Rocío Verdejo arroja luz sobre las sombras
La artista expone en Fuengirola una antología que resume su intensa trayectoria en la fotografía escenificada
'Fotodramas' es el título de esta muestra que estará en la Casa de la Cultura de Fuengirola hasta el 11 de noviembre, y que ... condensa el trabajo de esta fotógrafa, que estudió en Málaga para trabajar en Madrid y volver a vivir aquí. Rocío Verdejo (Granada, 1982) compagina su labor artística con su trabajo como directora creativa de marcas importantes, precisamente porque siempre piensa a lo grande. Esta inclinación a la excelencia es lo primero que se percibe cuando alguien se acerca a esta exposición de 14 obras que pertenecen a tres series determinantes para su relevante carrera como artista. Hay un díptico de 'Alegoría de la memoria', de 2019, que es parte de su trabajo sobre el recuerdo y que alude a la amnesia que padeció durante años y que ha transformado buena parte de su adolescencia en una enorme laguna que llenar de contenido, también está la serie completa de 'Crashroom', de 2014, que tiene que ver con la violencia de género y varias piezas de 'Las matemáticas de Dios no son exactas', de 2011, un ambicioso trabajo sobre la vida y la muerte, y la relación de quienes habitan los dos mundos.
En sus obras, de diversos formatos, prevalecen las líneas diagonales, los puntos de fuga, la oscuridad y la luz que ella arroja a unos personajes que se nos aparecen como seres estáticos, como si estuvieran atrapados en la propia inmovilidad del momento de la fotografía, dotando a las imágenes de diferentes fuerzas que coquetean con el teatro, la 'performance', la moda o la publicidad. Hay espacios con mucha ornamentación, cargados de simbolismo y relacionados con lo onírico, entendido aquí como una forma deformada de la memoria, como si una cámara se posara en el mundo de los sueños. La familia, las relaciones de pareja, la identidad o la muerte son algunas de sus constantes, la realidad se muestra siempre dramatizada (de ahí 'Fotodramas'), y las fotografías suelen remitir a acontecimientos reales o al fruto de alguna investigación. Para el trabajo sobre el maltrato, por ejemplo, la artista pasó seis meses visitando un hogar de acogida, hablando con víctimas y con terapeutas, y comprobó que aquellas mujeres no se encontraban a sí mismas, estaban anuladas, se relacionaban con el mundo mediante muchas capas: a duras penas se reflejaban en el espejo.
Aquí se habla de las entrañas a partir de producciones que suponen un trabajo colectivo. Desde que Verdejo tiene la idea hasta que produce las imágenes, pueden pasar más de dos años. La fotógrafa cuenta con una decena de colaboradores, tejiendo una red artística y sentimental. El proceso creativo siempre se elabora antes que el trabajo en set en una dinámica que se ha ido haciendo cada vez más profesional. Este sistema de creación tiene poco que ver con la liquidez instantánea de las fotos hechas con un móvil: en su equipo hay iluminación, vestuario, peluquería, maquillaje o escenografía. En la serie sobre la memoria, la artista Lola Guerrera se encargó diseño de la puesta en escena. La directora de arte y vestuario Ana Díaz Guerra o el estilista Avelino Lazo son algunos de sus colaboradores habituales. Ese trabajo común y silencioso de producción, con tanta fuerza, potencia el poderío de unas imágenes que son capaces de remover el alma, atrapándote de una manera inevitable.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión