Los Goya afrontan en Málaga la mayor gala de su historia

A la espera de que se confirme o se desinfle este golpe de efecto de la 34 edición de los Goya, la entretenida rueda de prensa de ayer de los presentadores, Silvia Abril y Andreu Buenafuente, en la sede de la Academia dejó claro que la próxima no será una entrega de premios más. «Málaga en una ciudad muy cinéfila, pero nos mudamos a un lugar que no es muy cinéfilo, un pabellón de deportes con unas posibilidades inmensas, por lo que hemos querido que el espectáculo crezca a lo grande y sea potente», señaló Abril, a lo que Buenafuente añadió el protagonismo malagueño en el guión de la gala. «Mira, hasta el agua que estamos tomando es de Málaga», exclamó en uno de sus giros cómicos. Aunque en este caso era cierto.

El humorista y copresentador retomó entonces la línea argumental del desafío que supone organizar la ceremonia en la capital de la Costa del Sol. «Nos hemos inventado un teatro dentro del Carpena y facilito no es», manifestó el presentador de la gala que añadió que, la envergadura de este «reto», «sin la madurez de los Goya y la Academia, no se podría haber hecho hace quince años». De esta forma, Buenafuente destacó que el escenario será «gigante», lo que convierte esta edición en la más compleja y ambiciosa de todas las celebradas en su historia.

Los datos de la metamorfosis del palacio de deportes aportados por Mariano Barroso corroboraron las palabras del presentador. Así, desde el pasado miércoles, un total de 350 operarios trabajan a contrarreloj en tres turnos consecutivos que cubren las 24 horas del día para la construcción del escenario y la grada vip que convertirán la pista del pabellón en ese gran teatro del que habla Buenafuente. Además, como adelantó SUR el pasado diciembre, sobre la cancha también se está montando un graderío principal que acogerá a unas 530 personas, entre nominados, presentadores de premios y autoridades, mientras que el espacio escénico tiene una superficie de 580 metros cuadrados y la estructura que soporta un peso de 15 toneladas.

Cuando oyó las dimensiones del escenario, esta vez fue Silvia Abril la que tiró de ironía al afirmar que «estoy haciendo todas las mañanas ejercicio en la cinta de los kilómetros que vamos a recorrer en la gala». Ese humor de la casa será también el que presida la ceremonia. Frente a las reivindicaciones políticas que distinguieron los Goya tiempo atrás, Buenafuente & Abril dejaron claro que seguirán el patrón divertido de la pasada edición en Sevilla y que el objetivo es que el público disfrute de un «show de entretenimiento visual». «El espectador ya conoce nuestro tono y no vamos a ser especialmente sarcásticos con nadie porque es la fiesta del cine y no estamos aquí para darle demasiada caña a nadie, aunque el que quiera subir a reivindicar, puede hacerlo», expuso la presentadora.

Buenafuente reveló también que en la fiesta de la pasada edición, el presidente de la Academia, Mariano Barroso, ya les propuso repetir este año, por lo que llevan desde entonces trabajando junto al equipo de la productora El Terrat. Y añadió que, como presentadores, su objetivo es «no defraudar y no desenfocarnos».

Mientras los conductores tratarán de que todo el mundo se lo pase bien en el reparto de las 29 estatuillas de la noche, el guion tendrá un marcado acento malagueño. Entre otras cosas por el esperado Goya al mejor actor a Antonio Banderas por 'Dolor y gloria', que además sería el primero del intérprete después de cinco nominaciones. Y porque el malagueño se comprometió, antes de conocer las candidaturas, a actuar en la gala de los Goya con el resto de integrantes del musical 'A Chorus Line', con el que inauguró el pasado noviembre el Teatro del Soho Caixabank.

Junto al malagueño, la actuación estrella será la del pianista Jamie Cullum, que no tardó «ni una tarde en confirmar que venía a cantar a los Goya», contó Buenafuente, mientras que el resto de actuaciones llevarán el nombre y la firma de la esteponera Ana Mena y del rapero Rayden. Celia Flores y Amaia mostrarán su devoción por Pepa Flores en el homenaje programado al Goya de Honor de este año, cuya presencia en la gala del Martín Carpena fue la primera pregunta planteada por la prensa.

El presidente y cineasta, Mariano Barroso, no pudo aclarar si la admirada Marisol participará en la gala, pero quiso dejar claro el significado del premio en caso de que la actriz no acuda a recogerlo. «Hemos discutido mucho en la junta directiva y este reconocimiento se le da a su trayectoria y por lo que representa para todos nosotros más allá de que vaya», afirmó el responsable, que añadió que «quien recoja el galardón ya se verá». Una falta de confirmación a cinco días –por ayer– de la celebración de los Goya que indica que la actriz no ha dado el sí todavía. O eso, o es que la Academia ha montado una excelente campaña de promoción y suspense con la complicidad de su Goya de Honor.