El Museo Ruso se descuelga ya de Málaga: comienza el desmontaje de las obras

Este proceso supone el adiós a un gigante museístico que llegó a Málaga hace siete años, uno de los ‘efectos colaterales’ de la invasión de Rusia a Ucrania. El embargo impuesto al Gobierno de Putin por la UE impedía la renovación del contrato entre ambas partes a mediados de abril, cuando expiraba, porque implicaba abonar un canon a Rusia. La primera opción del Ayuntamiento era dejar las exposiciones actuales en «hibernación» hasta que se resolviera el conflicto, en una especie de prórroga indefinida. Porque, además, las circunstancias no garantizaban el transporte seguro de las obras. Pero no ha podido ser. Finalizado el acuerdo y solucionados los problemas logísticos, las colecciones se preparan para viajar de vuelta al Museo Estatal Ruso.

«Esperemos que cuando vuelva la paz se normalicen estas relaciones», deseó el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, dejando la puerta abierta a retomar la colaboración con la pinacoteca de San Petersburgo. En un mensaje en su perfil de Twitter, defendió que el museo «ha sido fundamental en la apuesta de Málaga por la cultura, marcando un nivel elevadísimo en la oferta de la ciudad».

Los restauradores y conservadores desmontan con sumo cuidado frente al público (previa reserva) las cientos de piezas que componían las cuatro muestras en exposición, una de ellas con el expresivo título de 'Guerra y paz en el arte ruso'. Esta junto con 'Las vanguardias en el arte ruso', 'Maiakovski, artista y poeta' y 'Dostoievski en su bicentenario' despiden una alianza que comenzó en 2015 y que, desde entonces, ha generado más de 40 exhibiciones con 750.000 visitas en total. Dejarán vacías las inmensas salas de Tabacalera, pero solo por unos días: a finales de mayo, Picasso ocupará el espacio con obras de su Casa Natal.