Una ventana invisible al corazón del teatro
El equipo y el elenco de 'Medio mundo', dirigida por Fran Perea, ensayan frente a 24 alumnos de Artes Escénicas
Fran Perea se inclina sobre la mesa, entrecierra los ojos; se ríe. Cruza los brazos y no puede evitar exclamar: «¡Vamos ahí!». Uno de ... los dos personajes protagonistas de la obra que dirige, Christopher Reeve –encarnado por Javier Márquez–, se prepara para un momento importante de la obra, y el director malagueño pide «tensión, ritmo». Una veintena de alumnos de segundo de Bachillerato de Artes Escénicas del IES Politécnico Jesús Marín se sientan en las tablas de la sala de ensayo, asomados a una ventana invisible desde la que contemplan las interioridades más triviales de la interpretación. «No te quedes sin aire ahí, ¿eh, Miguel?», dice Perea a Miguel Guardiola, que encarna a Pinochet. «Javi, esa parte es así», añade, e interpreta parte del texto por un segundo, dando el matiz que persigue. Los alumnos miran de un lado a otro, asimilando hasta el último detalle.
Se trata de uno de los últimos ensayos de 'Mitad del mundo', una obra escrita por Pablo Díaz Morilla ('Piedras preciosas', 'Souvenir') que llegará al Teatro Echegaray el próximo día 20 de la mano de Factoría Echegaray. En la recta final de los preparativos, el equipo abrió ayer las puertas de la sala de trabajo de la compañía La Imprudente, y lo hará en otros ensayos con público que se celebrarán en la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) y en el propio Echegaray días antes de la función. «Cuando yo estaba en la ESAD agradecía mucho cualquier contacto con una escuela de teatro y con gente que se dedicaba profesionalmente a ello, es realmente cuando sientes y empiezas a aprender los lenguajes de esta profesión», apunta Perea durante una pausa en la que atiende a este diario –aunque las respuestas acaban dirigiéndose también a los alumnos–.
La obra se estrena el próximo día 20 en el Teatro Echegaray y se mantendrá en cartel durante doce funciones
Perea, Vidal, Guardiola, Márquez, Díaz Morilla y la cantautora Ana Loig (que pone la banda sonora y los efectos de sonido a la pieza), se toman un descanso y se sientan frente a los estudiantes. El director –actor y músico– malagueño explica que ya con 'Souvenir' (una obra muy premiada que también nació de Factoría Echegaray y acabó girando por medio país) se hicieron ensayos abiertos. En este caso ha sido Rocío Vidal, ayudante a la dirección, quien ha propuesto el encuentro con el instituto. «Fran y yo venimos de la misma escuela y pensamos que es muy importante dar la oportunidad de ver cuál es la realidad del trabajo; queremos tender un cable, una mano, para que sepáis que es posible, que en un futuro no muy lejano estaréis aquí también», apunta Vidal, mientras que los jóvenes asienten. «Va a ser mucho trabajo, mucho esfuerzo y mucha vocación», añade.
Pero no todo es por el gusto de compartir. El equipo coincide en que la presencia de público en los ensayos aporta a la forma de ensayar. «Depende del momento de trabajo», comenta Perea: «Ahora que está la obra muy cerrada y asentada, a ellos (los intérpretes) les viene muy bien saber que el público está ahí para ir viendo cómo responden; en este último ratito que hemos ensayado ya se ha notado su reacción y se vienen arriba». Guardiola preguntó si ese comentario del director «es positivo», entre risas, lo que refleja la sinceridad de la siguiente cuestión. ¿Se corta Perea a la hora de ser duro corrigiendo a sus actores porque haya alumnos delante? El actor Miguel Márquez responde en menos de un segundo: «No» (los estudiantes ríen). «Yo no me corto, no cambio la manera de relacionarme, de hecho lo bueno es que ellos vean cómo nos comportamos realmente», matiza Perea. Tanto Márquez como Vidal explican que la mayoría de los miembros del equipo de la obra tienen mucha confianza y que lo bueno del teatro es que puedes «gritar» y ser «rudo y natural» a la hora de decir las cosas sin entrar en la barrera de lo personal.
Durante el ensayo, en un momento de máxima intensidad, Miguel Guardiola se gira hacia su compañero antes de tiempo. Perea le pide que espere a su orden, reinician la escena, pero la tensión narrativa lleva al actor a seguir su instinto. «¡Miguel! ¿Puedes esperar a que te avise, por favor?». Con un tono de voz mucho más suave que la expresión de su rostro, como conteniéndose, el actor responde: «Sí». Los alumnos vuelven a sonreír, testigos de las miles de perspectivas diferentes desde las que se puede interpretar una simple frase.
Pinochet y Reeves, un encuentro más allá de la realidad
'Mitad del mundo' parte de una idea real: el viaje de Christopher Reeves, intérprete de Superman, para defender a los actores amenazados por el régimen dictatorial de Pinochet. El sindicato de actores pidió ayuda y muchas estrellas de la época enviaron vídeos mostrando su apoyo, pero solo el intérprete del superhéroe, pese a estar consagrado y a que nadie le garantizó su seguridad durante el viaje, se plantó en Santiago de Chile para dar testimonio de la barbarie. Al parecer nunca fue recibido por el dictador, pero Pablo Díaz Morilla ha jugado a imaginarse que lo que habría ocurrido si hubiesen llegado a sentarse cara a cara en la misma mesa. El texto discurre por el surealismo de los sueños y, puestos a imaginar, Díaz juega con otro factor clave que descubrió mientras documentaba al personaje:existe bibliografía que documenta que el dictador tenía una amante llamada Piedad, pianista aficionada a las piezas de Bach (que suena varias veces en la guitarra de Ana Loig). «Si algo he aprendido es que los personajes de teatro están hechos de conflictos, y no encuentro nada más conflictivo que un dictador terrible tuviese una amante pianista que se llamase Piedad», explicó ayer el escritor ante los alumnos de Artes Escénicas.
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