José Carlos Ruiz: «La actualización se ha convertido en la tiranía del siglo XXI»
El pensador presenta mañana en Málaga el ensayo 'Filosofía ante el desánimo', donde aboga por cultivar la reflexión crítica frente al pesimismo
Tiene la historia de la filosofía un puñadito de eslóganes selectos que han hecho fortuna popular. Entre ellos destaca uno de los más antiguos: 'Conócete ... a ti mismo'. Y así andamos, 2.500 años después, pensando que la llave de nuestro bienestar se esconde justo ahí, en aprender a conocernos por dentro. Pues bien, el filósofo José Carlos Ruiz no se anda por las ramas: «… En el siglo XXI, de todas las sentencias que ha ofrecido la historia de la filosofía, esa es la más cruel, la más rastrera, manipuladora y vil. Actualmente, la presión a la que una frase así nos somete es insoportable para cualquier persona«.
La reflexión de Ruiz llega en los primeros compases de 'Filosofía ante el desánimo' (Destino), el nuevo ensayo del pensador cordobés que mañana miércoles (19.00 horas) presentará en la Biblioteca Cánovas del Castillo de la Diputación Provincial. El autor de libros como 'El arte de pensar' (2018) y 'De Platón a Batman: manual para educar con sabiduría y valores' (2017) dialogará por la escritora y gestora cultural Cristina Consuegra dentro del ciclo 'Filosofía y pensamiento'. Un pensamiento que para Ruiz debe ser «crítico» en la batalla diaria frente a la «bulimia emocional» a la que parece arrastrarnos el ritmo cotidiano marcado por lo que él denomina «la ideología de la personalidad».
«Cada uno de nosotros, cual velocistas, nos sometemos a una cadena infinita de carreras de corta distancia tratando de construir ese arquetipo de identidad exitosa que se nutre de un exhibicionismo emocional«, escribe Ruiz en su nuevo ensayo.
Y, al otro lado del teléfono, abunda en ese viaje frenético hacia nunca parte que desemboca en el desánimo que analiza su libro. «La actualización se ha convertido en la tiranía del siglo XXI», abrocha Ruiz, que añade: «Cuando llegó el confinamiento duro ya tenía dos tercios del libro escritos, el confinamiento lo que hizo fue provocar que revisara lo que llevaba y añadir esa parte, pero no supuso un cambio radical ni en los enfoques ni en los contenidos«.
«Llevaba cuatro o cinco años en los que apreciaba que la autoayuda, que había tenido mucho auge en el pasado, parecía paralizada. Tenía la sensación de que había necesidad de comprender un poco mejor cómo funcionaban los resortes del sistema y esa necesidad, en mi opinión, tenía mucho que ver con el aumento de psicofármacos«, indaga.
«A mi alrededor –sigue–, la gente de mi generación había empezado a entrar en el desánimo desde varios factores, tanto laborales como personales o sentimentales. En las relaciones personales me estaba encontrando con muchísimas rupturas de pareja, incluso de segundos o terceros divorcios y en el plano laboral, lo mismo: compañeros que habían dejado el trabajo no porque fuesen expulsados de sus carreras, sino porque querían probar otra cosa, porque lo que tenían no les terminaba de llenar, después a lo mejor de 20 años haciendo ese trabajo«.
«El desánimo es algo que se va filtrando por los poros de la identidad de una manera tan sutil que al final se hace crónico si no identificas por dónde cala«, añade el pensador sobre las múltiples brechas abiertas en el interior de millones de personas en todo el mundo.
«Incluso en el ocio venía una exigencia enorme de productividad del tiempo libre. Mis amigos dejaban de salir a correr para competir, ya no disfrutaban tanto del ejercicio, sino que lo afrontaban con una autoexigencia máxima. O cuando íbamos a un restaurante, cuando podíamos salir, consultaban no sé cuántas guías, páginas con recomendaciones… Al final de todos esos procesos, las expectativas que has puesto son tan altas, que el desánimo se termina apoderando de ti«, prosigue el pensador y docente.
Del sueño al deseo
Y acto seguido Ruiz destila una de las claves de esa espiral perversa: «Se ha prostituido el concepto de sueño hasta rebajarlo a la categoría de deseo. Antes soñabas y sabías que era una especie de ideal de fondo, de aspiración utópica, pero siempre estaba ahí, en un proyecto lejano. Pero si ese sueño lejano te lo bajo al concepto de deseo y te activo ese deseo para tenerlo a la mano, vas a tener la sensación de que el sueño es factible, sin haber analizado ni tu contexto ni tus circunstancias. Cada vez más hemos abrazado la ensoñación como si fuese una posibilidad factible y eso puede ser muy dañino«.
Y así, en el teatro del mundo nos promete una función tan fascinante que acabamos volviendo cada día a por nuestra dosis de dopamina, nuestro chute de promesa de un futuro mejor «sin querer reconocer el diagnóstico que nos clasifica de ilusos sentimentales», como escribe Ruiz.
Ante esa deriva, el filósofo apuesta por retomar los lazos cercanos, los ritos privados en lugar de las ceremonias públicas, el contacto con el otro (con permiso de la pandemia) para dejar por un rato esas pantallas con las que sufrimos, en palabras de Ruiz, un potente 'Síndrome de Estocolmo'. Y poco a poco, gesto a gesto, tejer frente al desánimo una red de afectos reales donde, al cabo (re)conocernos.
El libro
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Título. 'Filosofía ante el desánimo'.
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Autor. José Carlos Ruiz.
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Editorial. Destino.
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Nº páginas. 320 páginas.
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Precio. 19,90 en formato papel y 10,99 en libro electrónico.
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La cita en Málaga. Este miércoles, 17 de marzo, a partir de las 19.00 horas en la Biblioteca Cánovas del Castillo, situada en el Centro Cultural María Victoria Atencia (C/ Ollerías, 34), Ruiz participará en el ciclo 'Filosofía y pensamiento', en diálogo con la escritora y gestora cultural Cristina Consuegra.
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