Los microrrelatos de SUR del domingo 23 de agosto de 2020
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Domingo, 23 de agosto 2020, 00:31
José Luis Raya Pérez
Fiesta eterna
Tras las revueltas producidas por el cierre del ocio nocturno para poder controlar definitivamente la Pandemia, el Sindicato de Nueva Juventud por la Libertad ha ... firmado un convenio con diferentes asociaciones nacionales e internacionales. El Tratado hace un llamamiento a todos los jóvenes de 17 a 39 años que no estén dispuestos a sacrificar sus noches de diversión y alcohol para que cuatro viejos carcamales puedan disfrutar sus últimos años de vida en paz y con tranquilidad.
Todos ellos serán recluidos en diferentes islas de los cinco continentes donde dispondrán de todo tipo de bebidas alcohólicas, tabaco y cocaína. Cada viernes, gigantescos aviones de mercancías dejarán caer en las islas los víveres necesarios para sobrevivir y, sobre todo, el maná etílico. Prestigiosos pinchadiscos se encargarán de que la estruendosa música no pare.
Estos representantes firmaron sin leer la letra pequeña: deberán permanecer allí veinte años. Veinte años de fiesta eterna.
José María Márquez
Despedida
Una luz tenue paso fugazmente, en la lejanía, casi imperceptible. Un gélido frío comenzó a invadir el ambiente, se fue, de hecho ya se había ido. Le pregunté, y con un gesto lento y pausado me dejó entrever que no.
A voces le di las gracias mientras que con paso firme se marchaba... no me escuchó.
Era un adiós para siempre.
Celia Ortiz
Origen
Me dijeron que en esta vida ya no nos encontraríamos, que el tiempo había provocado un agujero negro, donde jamás podríamos enamorarnos, atrapados por su gravedad. Yo lo hice por ti, amor. Renuncié a la vida, a todo lo que me quedaba por conocer.
Renuncié a todo y me morí, cuando no me había llegado el momento. Volví a nacer, y sin embargo, todo ocurrió de igual modo. Te casaste otra vez y no llegamos a conocernos. Llevamos la misma vida separados el uno del otro. Me contaron que eras feliz, que tenías hijos, y yo tuve que pasar por los mismos sentimientos de desesperación otra vez. ¿Por qué? -te pregunté cuando ya iba a morir y al fin te conocí.
Tú me respondiste con indiferencia: Porque nunca fui real, solo un sueño acorazado en tu alma, y morí esta vez sin querer encontrarte de nuevo.
Lola Gómez
La Brise
Villa La Brise' era el nombre de una finca en la frontera oeste de la patria de mi infancia. Ajenos al origen francés, en mi barrio lo pronunciábamos de corrido, incluyendo todas sus vocales en nuestra particular fonética, pareciéndome a mí que debía ser plural, por la tendencia a eliminar las eses finales. Así, en mi imaginario, creció la fantasiosa idea de que 'labrise' eran criaturas que correteaban por los jardines, alimañas misteriosas, que la arboleda derramada por las rejas se encargaba de custodiar.
Con los años descubrí la placa donde estaba grabado el nombre, y al verlo escrito pude entender su verdadero significado.
Los fantasmas del pasado van perdiendo la sábana que los recubre, y se desvelan como seres inocentes, que el miedo se encargó de engrandecer.
Por suerte, el tiempo, aunque devasta cuanto encuentra a su paso, también descubre que, donde imaginé monstruos, realmente sólo corría la brisa.
Candela Molina
Momentos mágicos
La luz de la lumbre cada vez iba más pequeña. Ella acercó sus manos para calentarlas y yo también acerqué las mías. Con la mayor inocencia las cogí y las frote delicadamente. La mirada cómplice de la atalaya nos regaló la más hermosa epifanía y justo en ese momento, la noche se hizo cuento y las estrellas abrazos fugaces, entonces el silencio llegó y nos musitó al oído que la luna se marchaba pero que siempre nos quedaría un mañana.
Victoria Inés Orosa
La creencia
Una cartera, una foto de la novia y un sonido mortífero en la palabra del soldado que les dio la noticia: el camarada Joaquín ha muerto en el frente.
Nadie encontró su cuerpo en la tierra yerma donde le dijeron que una bala atravesó su cabeza. Las mujeres de la casa empezaron a creer que estaba vivo y oculto en algún lugar. Conjugaron al universo para encontrarlo. Necesitaban una muestra, un aviso de que estaba a salvo. Querían fuego y en aquella España muda y gris de posguerra aguardaron la señal, un lugar, un objeto, siempre que el azar prendiera la llama significaría que Joaquín estaba vivo.
Y el fuego fue el único aliento para su familia.
Mayte Agredano
Buzón entreabierto
Hoy cruzo el umbral de mi puerta con la sensación de otra presencia. Meto la llave en la cerradura, me tiembla la garganta. Miro el buzón entreabierto, me empujo y entro. Estoy sola. Sigue habiendo instantes gigantes de plomo, días en los que pesan esas presencias que no se ven. Con miedo. Sin miedo. Con cuidado, sin caretas. Sin asombro, con ganas de una misma. En este bucle estirado de cones y sines, una mañana cualquiera, te sientes ligera. Algunos temores que se posaban en tu hombro, se marcharon. Los echaste de casa. Y entraste tú.
Pilar Z. Heras
La felicidad
Ahora me toca ser feliz, ya he escrito un libro, he tenido un hijo y planté un árbol. El libro no se vende y el hijo se fue a trabajar muy lejos; pero aún puedo regar mi árbol y dormir a su sombra.
Jorge Abel Giménez
Fin de la inocencia
Cuando empezaba a abandonar la niñez, comencé a entender la auténtica realidad a principios de la adolescencia, desmintiendo mendacidades de algunas falacias que no me revelaron hasta esta edad. Y la que más me pasmó, fue la de mamá, quien me dijo que en verdad, los humanos, no existen, y que solo son leyendas urbanas para asustar a los niños y se comporten bien.
José María Rubio
Un pasado
A veces pienso en ella. Hace veinte años que no sé nada. Encerrado en mi cuarto imagino cómo será su vida, si se habrá casado, si tendrá hijos. Todo es incertidumbre. Solo puedo inventar un pasado, que no sé si ha existido. Tan solo inventar es lo que me queda. Mi pasado sí lo conozco. El de ella no existe para mí.
María Jesús Campos
Delitos de amor
Junto al crepitar de la lumbre cantaba musitándome al oído palabras de amor. Aquella enorme atalaya era fiel testigo mudo de nuestro idilio. Encubría mañana y noche nuestro secreto. Estar junto a él era mi mayor epifanía, el tiempo pasaba rápido y yo, pobre inocente, pretendía abrazar las horas para que el tiempo no pasara, como si de un cuento se tratase. Y ahora estoy aquí, yendo hacia un futuro incierto, atada de pies y manos y con este gentío que no para de proclamar mi muerte.
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