Mora en Marenostrum: ver a un embajador de la cultura urbana
El puertorriqueño demuestra su talento ante más de 18.000 personas y confirma que es uno de los artistas del momento en la órbita del reguetón
Una de las evoluciones más fascinantes en este maravilloso mundo llamado pop ha sido este desde hace algunos años: los artistas pueden tener un éxito ... rotundo, tanto comercial como artístico, y aun así permanecer en el anonimato para una gran parte de la población mundial. Se puede comprobar esto fácilmente en privado pidiéndole, por ejemplo, a un europeo occidental promedio mayor de 30 años que silbe una canción de Black Pink. O que nombre a un miembro de la banda BTS.
Ninguno de estos grupos ha sido menos notorio que los Beatles en los años 60. Simplemente están en una parte diferente del mundo que no es tan permeable culturalmente como sugieren las redes sociales. Mora entra dentro de esta categoría. Podría pasear por la calle Larios y solo los fans acérrimos lo pararían.
Concierto de Mora en Maresnostrum. Las 18.000 entradas del lleno duraron apenas unos minutos a la venta. Este Gabriel Armando Mora Quintero, así es el nombre real del artista, ya es una megestrella. Perdón por este superlativo pegajoso. Pero lo demostró no solo sobre el escenario este sábado. Está girando por todo el mundo y cuelga el cartel de 'sold out' allá por donde va.
Las más de dos horas que duró el espectáculo confirmaron lo siguiente: no es raro no conocer a Mora. Pero sí es una cierta pena para aquellos que son capaces de disfrutar de todos los palos que ofrece la música. Sobre todo considerando el buen en directo que atesora. El joven es, después de todo, una de las figuras artísticas más prometedoras de su generación. Es uno de los representantes más distintivos del llamado reguetón.
Porque es innegable que hubo cierta profundidad. Mora ofreció un viaje por diversos géneros y se podían identificar sonidos de reggae, hip-hop, merengue y EDM. El puertorriqueño también incorporó claros toques de trap rap, algo que ha tenido una fuerte influencia en la música pop reciente, así como el efecto autotune, tan popular en estos géneros.
Con un leve retraso de siete minutos y con parte del público aún buscando aparcamiento, Mora subió al escenario con 'Lo mismo de siempre', tema homónimo de su actual gira. Posee el joven puertorriqueño esa ingravidez que otorga el carisma cuando se tiene. Las gafas de sol y la gorra puesta del revés lo subrayaban en el apartado de lo estético. Siguió con 'Bandida', 'Aurora' y 'Jory'. Cuatro canciones bastaron para comprobar que las que quedaban por sonar se iban a corear y chillar como un vendaval.
Una estrella con su nombre o un premio para aquellos que se resistían a grabar. Porque esta fue otra tónica del concierto. La confirmación de que el móvil es un hito que para bien o para mal ha cambiado la manera de consumir un directo. Por momentos, la impresión era la de un caramelo envenenado. Porque lo que crees grabar como recuerdo te priva en realidad de vivir el momento en plenitud y no hay foto que mejore la que se queda incrustada en el cerebro ni un 'facetime' que mejore la buena compañía palpable de alguien al que se le quiere mucho.
Mora no es un alquimista de la música. Tampoco es un físico que ha reinventado el género. Quizá, sea algo que queda reservado a Bad Bunny. Pero sí tiene talento para colocar golpes efectistas. Sus canciones son bailables y retratan el día a día amoroso de muchos jóvenes.
Algunas, quizá, con un exceso de toxicidad que invitan a repetir un patrón que no es aconsejable. Por otra parte, ¿quién no ha sido tóxico en sus relaciones con 20 y pocos años? El tema de 'Droga' fue interpretado de manera genuina y con Mora cantando la parte de C. Tangana. Algo que no hizo luego con el resto de temas que contaban con colaboraciones y en las que se tiraba de 'playback'.
La interpelación al público fue más o menos constante. «¿Os queda batería?». «¿De uno al diez cuánto os está gustando el concierto?». «¿Hemos venido a pasarla bien?». Esto por citar algunos ejemplos de preguntas que trajeron respuestas más que obvias.
Más de 30 canciones después, el concierto finalizaba con 'Memorias' y 'Detrás de tu alma', con un público ya completamente animado. Mora promete seguir arrasando en los conciertos que le quedan por dar en España, todos ya con la etiqueta de 'sold out'.
Mientras tanto, sobre el recinto de Marenostrum, flotaba el recuerdo de un concierto estereotipado, vale, sí, pero con la sensación de que mereció la pena porque se acababa de ver a uno de los grandes del momento en esto de la música urbana. Para gustos los colores, claro. O por citar al protagonista: lo mismo de siempre.
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