Ojeando vibra con el largo mañana de Rufus T. Firefly
Bandas veteranas y talentos emergentes se dieron cita en la segunda gran noche de uno de los festivales más veteranos de la escena indieen la Costa
david lerma
Domingo, 3 de julio 2022, 00:43
Para la legión de seguidores de Rufus T. Firefly, una de las referencias del rock alternativo actual en el panorama nacional, la de anoche fue ... sin duda la gran oportunidad de escuchar en directo los temas que componen su más reciente trabajo, 'El largo mañana', tras las restricciones impuestas por la pandemia. La banda capitaneada por Víctor Cabezuelo desplegó su artillería sonora en la la segunda sesión de Ojeando, el veterano festival que ha celebrado su 13.ª tercera edición con una combinación en su cartel que aglutinaba bandas veteranas y talentos emergentes en su versión más ecléctica.
García Picasso, con su pelo escaso, su cuerpo fuera de la norma, su tecno de última hora, sus arrebatos, venció en el escenario de la Iglesia de la Encarnación. Absolutamente. Se ganó al público, más abundante este sábado, más proclive al enredo y la confusión en la segunda y última jornada de Ojeando. Picasso, que es granadino, anunciaba una noche dionisíaca en una Ojén arrebatada de golfería, buen rollo y talento. Preparó al personal para una noche inolvidable. En el tránsito de escribir estas líneas, Dani Llamas subía al escenario. Apenas una hora antes acababa Guadalupe Plata, un trío de blues que tocó en la Cueva, un delirio geológico y acústico donde la gente encontró la horma de su tristeza, en un tono que desmentiría lo que iba a pasar. Ya por la mañana, Mejillones Tigre, que muchos se perdieron, tundieron la pana.
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Ojén lo dio todo anoche. A las ocho se abrieron las puertas del escenario principal, dando paso a Naïf y Natalia Lacunza. El plato fuerte fue sin duda Rufus T. Firefly, tan demenciales como el estadista tronado de Sopa de Ganso. «Traigan un niño», decía Groucho para entender el asunto. En Ojén, los niños deambulan a la manera neorrealista, con sus peinados de campeón de Europa, sus mañas de pueblo bien avenido y las encías marcadas de ganchitos anaranjados. Hubo conformidad, ganas de olvidar por una noche, y fiesta, que continuará más allá de ayer o de hoy. Quién sabe.
Un pequeño culto en torno a las deidades pretendidamente horteras de Ladilla Rusa, con sus homenajes lúdico paródicos al cine, se congregaba en torno al cachondeo y la rumba, como rufianes de las películas de quinquis de Ignacio F. Iquino. Michael Knight, Macaulay Culkin y otros hitos desastrosos de la cultura pop serán cantados con frenesí esta noche. Pero no ha sucedido aún.
Noche suave
La gente lució guapa, franca. La noche fue suave y calurosa. Fans de Derby Motoreta se las prometieron felices en torno a las barras dispuestas por Ojén. Todos se pusieron estupendos. Tendrían su momento. De un pequeño pueblo de Andalucía, cercano a Marbella, pero incrustado como una postal en la montaña, sube el sonido. La noche cunde en amistad. Las palabras faltas, la cerveza fluye. Ojén apenas respira.
Ojeando está organizado por el Ayuntamiento de Ojén en colaboración con La Máquina de Escribir, el patrocinio de Cervezas Victoria y el soporte de Diputación de Málaga, Junta de Andalucía, Fundación SGAE, Mondosonoro y TickBox.
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