Jorge Drexler: «Era más viejo con 25 años que ahora con 50»
Ha pasado de decir que los músicos no bailan a invitar a ‘Bailar en la cueva’. El uruguayo presenta en Eventualmusic el disco más movido de su carrera
Regina Sotorrío
Sábado, 7 de marzo 2015, 01:13
Hace justo 20 años Joaquín Sabina le invitó a España. Y aquí se quedó. Desde entonces ha aportado «tres españoles al Estado» sus tres hijos ... y una amplia colección de canciones narradas con sensibilidad. Jorge Drexler regresa a Málaga este sábado más activo que nunca, con ganas de moverse y de hacer mover al público de la Sala Eventualmusic. El título de su último disco es ya toda una declaración de intenciones:Bailar en la cueva.
Este concierto será diferente. Se recomienda ropa cómoda.
Es en una sala con el público en pie. Es una variable que tenemos muy en cuenta a la hora de montar el repertorio y el formato de un concierto. Con la gente de pie el concierto empieza ya muy arriba y es muy festivo. Y a mí en este momento y para este disco, me gusta más.
¿Cómo ha pasado de decir «los músicos no bailamos» (en la canción Don de fluir) a invitar a Bailar en la cueva?
Es un aprendizaje personal. Y parto de la premisa de que si puedo aprenderlo yo, si puedo hacer ese trayecto de no bailar a bailar, mi público también me puede acompañar. Yo tengo mucha fe en su capacidad y en su inteligencia.Lo trato con respeto, no como si fuera un niño al que se le da siempre lo mismo que quiere. Intento ir cambiando las cosas y que me acompañe en este viaje, en pasar de las emociones y de las ideas al movimiento, que es una de las cosas que más feliz me hace hoy. Me gusta mucho bailar y no se me dio espontáneamente, tuve que ir aprendiéndolo con los años y perdiéndole miedo.
Dice que no quiere dar siempre lo mismo. Supongo que eso aburriría al público... y también al artista.
Sí, pero a veces es lo más fácil. Cuando uno descuida esa relación artista-público, es muy fácil que se automatice: Cuáles son las canciones que han sonado más y en qué formato me quieren escuchar. No pasa nada si se hace de vez en cuando, es muy lindo también hacer algo sin ningún esfuerzo, que sea lo más sencillo y lo más directo. Pero yo no puedo hacerlo todo el tiempo, porque me canso. Y yo creo que el público puede pedirlo una, dos o tres veces, pero también acaba cansándose. Y acaba agradeciendo ir a un concierto tuyo sin tener una idea del todo clara de hacia dónde va a ir.
Todo cambio implica un riesgo.
Pero esa es la parte más linda del trabajo. No hay nada más lindo como que enfrentarse a un desafío, pasar miedo, pensarlo y después sentir que el ser de uno ganó un espacio que antes no tenía.
Dijo en una ocasión: «Yo soy un hijo de la dictadura uruguaya y crecí en un ambiente en el que no se bailaba». ¿Este disco, además de un aprendizaje, supone en cierta forma una liberación?
Claro.El aprendizaje y la liberación a veces son sinónimos, uno aprende liberándose. Para mí en concreto, es una experiencia enormemente liberadora. No solo el movimiento en sí, sino también la danza como un desafío, como algo que has tenido que ganarte. Es una gran satisfacción.
Probar cosas nuevas
Fíjese que se supone que uno se relaja con la edad. No es su caso...
La verdad es que no. Yo creo que era más viejo con 25 años que ahora con 50. Era más conservador, tenía más miedos, estaba menos conectado con lo que realmente quería hacer y era completamente inconsciente de hasta dónde puede llegar una persona si realmente se lo propone. Estoy muy contento porque estoy probando a esta edad cosas que no había hecho nunca antes. Yo creo que también con 25 años uno se puede permitir ser más conservador porque tiene todo el tiempo por delante. Con 50 no porque ya está todo muy jugado, te das cuenta de que el cuerpo no es infinito y de que, si de verdad quieres hacer algo, tienes que hacerlo.
También con veintitantos años hay miedos que después quita la experiencia.
A veces sí y a veces no. Yo creo que uno tiene miedos diferentes. Ahora aparecen otras responsabilidades, uno ya no responde solo por sí mismo sino por otras personas también... Yo lo que te puedo decir es que necesito ese cambio, quiero seguir sintiéndome vivo en la música y eso significa sentir que estoy abriendo camino. Si yo creyera que determiné un territorio y que ya me quedo aquí para siempre, sentiría que estoy empezando a morir en vida.
Data data es la canción más crítica del disco. ¿La codicia a la que canta es el mayor mal de la sociedad?
La codicia es un mal deleznable, es tristísimo. Aparte es sumamente empobrecedor para la humanidad y para quien la practica. La codicia es un poso sin fondo, genera una enorme insatisfacción. Y ahora hay una época en la que la codicia es glamurosa. Hay que tener mucho de lo que sea, muchos seguidores en una red social, mucho dinero, ser muy conocido...
También es el origen de todos los escándalos que vemos cada día.
Es una especie de sentimiento sumamente infantil, de gente que entiende que va a ser feliz mediante algo. Es estúpido. Cualquier persona con dos dedos de frente se da cuenta de que la codicia no tiene fin, que no hay manera de satisfacer a esa bestia.
Escribió en su Twitter: «Hacienda está linchando a los autores españoles. Esto se tiene que saber».
A mí me parece que el ministro de Hacienda está haciendo un uso indebido de su cargo. Está encargado de defender la Hacienda pública pero también la privacidad de todo el mundo. No puede utilizar datos fiscales de una persona como un arma arrojadiza política. Eso es tan grave como utilizar el cargo para enriquecerse. Pagar impuestos es importantísimo, es un acto de evolución del ser humano, y eso debe ser tratado bien por todos:por los que pagamos y también por los que los recauda. No debe ser utilizado con esa vileza:si usted no hace lo que a mí me gusta, que sepa que le voy a poner una inspección fiscal a un sector o partido político determinado. La cultura está siendo claramente maltratada por el Gobierno.
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