Madres en apuros

'Señoras del (h)AMPA' llega como una comedia negra a la que no le tiembla el pulso a la hora de saltar de un género a otro, ni de homenajear a películas, como 'Ocean's Eleven', o a cineastas, como Quentin Tarantino. De hecho, tal es la confianza en el proyecto, que ha sido renovada para una segunda temporada antes de asomarse a la pequeña pantalla.

Toni Acosta, Malena Alterio, Nuria Herrero y Mamen García son las encargadas de liderar el reparto de la ficción, frenética, al menos en su primer capítulo, que parece englobar situaciones que darían para un par más de episodios. Y no parece que se deba a la duración, que ahí sí que Telecinco se mantiene firme en su apuesta por los 70 minutos, a diferencia de Atresmedia y TVE, que ya prefieren quedarse por debajo de la hora.

Se trata de «una serie diferente», de un tipo «que no se suele explotar: más negra, más ácida, más irónica...», en palabras de la propia Acosta, que espera que la ficción en España siga «por ese camino» que abre ahora 'Señoras del (h)AMPA', cuya trama gira en torno a su personaje: Mayte, a día de hoy, el que más le ha gustado interpretar a la actriz tinerfeña.

En esta comedia de mujeres, Mayte Soldevilla es una madre separada, al cuidado de sus dos hijos, que aprovecha una reunión del AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos) del colegio para proponer una demostración de los robots de cocina que vende para intentar ganarse la vida. Allí acuden Lourdes (Malena Alterio), la esposa de un policía, y que se dedica a tramitar los DNI en la comisaría del barrio; Virginia (Nuria Herrero), una joven embarazada y madre de un niño pequeño; y Amparo (Mamen García), una abuela que se hace cargo de su nieto ante las continuas ausencias de su hija. Y ante la exhibición de las maravillosas capacidades de la Turbothunder 3000, las cuatro se ven envueltas en un asesinato accidental sin vuelta atrás que les obliga a encadenar sucesivamente actos delictivos.

La serie, escrita y dirigida por Carlos del Hoyo y Abril Zamora habla de mujeres de barrio, reales, acostumbradas a lidiar con el caos, que viven un día a día muy normal, en el que tienen que enfrentarse situaciones complejas, pero que ven su vida desbordada en tan solo un instante mientras se disponían a preparar un pastel de carne. Su incapacidad para avisar a la Policía y su intento por deshacerse del cadáver sin que nadie se entere es el arranque definitivo de la ficción, que las introduce en una rueda de violencia de la que son incapaces de salir. Por si fuera poco, una vecina es testigo del suceso, la mejor amiga de la fallecida no deja de meter el hocico y de mantener viva la investigación, y también hace acto de presencia el marido viudo, con algún que otro secreto que llevarse a la tumba.