El Cigala, entre el baile y el lamento en su noche malagueña
La imponente figura y la voz del cantaor madrileño llenaron el Palacio de Ferias en una velada llena de momentos emotivos
FERNANDO MORGADO
Viernes, 9 de diciembre 2016, 00:28
Fue un concierto como la vida misma: un eterno lamento salpicado de momentos de fiesta. O al revés, según el optimismo de cada uno. Diego ... El Cigala alternó en su concierto de anoche en el Palacio de Ferias y Congresos las canciones de su último disco, 'Indestructible' -su particular aproximación al género de la salsa y la música caribeña-, con piezas de anteriores trabajos, en los que el desamor inunda las letras.
Podría pensarse que, tras el fallecimiento de su esposa en agosto del año pasado, el regreso de El Cigala estaría marcado por el dolor y envuelto en la tristeza -como ha ocurrido en cientos de ocasiones en la historia de la música, piensen si no en casos recientes como los de Amy Winehouse o Nick Cave, autores de obras nacidas tras la pérdida-, pero Diego Ramón Jiménez Salazar no necesita regodearse musicalmente en la pena habiendo firmado ya un disco como 'Lágrimas negras', esa biblia para el desconsolado. No hay nada más que decir que no esté ya en los versos de ese álbum que le aupó a lo más alto junto a Bebo Valdés en 2003. Poco queda que añadir cuando El Cigala entona en 'Veinte años', con esa voz nasal y rugosa que le caracteriza: «Con qué tristeza miramos / un amor que se nos va / Es un pedazo del alma / que se arranca sin piedad».
Poco antes, la imponente figura del cantaor madrileño pisó el escenario, y un juego de luces dibujó nítidamente su perfil de faraón para el público, que llenó los tres cuartos del aforo del Málaga Auditorium Club. Vestido con un traje azul, camisa blanca, zapatos negros y pañuelo rojo, arrancó sin miramientos, rodeado de sus nueve músicos, con el primer corte de 'Indestructuble', la rumba 'Moreno soy'. Desde entonces el espectáculo fue una montaña rusa en la que la sección de viento dominaba en los temas influidos por el son cubano y el piano hacía lo propio en las piezas más sosegadas.
En tercer lugar sonó la historia de delincuencia de 'Juanito Alimaña', que puso a bailar a los asistentes. Entonces llegaron las primeras y casi las únicas palabras que El Cigala dirigió al público. «¡Bendita sea esta tierra!», exclamó, y entonces el pianista anticipó el bolero 'Si te contara', del álbum 'Dos lágrimas'. Palmas al compás hasta que El Cigala comienza a cantar, y entonces el silencio se hace con la audiencia, sobrecogida por la interpretación, aunque en este caso no se pueda hablar de tal cosa, sino de una pena verdadera que el cantaor expresa como nadie.
Aplausos y versiones
Las canciones más esperadas fueron sin duda las de 'Lágrimas negras', y esto se pudo comprobar especialmente con 'Inolvidable', que levantó los aplausos -y los 'smartphones', aunque no demasiados- nada más entonar El Cigala sus primeras palabras: «En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse / imborrables momentos que siempre guarda el corazón». También fueron recibidas con entusiasmo 'Corazón loco' y la propia 'Lágrimas negras', que tan sentida suena al decir eso de «sufro la inmensa pena de tu extravío».
Tanta pena la compensó El Cigala presentando a la numerosa bandaque le rodeaba al ritmo de 'Hacha y machete', de Héctor Lavoe -de quien también sonó 'Periódico de ayer'- y pidiendo su tercer refresco de la noche. En los momentos finales de la velada se sucedieron los momentos emotivos: primero con el éxito de Nino Bravo 'Te quiero', en cuyas pausas se podía oir el aleteo de una mosca, y la canción que popularizó el brasileño Roberto Carlos 'Amigo'.
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