Pablo López y el 47, el bar que montó en Fuengirola: «La juerga más cara de mi vida»

El cantante Pablo López cumple este mes de marzo 40 años y lo hace en un excelente momento profesional. El malagueño celebra sus diez años en la música profesional -que en realidad son muchos más- y lo hace con una gira que le hará tocar por toda España, que terminará con cuatro fechas en Madrid y para la que ya ha colgado el 'no hay billetes' en varias fechas. El fuengiroleño, que se hizo popular a nivel nacional gracias a Operación Triunfo, acaba además de tener el privilegio de cantar el himno andaluz en la gala oficial del Día de Andalucía, con una actuación muy aplaudida (ver vídeo).

El fuengiroleño visitó esta semana el programa El Hormiguero para repasar con Pablo Motos su carrera musical y también aprovechó para contar unos de sus proyectos profesionales que casi le lleva hasta la ruina. Una experiencia que le sirvió además para decidir dedicarse definitivamente al mundo de la música, porque vio que la hostelería era muy difícil y además no era lo suyo. Porque Pablo López montó un bar en su ciudad, Fuengirola. Abrió un negocio junto a su hermano que se llamaba '47 Live Café' y que estaba en la calle Capitán. Fue en 2010, un par de años después de que fuera finalista de Operación Triunfo, López ya había terminado su etapa con el grupo Niño Raro y trataba de abrirse paso en la música en solitario.

Entonces decidió abrir, junto a su hermano, un bar en su Fuengirola con un pequeño escenario en el que se pudiera escuchar música en vivo. «Monté un bar con él. No recomiendo montar un bar con vuestros hermanos o al menos con el mío», bromeaba en El Hormiguero. «Se llamaba 'el 47'. Fue un máster. ¡Para qué ir a uno si yo me lo podía montar! Lo teníamos lleno, pero fue una ruina absoluta», explicó en El Hormiguero. «Fue una época bonita porque me enseñó que realmente te tienes que dedicar a lo que te gusta. Ahora nos reímos, pero fue la juerga mas cara de mi vida».

López admite que aquella experiencia le trajo problemas económicos: «No teníamos ya ni para pesarnos. De los doce meses que tuvo el año, trece perdimos dinero. Me di cuenta de que me tenía que dedicar a hacer canciones». Como es lógico, Pablo López tocó muchas veces en su propio bar y por allí pasaron muchos artistas locales y algunos ya consagrados para tocar sus canciones en formato acústico y ante un reducido público de no más de 100 personas. Una experiencia breve pero intensa que no le salió bien pero que le permitió lanzarse definitivamente al mundo de la música. En el que no le ha ido nada mal.