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Mikel Izal da la alternativa al Dique de Levante como recinto de conciertos en el Brisa
La primera jornada reunió a 7.000 asistentes que inauguraron la quinta edición del festival hecho a medida, por primera vez, en el Puerto de Málaga
Los más valientes llegaron puntuales. Fueron entrando conforme abrían las puertas, a pesar de que el sol seguía haciendo de las suyas. El Dique de ... Levante estrenó anoche su nueva versión como recinto de conciertos a lo grande con la quinta edición del Brisa, la más ambiciosa hasta la fecha con tres escenarios repartidos entre la zona gastro y un espacio chill out. Los de la primera fila lo tenían claro. «La verdad es que nunca me hubiera imaginado poder vivir un festival al lado de la playa, la ubicación no podía haber sido mejor», reconocía Luisa Marín en primerísima fila para ver a su artista favorito, por el que se compró el abono para los tres días en cuanto supo que venía a Málaga. Lo confesaba mientras se abanicaba con el abanico azul que había recibido como obsequio nada más entrar al recinto para afrontar el calor del final de la tarde en el Puerto de Málaga. El público estrenó el césped instalado con la comodidad de quien camina por casa, entre camisas festivaleras y brilli brilli. Sin embargo, algunas que otras camisetas con un ojo en el centro evidenciaban lo que estaba a punto de pasar. Mikel Izal llegaría a las 22:15 horas al escenario Brisa Victoria para inaugurarlo por todo lo alto.
Antes de Mikel Izal, Maren puso los puntos sobre las íes de todos los que cantaban las canciones de la bilbaína al unísono de 'Margarette, todos lloran por ti', mientras las interacciones con el público permanecían intermitentes. La brisa del mar, valga la redundancia, llegaba al recinto mientras la cita con la artista continuaba al ritmo de 'La estación de Teruel'. «Qué pasada poder sentirnos 'aliens' en pleno puerto, ¿verdad?», comentaba Sonia Martín, entre risas, con su pareja Aitor Jiménez. «Hemos venido corriendo porque no podíamos perdernos la cita con Mikel Izal, lo vimos hace ocho años en el Palacio de Ferias y Congresos, y cuando nos enteramos que venía al Brisa sacamos la entrada corriendo, de hecho, hemos llegado a viajar a otras ciudades solo por verlo», confesaba la malagueña.
Los vasos reposaban en el colgante de la mayoría de los asistentes cuando el miedo llegó al recinto. Miedo en rojo. Las pulsaciones iban al ritmo de los grandes altavoces y así apareció entre luces rojas. Con muletas y un taburete blanco esperándole. Varias vidas pasadas se unían mientras la semilla crecía antes de ser raíz. 'Miedo' inundó el primer día del Brisa Festival con la llegada de Mikel Izal. De besos, confesiones e historias que se abrazaban entre el público mientras cantaban a todo pulmón el himno del pamplonés. Empezó sutil con su indie rock, que llenó el recinto hasta con algunos que otros pequeños subidos a los hombros de sus padres. «Se lo pongo en casa y le hacía ilusión venir a escucharlo en directo, fan desde pequeñito para apreciar la buena música, a mí también me hubiera gustado que lo hicieran conmigo», reconocía entre notas y luces–aún rojas–Rodrigo Estévez.
Un total de 7.000 personas, según confirmaron a este periódico desde la organización del festival, saltaban mientras veían a Bowie en el espacio y el peligro seguía acechando con 'La increíble historia del hombre que podía volar pero no sabía cómo'. «No es que me haya vuelto perezoso, es que hace tres semanas que me rompí el menisco de la pierna izquierda, he pasado unas semanas jodidas en un sitio que es el mismo en el que empieza esta historia que venimos a contar. Este viaje empieza en el miedo que para mí siempre está formado por futuros que nunca llegan a suceder, vamos a ver si esta noches somos capaces de decirle adiós al 'Pánico Práctico'», reconocía el de Pamplona en el Dique de Levante, que desde que se lesionó tuvo claro que nada le impediría inaugurar el nuevo recinto.
«Si tenéis algo dentro que se está pudriendo, que se os está haciendo bola, contadlo a un profesional o un familiar, gritadlo bien fuerte», pronunciaba Mikel Izal para hablar con música de todos esos intentos que salieron mal. 'Gritó' llegó para quedarse e impulsar las gargantas de los presentes en la primera noche del festival. «Todos aquellos que tengan el menisco bien, abajo, un poco de cuádriceps y atentos que se viene». Él lo avisó, pero escuchar 'Copacabana' en directo no es algo que se pueda vivir cualquier día. «¡Vaya himno!», exclamaban algunos del fondo de la pista, que se sabían la letra de «pé a pá», como ellos mismo explicaban a SUR mientras se preparaban para despedir la noche.
«Estoy de vacaciones y no me voy de viaje hasta el lunes porque saqué estas entradas y tenía claro que no me lo perdería por nada del mundo», comentaba uno de los integrantes del grupo mientras Mikel Izal presentaba a su banda y la persona más especial de la noche: 'La mujer de verde'. Así, entre himnos cantados y amores proclamados, el artista puso el broche de oro al cierre de la primera jornada de esta quinta edición, que no podría haber terminado de otra forma que al son de 'El paraíso', como muchos malagueños conocen la propia ciudad.
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