El diamante de Jarapalos
Más de 300 personas colaboran en la organización de un evento que aglutina a unos 3.000 asistentes siguiendo una logística coordinada con la mayor exactitud
francisco javier zambrana durán
Málaga
Viernes, 8 de noviembre 2019, 18:09
Detrás de todo buen diamante hay un proceso. Hay que encontrarlo, clasificarlo, pulirlo. Hay que buscar su forma ideal, encajarlo en la pieza donde deba ... lucir, satisfacer con su diseño a la persona que lo adquiera. Hay que gestionar una evolución donde será necesaria la máxima de las precisiones. En cada instante. Sin hueco para el error. Como si ese diamante se exhibiera delante de cientos de interesados. En una montaña. Al sur de España.
En Jarapalos
La producción de un diamante real se realiza a la perfección por especialistas que reciben a cambio su correspondiente beneficio, pero la del diamante figurado es bien distinta. En él participan quienes tienen más o menos idea de cómo funciona, de cómo debe colocarse aquella mesa, o de cómo se reparte la fruta entre los participantes. En él no hay tampoco hueco para el error. Se pule de la misma forma, se clasifica siguiendo los mismos cánones, y se exhibe frente al mismo público. La única diferencia reside en que el figurado se crea por amor al deporte, voluntariamente, y es posible gracias a quienes, de forma altruista, dedican su vida a ello.
«Esta semana la tengo pedida en mi trabajo», destaca Miguel Ángel García, director técnico del Maratón Alpino de Jarapalos. Como él, más de 300 personas se preparan para un fin de semana frenético en el que ningún detalle puede quedarse atrás. Ese día la coordinación debe ser milimétrica, y cada ayudante debe conocer su puesto exacto para que la maquinaria funcione y la sierra brille por sí misma.
Y por los corredores
Augusto Martín luce gafas con una cinta de color azul oscuro. Conoce el mundo del voluntariado. Ha recorrido la provincia de Málaga al completo, e incluso ha salido de ella para conocer cómo funciona la gestión de las carreras en Barcelona. Siempre que participa en ellas, lo hace con la ilusión de volver. «Somos unos 175 voluntarios distribuidos en diversas áreas», explica con la sonrisa animosa que le caracteriza. «A ello hay que sumarle 150 personas que se incluyen dentro de la organización, a Protección Civil, Policía Local y Nacional», concreta. Las labores de voluntariado se coordinan con las de seguridad, y se establece un plan en el que ambas puedan comunicarse de manera fluida durante las más de ocho horas de carrera.
Su labor será la de controlar el tramo urbano junto a otros siete voluntarios de la carrera. Augusto ayudará a Policía Local a gestionar el control de salida y entrada de vehículos, así como de peatones. Su jornada laboral será de casi doce horas: desde las 8.00 hasta las 20.00 aproximadamente. «Para mí, esta función es cómoda porque ya la he realizado antes en otras pruebas de este municipio», aclara Martín, que colabora cada año en la Travesía Medioambiental de Jabalcuza-Jarapalos y en la Media Maratón de Alhaurín de la Torre. «Me gusta ayudar a la ciudadanía y a los participantes que se dejan la piel en atravesar la montaña».
Como recompensa, el voluntario recibe una sudadera conmemorativa, una camiseta de la carrera y una pulsera de homenaje a Francisco Contreras, conocido como 'Súper Paco'. Se le proporciona desayuno, picnic para cuando esté realizando sus funciones, y comida al mediodía, así como la oportunidad de ser protagonistas. «Lo importante es que se anime a los corredores y que se cree un vínculo entre todos», comenta Miguel Ángel García mientras explica a un grupo de unas 50 personas el plan de la carrera un martes por la noche.
Y es que el voluntario es crucial en el desarrollo. Sobre todo, por su labor en el avituallamiento. «Tenemos en torno a sesenta encargados de montar las mesas en puntos estratégicos del mapa», explica García. En estos lugares, los corredores reponen fuerzas para continuar con el recorrido con todo tipo de alimentos. En la presente edición, Jarapalos, tras dieciocho años de mejoras, ha innovado el contenido de ellos, y ha incluido una variedad mayor de alimentos.
