La vida dibujada
Cruce de Vías ·
Vivo rodeado de montañas y árboles. Cada día veo siluetas, caras, objetos que cambian de nombre dibujados en las rocas y el tronco de los árboles, igual que pasa con las nubesLas nubes negras son dibujos cubriendo el cielo. Una tiene forma de taza de café, otra es un cuervo y aquella otra un ratón. Las ... nubes son un regalo de aniversario. El miércoles cumplí años, contemplé el cielo y pensé en las diferentes maneras de afrontar la edad. Hay quien se alegra de cumplir un año más y quien se queda pensando que le queda un año menos, unos suman y otros restan, yo prefiero no hacer cuentas.
El ratón pintado en el cielo me traslada volando al día del mes pasado que visité el Templo de las Ratas en la ciudad india de Deshnoke. Miles de fieles acuden a diario a venerarlas. Las obsequian con cuencos de leche y manjares. Yo también me descalcé y anduve entre las ratas, el animal más despreciado, el que está más abajo en el escalafón social de los seres vivos. Quien respeta y ayuda a una rata lo hace con todo el mundo. Así es la vida, unos ven un bicho asqueroso y otros una animal sagrado, unos la nube negra y otros un dibujo en el cielo, unos la amenaza de tormenta y otros el milagro del agua en suspensión. Hay turistas que sienten asco en el Templo de las Ratas, sin embargo para mí fue como entrar en el mundo de la ficción, un mundo de dibujos animados.
Vivo rodeado de montañas y árboles. Cada día veo siluetas, caras, objetos que cambian de nombre dibujados en las rocas y el tronco de los árboles, igual que pasa con las nubes. Me acuerdo de cabo Sunio, en Atenas. Allí iba Lord Byron a contemplar el atardecer. Si miramos a la izquierda desde el templo de Poseidón, se puede vislumbrar la cabeza de un león. Por la noche elijo una entre las mil caras que tiene la luna. Hay quien ve el rostro amable de una mujer mirando a un niño y quien ve la cara oculta que todos quisiéramos descubrir. El mundo tiene dos caras. Los hay que ven el lado oscuro y quienes buscan la luz.
Esta semana me he preguntado varias veces dónde se esconde el tiempo. ¿Acaso no existe?, ¿por qué para algunos el tiempo pasa tan rápido y para otros tan lento? El presente dura un segundo, con sus luces y sus sombras. Todo depende de la visión de cada cual. El día del cumpleaños me dio por mirar nubes, animales y montañas; entretanto pensaba en las distintas formas de vida que eligen los que tienen mi edad, aunque parezcan similares no tienen nada que ver. Los hay que se jubilan, los hay que se retiran, los hay que se quitan de en medio y los hay que desaparecen sin dejar rastro. A medida que pasan los años, yo cada día estoy más convencido de que el tiempo no existe.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión