo más inusual en este tipo de pruebas) y hubo cierto lío con la devolución de las inscripciones. Y no hace mucho también se dio otro problema en la categoría femenina al recortar las de cabeza parte del trazado de una forma inconsciente en los aledaños del Martín Carpena.
La organización ya ha confirmado que la prueba será en 2020 el 20 de diciembre
Sin embargo, no se puede negar la mejora indiscutible del Maratón de Málaga, en la que ha tenido mucho que ver la entrada del grupo Atresmedia, que en 2017 sucedió a Octagon. Con el patrocinio principal de Zurich (que da nombre también otros maratones nacionales, como los de Barcelona, Sevilla y San Sebastián), ha habido un salto cualitativo y cuantitativo en su participación. Ha mejorado el presupuesto de contratación de atletas de élite y, no en vano, el domingo se vio a una veintena de africanos con marcas contrastadas en la distancia. Por eso no fue casual que se rebajara otro minuto el récord en la prueba, un gran tijeretazo. Las 2h.10:08 de Martin Cheruiyot ahora sí que sitúan realmente a la competición entre las seis (o incluso cinco) mejores del momento en España, a cierta distancias de las cuatro grandes (Rock and Roll Madrid Maratón, Zurich Maratón Barcelona, Zurich Maratón Sevilla y Maratón Valencia Trinidad Alfonso, esta la mejor a día de hoy), y es que ese tipo de registros hacen de efecto llamada para seducir a atletas federados y otros de élite. Por supuesto, también la organización de la prueba hace mucho, y el boca a boca entre los corredores, que tiene mucho que ver siempre con capítulos como la bolsa del corredor, el trazado, la señalización, los avituallamientos y la animación en plena carrera.
El apoyo al sufridor
El último eslabón es una población volcada con la prueba, y aquí hay que volver a apelar a la cultura deportiva de la ciudad. El maratón tiene dos realidades, la del corredor de élite, que la acaba en menos de tres horas, o la del 'runner' aficionado que se puede ir fácilmente a las cuatro o más horas. Ese es el auténtico calvario de la carrera, y en los kilómetros finales –con la incidencia del 'muro'–, que coinciden con las calles más céntricas, se empiezan a oír cada vez más los gritos de ánimo de los malagueños viandantes en unas calles acotadas con cintas.
El Zurich Maratón Málaga crece, es indudable, pero también tiene puntos débiles. No es de recibo que el mejor atleta local (o de un club de la provincia) de la última edición haya estado en torno al 60.º de la general. Se necesita que la organización se vuelque mucho más en la seducción de los mejores fondistas malagueños para que prioricen esta prueba en su calendario, porque al final es un gancho innegable. Quizás la empresa organizadora necesita tener más presencia informativa y social durante el año. También merece un análisis que la cuota de inscritos de la provincia sólo llegue al 18%, o que la mitad de los participantes sean extranjeros. La prueba, que no se celebra en diciembre por capricho –es una baza para convocar a atletas de otras latitudes con el aval de las temperaturas en esas fechas– no puede ser un simple reclamo turístico, si bien es indiscutible que el Maratón de Málaga también es una fuente importante de ingresos en la hostelería. Bastó pasar por los hoteles del Centro en la hora previa al comienzo para confimarlo –teóricamente hay unos 5.000 participantes sin casa en Málaga, más los acompañantes con los que vengan–, y quizás por eso el interés en retrasar la fecha en el mes de diciembre y acercarla a la Navidad.
Tras el salto de calidad en las marcas, urge lograr el concurso de los mejores atletas locales
Pero el Maratón no puede recluirse en un circuito, a modo de sambódromo. No es la filosofía. Cualquier maratoniano diría que sería un espanto dar vueltas por el mismo lugar. De igual modo que ninguna ciudad importante de España carece de maratón. El nicho de mercado del de Málaga es diciembre, pese a que pueda molestar para las compras de Navidad. Antes que enfadarse con no poder salir de casa en el coche a una determinada hora convendría disfrutar del lujo de ver a un fondista de élite correr en tres minutos el kilómetro. Al ritmo que la mayoría no conseguiría en uno sólo.
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