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Ilustración: Sr. García

Pinchazos

Cruce de vías ·

Ester y yo estuvimos hablando de nosotros como si fuéramos máquinas

Sábado, 11 de mayo 2019, 02:25

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Ayer me encontré con Ester en una calle escondida por la que ni ella ni yo habíamos pasado nunca. Una doble casualidad si tenemos en ... cuenta que los dos habíamos dejado el coche en el mismo taller para reparar sendos pinchazos. Ester dijo, con una sonrisa irónica, que últimamente tenía la sensación de haber perdido un tornillo de la cabeza y resulta que, de pronto, apareció clavado en la rueda del coche. Yo desconocía el motivo del pinchazo. «Cualquier traspié, supongo», argumenté. No recordaba la última vez que me había pasado algo igual, ella sí. «Fue el día que me entregaron el coche, nada más salir del concesionario una rueda trasera hizo ¡puf! y comenzó a perder aire. Lo llevé de vuelta a su casa». A menudo suceden pequeños problemas imprevisibles que nos dejan descolocados. Un pinchazo es una tontería, las cometemos a diario. Nada ni nadie es perfecto, ni siquiera los automóviles alemanes.

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