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Scola se dispone a lanzar a canasta.
Luis Scola, al servicio de Argentina
BALONCESTO | MUNDIAL

Luis Scola, al servicio de Argentina

El ala-pivot lidera a un equipo con ilustres veteranos pero que cuenta con la ausencia de Ginóbili

Luismi Cámara

Jueves, 28 de agosto 2014, 01:02

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Argentina ha perdido a su estrella, Manu Ginóbili por una inoportuna presión y por la presión de la NBA, pero la 'albiceleste' cuenta aún con una buena parte de la vieja guardia que lleva dando gloria al baloncesto del país desde hace más de una década. Luis Scola lidera a los veteranos Andrés Nocioni, Pablo Prigioni, Walter Herrmann o Leo Gutiérrez en el que puede ser el último servicio a la patria. El jugador de los Pacers es el capitán de un grupo al que no falla verano tras verano. A sus 34 años, busca en España una medalla que añadir a su lustroso currículo internacional.

Scola ha tenido un discreto año en Indiana y no ha contado con el papel importante del que disfrutaba en sus otras dos franquicias en la NBA -Rockets y Suns-. Apenas ha promediado 17 minutos y 7,6 puntos por partido esta campaña. Para un hombre al que le gusta estar siempre sobre la pista y que se ha ganado una merecida fama de anotador compulsivo no son unos números demasiado brillantes.

Sin embargo, en Argentina y en el baloncesto FIBA, hablar de Scola es hacerlo de una de las grandes estrellas. El máximo anotador del pasado Mundial de Turquía es uno de los pívots con más talento y con más recursos técnicos del planeta. Su juego de pies, sus tiros de media distancia y su facilidad para interpretar el 'pick and roll' (bloqueo y continuación) con Prigioni de compañero solo están al alcance de unos pocos sobre un campo de baloncesto.

Pero lo que hace diferente al exjugador del Baskonia es su carisma y su carácter ganador. Es un 'canchero' que no evita nunca la confrontación con el rival. Memorables fueron sus enfrentamientos en la ACB con Felipe Reyes, enemigo irreconciliable cada vez que el Baskonia y el Real Madrid se veían las caras. No se arruga ante nadie. Allá donde exista una mínima oportunidad de sacar ventaja, de aprovechar un despiste, de castigar al rival, allá estará el porteño. Todo por ganar con su equipo y con su Argentina. Calidad, compromiso y fe en sus posibilidades. Una combinación casi perfecta que no puede llevar a otra cosa que no sea el éxito.

Además de ejercer de capitán, el seleccionador Julio Lamas le ha encargado la integración en la 'albiceleste' de la savia nueva, de los jóvenes postes que tomarán el relevo de la generación dorada que alcanzó la gloria olímpica en Atenas en 2004. A poca atención que presten atención a su líder los Bortolín, Delía o Gallizzi, aprenderán detalles de talento que les ayudarán en sus prometedoras carreras.

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