Pop Up
Cruce de vías ·
La gran ventaja de crear mundos artificiales es que nos permite disfrutar de ellos y después guardarlos hasta la próxima ocasiónVioleta conoce la afición que desde siempre he sentido hacia la jardinería y hace algunos meses me regaló un libro desplegable en el que surgen ... centros de flores al pasar las páginas. Cada día de la semana lo abro por un sitio distinto según el color del estado de ánimo con el que me levanto. Cuando voy de vacaciones cierro el libro y no tengo que llamar a nadie para que venga a casa a regar las plantas. La gran ventaja de crear mundos artificiales es que nos permite disfrutar de ellos y después guardarlos hasta la próxima ocasión que necesitamos ver algo que nos alegre la vida. La hija de Violeta se llama Begonia y tiene una magnífica colección de libros 'Pop Up', ellas los llama así. Posee libros con castillos de papel que se abren en el aire; ballenas que navegan en medio de la página azul y pacífica del océano; ciudades modernas que se construyen en un abrir y cerrar de ojos. Paraísos terrenales que brotan misteriosamente y luego desaparecen para volver a nacer en el momento que nos apetece contemplarlos, igual que pasa con tantas cosas de la vida. Como sucede con algunos sentimientos, que florecen y pasado un periodo muy corto de tiempo se marchitan, lo que viven las violetas. Pero también hay plantas cuyas flores resurgen y brotan de nuevo tras un tiempo de silencio. El frío del invierno las sumerge en la más profunda soledad, hasta que llega la cálida primavera.
Yo también me he convertido en un aficionado al Pop Up. Cada día despliego un escenario de deseos que se van sucediendo uno tras otro hasta que llega la noche. Entonces apago la luz, cierro los ojos y continúan proyectándose imágenes en la oscuridad. Sin duda tengo mis preferencias. No es lo mismo desplegar un mar de corales que hacer que se extienda ante nosotros la zona financiera de cualquier gran ciudad con sus bancos y el Palacio de la Bolsa, como tampoco tiene nada que ver el universo infinito con una caja de caudales. Sin embargo hay quienes eligen los paisajes subterráneos de las cámaras acorazadas. Existen Pop Up para todos los gustos. Violeta confiesa que desde que descubrió la belleza y serenidad de los jardines japoneses pasa el día contemplando piedras centenarias sobre la arena blanca. No pisa los elementos naturales que crean el jardín, no deja su huella sobre la fina capa de arena, simplemente se asoma al paisaje que se despliega delante de sus ojos. Entonces la imaginación se encarga de transportarla a esos oasis de ensueño que a veces se ocultan en algún rincón lejano y desconocido de nuestro propio corazón.
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