Silvia Jato: «De niña me llamaban 'Enciclopedia Larousse'»

- ¿Viene para quedarse a TVE?

- Yo soy como Rambo y vivo el día a día. (Risas) ¡Quiero hacer el programa lo mejor posible y quién sabe lo que pasará en unos meses!

- ¿Le ha dado algún consejo Mariló Montero?

- No, no tuvimos ocasión. Pero cada uno le pone al formato su personalidad. No echo en cara que no me diese el relevo, cada uno es como es y bienvenido sea.

- ¿Se le siguen resistiendo los programas del corazón?

- Siempre he sido muy reticente a ellos. Porque no me siento a gusto ni cómoda.

- Es poco marujilla entonces.

- ¡Soy muy poco maruja! La vida personal de la gente no me interesa nada. Me gusta la profesional, la que aporta.

- ¿Cuál es el secreto para seguir tan estupenda a los 45 años?

- ¡Ay, qué riquiña! ¡No sé si estoy estupenda o no! El hecho de que tenga una talla que a muchos les gustaría no quiere decir que esté satisfecha con mi cuerpo ni con mi estado anímico. ¡Lo importante es estar sano y que los años no vayan pesando! Que ya de por sí lo hacen por las preocupaciones, la casa, la lucha por trabajar... Y si me ves fantástica te diré que todos hemos pasado etapas malas, no todo es tan maravilloso, a veces es todo fachada y la procesión va por dentro.

- Con tres criaturas tiene doble mérito. ¡Con la guerra que dan!

- Sí, sí que dan (risas). ¡Es una lucha diaria! Pero merece la pena. Te lo compensan con creces.

Una ratilla de biblioteca

- ¿Qué es lo que más echa de menos de Galicia?

- Soy gallega, lo llevo en la sangre y cada año echo más de menos a mis amigos, la manera de comer, la retranca y la ironía gallega... Pero son muchos años en Madrid y ya me siento madrileña de pro. Amo esta tierra porque nunca me ha preguntado de dónde era.

- En Galicia contestan a una pregunta con otra.

- Te contestaría a lo gallego: '¿Y por qué lo dices?'. Lo llevamos dentro y si no naces allí, no puedes entender esa desconfianza irónica que nos caracteriza. ¡Pero somos muy buenas personas! Muy abiertas, cariñosas, abrimos las puertas de nuestra casa...

- Lo gallego triunfa: ahí tiene a Mariano Rajoy.

- No lo sé... Ja, ja. Pero lo cierto es que hay un gallego en la luna y en el programa tengo al periodista Fernando Onega, del que aprendo un montón. El otro día bromeábamos con que éramos los dos de Lugo, que ni la bomba de Hiroshima era tan peligrosa...

- ¿Ha tenido que decir muchas veces 'pasapalabra' en su vida?

- Decirlo no, pero pensarlo mil veces. Y no hace tanto. ¡Pero es mejor callarse y pasar página!

- Confesaba hace algunos años que era muy maniática y perfeccionista. ¿Se ha moderado?

- Sí, pero no ha sido por los años, sino por los hijos. Han hecho que el perfeccionismo esté en su justa medida y que haya desarrollado una gran paciencia. Lo de tener todo muy arreglado, la casa como a mi me gusta... Nada. Ya no soy tan maniática, pero sí muy exigente. ¡A veces caigo en el error de poner el mismo listón a los demás!

- De niña era muy empollona. ¿Era la sabelotodo de la clase?

- Sí, ja, ja. ¡Es que no puedo decir otra cosa! Me encantaría decir que era de la media, pero de niña me llamaban 'Enciclopedia Larousse', así que imagínate... Era muy exigente y me gustaba mucho estudiar. ¡Era mi mundo! Nadie me obligaba.

- ¿Cómo se pasa de ser una ratilla de biblioteca a modelo?

- A día de hoy me lo sigo planteando. ¡Yo creo que Freud debería volver y hacerme un psicoanálisis y lo reventaría! Ja, ja. De sacar notazas a verme en ese escenario. Fue el azar y mi madre. Cuando salí elegida Miss Nacional yo no me lo creía. ¡En esa etapa no dedicaba ni un minuto a mirarme al espejo! Yo que iba con el pelo corto como un chico... Ese mundo me apabulló. El cerebro me pedía estudiar ese año que me dediqué a la moda. ¡Era curioso! Y ya luego me metí en la carrera.

Quedar con los amigos

- ¿Se sentía como pez fuera del agua?

- Sí, ¡como un pulpo en el garaje! ¡Por eso compaginé mi carrera con la tele gallega! Me siento muy orgullosa de eso.

- ¿La televisión le ha obligado a cuidarse?

- ¡En la televisión eres una esclava de la imagen! Y la que diga lo contrario miente. Pero no solo el físico transmite, también el factor emocional, que es con lo que generas empatía. No tienes que ser Miss Universo, ni una mujer 10.

- Ahí están Pedro Piqueras o Carlos Sobera, presentadores de éxito sin ser los más agraciados. ¿Se pide más a las mujeres?

- ¡Cómo se entere Carlos Sobera te mata y a mí me hace picadillo! ¡Y Piqueras ni te cuento! Ja, ja. La comunicación es todo: la voz, la expresión corporal...

- ¿Qué hace para sentirse bien cuando tiene un rato libre?

- Leer, pasear, ir al cine... Y sobre todo, quedar con mis amigos, ¡es lo que más me gusta!

- ¿Quién es su mayor fan: su chico (Alberto Fabra, expresidente de la Comunidad Valenciana) o sus hijos?

- ¡Mi gato! (Risas) Mis hijos son independientes y ven mi trabajo como algo normal; mis amigos y mi familia son los que más me siguen y me critican. ¡Y mi representante es el más mordaz!