Isidro Fernández también es corredor, pero en este segundo fin de semana de noviembre se encarga de otras labores. «Gestiono todas las bebidas y alimentos de la prueba», detalla comentando las cantidades que son necesarias para abastecer a más de 3.000 ciudadanos. «Hemos encargado 540 garrafas de 5 litros, 2.500 botellines de agua y 26 barriles de cerveza con alcohol», concreta. «De comida, son casi 1.000 kilos de fruta, 170 de migas, 110 de ensalada de pasta, 40 de chorizo y 25 de cinta de lomo al horno», puntualiza sin dejar pasar una cifra. A ello se le une la tradicional oferta de aceitunas, salchichón, morcilla, chorizo, e incluso pepinillos en esta ocasión.
Los productos son divididos entre avituallamientos y la zona de meta, donde se establece un punto de encuentro a las 7.00 para que los corredores desayunen, otro al término de la carrera y un último a la hora de almorzar. «Preparamos quinientas pulgas para el desayuno, más un café o lo que pida la persona», destaca Isidro, que coordina este sector desde hace cinco años sin perder el disfrute.
Con la misma ilusión del primer día
Sin embargo, como en todo buen proceso, de nada sirve todo este abastecimiento si no existe una seguridad adecuada y al nivel de las exigencias que tiene este evento. Miguel Ángel García es claro, y declara que «no se recorta en este apartado». La organización contrata dos UVI móviles, una ambulancia no móvil y otra todoterreno, así como un hospital de campaña en meta, dos médicos fijos, tres enfermeros y cinco técnicos. A ello se le une la labor de SOS Cardiosport que se encuentra repartido por todo el recorrido. «Cuadruplicamos lo que se nos obliga a poner desde la Federación», matiza García.
Este servicio de asistencia se encontrará en los avituallamientos y repartido por el itinerario para socorrer en caso de algún accidente. «Hemos tenido que hacer rescates en una ocasión, y necesita demasiada movilización», declara Miguel Ángel. Con la finalidad de evitar posibles alteraciones en los canales de comunicación entre las diferentes posiciones en carrera, el evento cuenta con cuatro vías, con sanidad por una parte y la carrera por otra.
Las zonas de seguridad de la prueba se encuentran divididas en tres áreas. Dos de ellas son transitables, mientras que, por la tercera, la de en medio, no pueden circular vehículos. Estos son manejados por especialistas en el sector o relacionados con la materia de la seguridad. Por desgracia, uno de ellos no podrá acudir. «Han enviado a un compañero que llevaba uno de los vehículos a Barcelona. Ha tenido que marcharse y buscaremos sustituto», narra Miguel Ángel, que, con calma, pero a la vez centrado en su teléfono para «decidir aspectos de la prueba», no se deja un detalle de la preparación.
Ni siquiera se olvida del público
Para los acompañantes ha preparado, por segundo año consecutivo, un equipo de grabación en directo de la carrera. Esta podrá seguirse desde una gran pantalla colocada en meta, emulando el espíritu de grandes competiciones como UTMB o Zegama, que ya mostraron esta tecnología. Aunque el desembolso que debe realizarse para ello es bastante elevado. «El 'streaming' es un 20% del presupuesto de la prueba. En torno a 12.000 euros», detalla García. «El Ayuntamiento de Alhaurín se hace cargo del 80% de este coste, y nosotros pagamos el resto, que son drones, locutores y motos», concreta.
El seguimiento que se realiza de los corredores será en directo, y podrá seguirse a través de las redes sociales, así como volver a verse en diferido. La realización posee una conexión fija con planos de meta, por lo que cada participante disfrutará de sus imágenes al término de la carrera. Quizás, junto al mítico 'Chito'.
