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Miguel Hernández: el duelo que no cesa

Poesía al SUR ·

Su compromiso político le pasó una factura mortal, pero el autor de una de las elegías más desgarradoras de la literatura española se rebeló hasta el último aliento contra la pobreza de pan y cebolla de su familia y el desprecio de quienes lo consideraban un poeta menor por carecer de estudios y venir del campo

Viernes, 14 de diciembre 2018, 00:21

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Sabía que le costaría la vida, pero Miguel Hernández rechazó afiliarse a Falange cuando tres amigos acudieron hasta la cárcel para sugerirle que sería oportuno ... mostrar arrepentimiento, tener algún gesto que facilitase la carta de libertad que la maquinaria franquista estaba dispuesta a otorgar si el poeta cambiaba de bando. Los echó del locutorio antes de terminar de escuchar la propuesta, ofendido en lo más íntimo: su sentido de la justicia. Por entonces ya conocía las penurias que atravesaba su familia y tal vez vaticinaba su propio final en prisión, pero Miguel, nacido en el municipio alicantino de Orihuela en 1910, hombre de campo, mantuvo hasta la muerte un compromiso inquebrantable con su forma de entender el mundo.

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