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Lunes, 14 de enero 2019, 00:56
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Los nubarrones tapan el cielo azul que asoma al fondo. Viene tormenta. Y solo hace falta bajar la mirada para comprobar que la tempestad ya ha empezado. En forma de lluvia de balas que ensombrece el destino del general Torrijos y 19 de sus correligionarios. Cuatro de ellos ya aparecen asesinados en una esquina del cuadro, mientras el resto afronta la tragedia agarrándose de las manos a la espera de la venda en los ojos previa al tiro de gracia. La escena, cargada de dramatismo, lleva por título 'Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga' (1888) y es una de los obras más populares de la pintura española decimonónica. No sólo por su mensaje político de lucha contra el absolutismo de Fernando VII y de denuncia de la muerte de unos héroes sin juicio previo, sino también por su intensidad plástica que la convirtió en la obra más destacada del último período de la pintura de historia en la España del siglo XIX. Elementos que ha vuelto a reivindicar el Museo del Prado, que el próximo mes de marzo dedicará una exposición temporal a esta obra cumbre del pintor Antonio Gisbert.
'Una pintura para una nación. Los fusilamientos de Torrijos (1888)' es el título de esta muestra, que se incluye dentro de la programación que se desarrolla este año por el bicentenario del nacimiento de la principal pinacoteca española. Así, la exhibición tendrá como eje central la monumental obra de Gisbert –seis metros de largo por casi cuatro de altura– que se exhibirá junto a los dos bocetos preparatorios que el artista alicantino realizó de forma previa. Un dibujo a lápiz, que se ha restaurado para esta exposición, y un pequeño óleo sobre tabla de 41x71 cm.
El impacto de la obra cumbre de Antonio Gisbert tuvo un eco todavía mayor en Málaga. Por ello, coincidiendo en el primer centenario de la muerte de Torrijos y sus compañeros en las playas de la capital, el Ayuntamiento hizo gestiones para que la obra original se exhibiera en Málaga, la cual se instaló en la Casona del Parque, según relata Julián Sesmero en su 'Diccionario de Pintores Escultores y grabadores en Málaga siglo XX'. El carácter emblemático de la pieza hizo que el Consistorio buscara una forma de 'quedarse' con la obra y, por ello, uno de los pintores «pensionados» –denominación de la época de los hoy 'becados'– por el municipio para estudiar en Madrid, Ceferino Castro, realizó una copia del original que donó al Ayuntamiento en 1932. Aunque no llega a los seis metros de la obra de Gisbert, el clon realizado por el pintor malagueño también impone y llama la atención con sus más de dos metros de largo. Desde su ingreso en los fondos artísticos del Ayuntamiento, la obra permaneció en el despacho del alcalde hasta que en 1995 fue trasladado a la sede de Unicaja en la Avenida de Andalucía para unas jornadas sobre Torrijos y, al año siguiente, colgado en el Archivo Municipal. Actualmente ha vuelto a Alcaldía, donde el regidor Francisco de la Torre puede ver cada día esta excelente copia de un cuadro que hizo historia.
La comparación de las obras muestran además la evolución del proceso de creación de 'Fusilamiento de Torrijos', ya que en la versión a lápiz se observan dos personajes arrodillados que fueron eliminados en la obra final, así como una disposición de los ya fallecidos en posturas muy diferentes. El óleo ya incluye el cielo, las montañas y el pelotón de fusilamiento que aparecen al fondo de la pintura final, mientras los fallecidos aparecen apenas esbozados. Junto a la obra final y las preparatorias, el Prado tiene previsto exhibir estampas y documentos relativos a la pintura en esta exposición que se inaugurará el 23 de marzo en el edificio Villanueva de la pinacoteca madrileña.
Con esta muestra, el centro expositivo conmemora además los 150 años de su conversión desde Museo Real a Museo Nacional del Prado (1868) y lo hace además poniendo en el centro a Torrijos y su defensa de la libertad. De hecho, la obra fue un encargo del gobierno de Sagasta en 1888 como «emblema de la lucha de los liberales por la reinstauración de la Constitución en España por lo que tiene un sentido político muy fuerte», explica el director del Museo del Patrimonio Municipal de Málaga, Elías de Mateo, que recuerda que una copia del original se encuentra en el Ayuntamiento de Málaga.
El experto pone en contexto la obra de Gisbert, ya que el gobierno del malagueño Cánovas del Castillo hizo un encargo parecido sobre la Batalla de Bailén para retratar la lucha contra el invasor francés. «Ambas obras son la cara y la cruz del liberalismo del siglo XIX», señala De Mateo que sostiene que 'Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga' fue una obra fundamental y simbólica al representar «el nacimiento de la nación española».
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