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La malagueña Teresa Zamorano Martínez gana el II Premio de Ensayo Teológico Joven PPC

La malagueña Teresa Zamorano Martínez gana el II Premio de Ensayo Teológico Joven PPC

El galardón está dotado con 1500 euros y la publicación de la obra, que verá la luz en la primera mitad del año 2020

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Miércoles, 20 de noviembre 2019, 12:15

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La profesora malagueña Teresa Zamorano Martínez ha ganado el II Premio de Ensayo Teológico Joven PPC con la obra 'La necesidad de hacerse pobre en la vocación laical'.

El jurado del II Premio de Ensayo Teológico Joven PPC, compuesto por el doctor en Teología Bíblica Pedro Ignacio Fraile Yécora; el sacerdote y profesor de Comillas Fernando Rivas Rebaque, y el biblista y editor Pedro Barrado Fernández; y actuando como secretario Pedro Miguel García Fraile, director de PPC España, concedió el premio por unanimidad: «La obra ha sido seleccionada porque conecta con dos ejes transversales de la teología del papa Francisco: la atención a la vocación laical en la Iglesia y su fuerte llamada a vivir en una Iglesia pobre para los pobres, explicado de una forma clara y rigurosa».

Para el jurado, «la autora traza de una manera magistral la justificación bíblica y eclesiológica de estos núcleos temáticos en torno a la pobreza y laicado». También ha señalado que «el trabajo aterriza en una serie de aplicaciones prácticas para las comunidades eclesiales. Humildad, comunión de bienes, fraternidad, sencillez de vida y gratuidad son las concreciones de esa opción preferencial por los pobres, que volvió a subrayar la V Conferencia General del CELAM en Aparecida y que la autora pone de manifiesto».

El sello PPC convocó el concurso para descubrir aquellos valores emergentes del ámbito teológico que puedan ser más valiosos de cara al futuro. El premio consiste en 1.500 euros para el autor y la publicación de la obra, que verá la luz en la primera mitad del año 2020. Próximamente, se determinará lugar y fecha para el acto de entrega y reconocimiento a la ganadora.

Teresa Zamorano Martínez (Málaga, 1981) es licenciada en Traducción e Interpretación, especializada en Francés, por la Universidad de Málaga, y licenciada en Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso de Madrid.

Trabaja como profesora de Secundaria en el CEV San Manuel de las Hijas de la Caridad en Málaga. Desde 2002, pertenece a la Comunidad Asís, asociación privada de fieles en la Diócesis de Málaga.

Zamorano señala que se presentó al certamen convocado por PPC por «el convencimiento de que lo que hemos recibido gratis hemos de darlo gratis; y para llamar a los laicos a hacernos pobres en nuestra vocación, de ahí el título del ensayo». Para ella, ganar el premio significa, por un lado, «una acción de gracias, porque vivir la vida como manifiesta el ensayo no es perder la vida, sino ganarla; y, por otro lado, es un signo de la llamada de Dios a mostrar a todos la riqueza de vivir en una comunidad de hermanos pobres y esperanzados».

El ensayo ganador pretende exponer, justificadamente, cómo para los seguidores de Jesús es necesario hacerse pobre (en un sentido evangélico, no meramente sociológico) y cómo la fidelidad al Evangelio pasa por los pobres. Se estudian las fuentes bíblicas y eclesiológicas, se propone a san Francisco de Asís como modelo representativo de alguien que supo liberarse de sí mismo para darse y acoger a los demás, se analiza lo que dijo el Concilio Vaticano II sobre la realidad de los pobres y cómo se ha desarrollado esto en el posconcilio, y, para terminar, se exponen algunas propuestas prácticas de la pobreza aplicables a las comunidades laicales en nuestros días.

«Entiendo por ser pobre –dice Teresa al presentar su obra– una cualidad ya conseguida y en cierto modo estática. Y aunque es verdad que esta necesidad apela a la realidad ontológica del hombre, planteo esta cuestión más bien como un proceso de crecimiento personal, que consiste en un hacerse cada vez más pobre, a lo largo de la vida, hasta aprender a ser verdaderos hombres, verdaderas imágenes de Dios, a imitación de Cristo».

Se centra, además, en los laicos: «A diferencia de aquello que siempre ha tenido asumido la Iglesia de que el voto de pobreza es uno de los votos canónicos, reservado a la vida religiosa, todos los cristianos, incluidos los laicos, estamos llamados a vivir con radicalidad el Evangelio, y así, independientemente de la mediación que se elija».

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