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Idea Vilariño, poeta en carne viva

Poesía al SUR ·

Abierta en canal en cada poema, llevó su honestidad hasta el dolor propio y ajeno. Amó a muchos hombres pero sólo escribió de uno: Onetti. Él la acusó de crear una relación «para la historia de la literatura». Ella nunca cedió: «Éramos dos monstruos»

Viernes, 29 de marzo 2019, 00:22

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Cuentan que a su entierro, hace ahora una década, no acudieron más de diez personas. Idea Vilariño murió sola. Fue el precio de una libertad ... insobornable, pero también de un carácter rugoso y una honestidad que llevó hasta el límite, hasta el dolor propio. Se descarnaba en cada poema. Por eso no le hicieron falta artificios, paisajes, imágenes que adornaran la intención de su escritura. Renunció pronto a las distorsiones, también al pudor. Nada de retórica: en sus libros sólo caben la herida abierta, la poesía despojada. Parecía taciturna, lo era, pero siempre mantuvo «unas ganas / unas vulgares ganas / de seguir». Padeció problemas respiratorios y de piel, una fragilidad física que contrastaba con una personalidad poderosa, capaz de desafiar el machismo del Uruguay de mitad del siglo pasado, haciéndose hueco como una de las voces imprescindibles de la Generación del 45. Amó a muchos hombres pero únicamente escribió de uno: Juan Carlos Onetti. Se quisieron hasta la extenuación, hasta colisionar como trenes a alta velocidad: «Éramos dos monstruos».

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