Y es que Jarapalos no solo es símbolo de la montaña por los profesionales que aglutina, sino también por los que dan voz a este evento. 'Chito', el conocido 'speaker' malagueño estará acompañado en esta ocasión por 'Contador de Kilómetros', una de las personalidades en el mundo de las carreras en España. «Optamos por ellos porque amenizan la carrera y hacen reír a los que estén allí», declara Miguel Ángel.
En la meta hay mucho trabajo
Bien lo sabe Manolo Domínguez, árbitro de la Federación Andaluza de Montaña. Él se encarga de vigilar la salida y la llegada de los corredores, anotando si el equipamiento que llevan es el adecuado y controlando los dorsales. «Debemos adjuntar una copia de los controles de carrera e informar del estado de los avituallamientos, así como de la señalización», explica Domínguez. La labor del árbitro se circunscribe a verificar que se cumplen las normas de carrera el mismo día en el que se celebra, ya que no es competición de copa o campeonato. En caso de serlo, debería dejarse en acta el día previo y el de la prueba.
Elías Ortigosa, por su parte, se encarga de la parte más ardua: colocar los kilómetros y las balizas. Recién salido de su travesía por el Ultra del Valle del Genal, realiza otra de las partes cruciales de la organización. «Nos dividimos por parejas y cada una hace un tramo. Yo, por ejemplo, hago desde Arroyo Blanquillo hasta el Cerro del Moro», comenta. Debe colocar carteles cada cinco kilómetros, tanto en la carrera más larga, la Maratón, como en las más cortas, la Open y la Mini. «Se coloca todo el jueves, pero para cuando termina la carrera, se queda toda la sierra limpia, ya que hacemos de corredores escoba», especifica como aficionado que presta su servicio cada año. Única y exclusivamente por el placer de correr. O de aportar. Como todos los que están allí presentes.
«Todo lo que entra en la carrera se destina al corredor, solo se guarda una parte mínima para trámite de licencias del club», concreta Isidro Fernández. «La carrera está financiada por la inscripción en un 70%, es decir, unos 40.000 euros provienen de los participantes», destaca Miguel Ángel García repitiendo, también, las palabras de su compañero. El montante total de gasto que supone este evento alcanza los 60.000 euros, dependiendo de si se han requerido más o menos productos para el adecuado funcionamiento.
Para alcanzar esta cifra, el Club Jarapalos Trail se apoya en patrocinadores que aportan su colaboración económica, pero corre el riesgo de que la carrera lo sobrepase. Por ello, la gestión económica es lo que mejor se organiza desde el grupo de organización. «Quien nos lleva las cuentas se las lleva al Ayuntamiento», declara Miguel Ángel. «Nos tomamos esto muy en serio, y cada año tenemos varias reuniones para cerrar presupuestos de carrera para no pasarnos».
Tal es el nivel de tecnificación que han adquirido los organizadores que nada más terminar, cada año, se realiza una reunión de balance. En ella se sacan las cuentas, se barajan los posibles errores, se anotan, se meditan, y se vuelven a estudiar en varias ocasiones a lo largo de la temporada teniendo en cuenta los fallos anteriores. Isidro Fernández, presente en estos coloquios, ha observado su evolución, y confirma que «esta carrera es el fruto de 18 años de trabajo continuado».
De mucho trabajo. Quizás, demasiado
«Cuando terminamos la carrera solemos decir que no haremos esto jamás», declara Miguel Ángel García. «Pero, al final, cuando ves el vídeo días después en la casa te das cuenta de lo que se ha montado», sonríe García. «Lo hacemos por mantener el grupo de amigos y porque nos gusta», cuenta Isidro.
Les gusta pulir diamantes. Sin recompensa alguna. Les gusta encontrar voluntarios dispuestos a colaborar en tareas que no conocían, mostrarles cómo funciona ese proceso, y, después de todo ello, mirar atrás. Y ver lo que allí queda. Ver que han creado parte de luz. Que durante unas horas la sierra brilla.
Aunque sea por una simple carrera.
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