El primer latinoamericano y el más joven: Kevin A. Legra gana el Premio Málaga de Novela

El autor (Guantánamo, 2000) se ha impuesto entre 457 originales por su «enfoque novedoso»: el dilema ético de conjugar revolución con religión. Lo logra con un «estilo fluido, sencillo y efectivo» que, según el fallo, convierte a esta crónica en un «apasionante viaje» en la que el lector descubrirá aspectos «no tan conocidos aunque trascendentales» de la historia cubana reciente. La novela abarca desde el triunfo de la revolución castrista hasta la visita del Papa a la isla y en sus páginas se conoce el «convulso» proceso del régimen cubano, añade el jurado presidido por la directora general de Cultura, Susana Martín, e integrado por Luis Alberto de Cuenca, Antonio Soler, Alfredo Taján, María del Pilar Fernández, Ana Cabello y María García.El reconocimiento a 'El precio de un ideal' –con una dotación de 18.000 euros y su publicación– supone descubrir aspectos de la Revolución cubana que no se habían tratado con anterioridad. «Es la primera novela que se conoce que trata sobre los campos de trabajo forzado», resalta Joan Tarrida, director de la editorial Galaxia Gutenberg, que convoca el premio junto al Ayuntamiento de Málaga. El editor también destaca que se va a intentar difundir la novela en Latinoamérica, durante la presentación del trabajo ganador en el MUPAM, a la que también asistió el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.

Kevin A. Legra Gámez comenzó esta novela hace ocho años, cuando tenía 16 y trabajaba como locutor y guionista del programa de radio juvenil 'Conquistando el Futuro' a la vez que cursaba bachillerato. El autor confiesa que Orestes Ribero le dio su testimonio para que hiciera unos retoques y, al final, se acabó convirtiendo en 'El precio de un ideal'. Luego, «se quedó en el tintero» durante sus años universitarios aunque retomó la historia gracias a la insistencia de su padre. «No sólo habla de religión, también de la homosexualidad, de no tener cargo útil en la sociedad, personas que no trabajaban o no estaban de acuerdo con el proceso revoluonario que se estaba gestando», señala.

El autor asegura que no sólo es un homenaje a Orestes Ribero, sino también a Cuba y a la parte del país que está oculta. «Hay muchos cubanos que se van y nunca quisieron abandonar su país, como yo», cuenta. Legra Gámez agradece a familiares y amigos este premio y, en especial, a un amigo que perdió cuando tenía 21 años porque «se lo llevó el mar». «Gabriel cuando nos encontremos en el cielo o en el más allá espero poder darnos el mismo abrazo que los protagonistas cuando acaba esta historia».