«Los Corizonas como grupo no estábamos muertos, estábamos de parranda»

–¿Qué les animó a unir las dos bandas?

–Estamos hablando de historia antigua, me da un poco de pena hablar de temas tan pretéritos con la de cosas que han pasado en los últimos tiempos. Corizonas surge de la unión de dos grupos consagrados en la escena, Coronas y Arizona Baby. En ningún momento al fusionarse ambas bandas desaparecieron por separado, pero fue un experimento interesante. No se ha dado en España nunca una fusión así y sigue siendo un hito en la historia del pop rock en este país porque no se ha igualado, llevamos 10 años de ventaja. No tengo abuela como puedes ver (risas).

–Con la pandemia quisieron despedirse a la 'francesa', pero ahora tienen una gira por delante.

–Al final la música es nuestro salvavidas, siempre lo ha sido para mantener cierto grado de cordura. Después de 'Nueva dimensión vital', que salió en 2016 y fue un disco bastante incomprendido por la crítica, pensamos que íbamos a parar. Nunca ha habido un plan, no queríamos batir ningún récord y volvimos entonces cada uno por su lado. Pero una vez recompuestos, nos lamimos las heridas e hicimos otro disco. También se fue Fernando Pardo, una parte esencial del grupo, y nuestro trompetista. Después de esa adversidad llegó la pandemia, pero esto ya fue una cuestión de cabezonería. Nos refugiamos en ese 'Corizonas III' y nos ha ayudado a mantenernos ilusionados y vivos.

–¿Siguen con esa ilusión de seguir después de este proyecto?

–Tenemos muchos temas en la recámara y después de captar la atención de la gente, que los Corizonas como grupo no estábamos muertos, estábamos de parranda, queremos salir de gira y que nuestro público venga a los conciertos para que esto no se diluya de nuevo. Queremos ir sacando ese material poco a poco, que es lo que se lleva ahora, como en lo sesenta. A nivel artístico hemos dado pasos importantes.

–Cuando se fue Pardo y su trompetista, ¿quisieron desmarcarse de lo que eran antes?

–No, porque la ausencia de trompetas cada vez era más notable por cómo eran las canciones. En este disco ya no las veíamos mucho. Lo de Fernando fue personal, no hubo desavenencias musicales, fue más una etapa vital, lo cual es muy respetable. Nos dio su bendición y seguimos adelante porque todos teníamos canciones y estímulos. Queríamos un disco que sonara a country, más rock americano, un código musical para traérnoslo al tiempo presente y al castellano. Tampoco somos las mismas personas, aunque sí estaba el objetivo de recuperar sonidos que la gente asocia a nosotros. Nuestro público necesitaba a los Corizonas más reconocibles, aunque no hacemos discos a la carta. La gente se piensa que te fumas un porro y te sale un tema, pero esto no es así, hemos hecho orfebrería china.

–'Nubes negras' es el último single que han sacado, ¿grabarlo a conjunto en el estudio fue a conciencia?

–Fue el primer single de adelanto en estudio, pero lo grabamos separados, cada uno en su casa. Parece que hay esa magia del directo tocando en el estudio a la vez, porque queríamos un trampantojo, que sonara a vivo y orgánico. Ahora que nos podemos juntar hemos ido a Infinity, donde grabamos el primer disco de Corizonas, y grabamos 'Nubes negras' de nuevo y nos ha servido de excusa para sacarlo en formato vídeo y en plano secuencia, como queríamos antes. Es muy orgánico, la sensación más parecida a un concierto y es la forma de grabación que mejor le sienta al rock. Es pura artesanía y compenetración.

–¿Han preparado algo especial para La Cochera Cabaret?

–Sí, vamos a soltar unas vaquillas entre el público para que la gente corra (risas). No, es broma, vamos a traer mucha energía, actitud positiva, ganas de celebrar y de rehumanizarnos después de estos años.