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Finkielkraut posa en su casa de París.
«No estamos volviendo a los años 30»

«No estamos volviendo a los años 30»

Alain Finkielkraut retoma el «choque de civilizaciones» y avisa de la alianza de la extrema izquierda y el islamismo

Álvaro Soto

Viernes, 27 de enero 2017, 00:04

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La crisis económica, el auge de los populismos, de derechas y de izquierdas, la desafección hacia los partidos tradicionales... Muchos pensadores ven paralelismos entre el panorama actual y el mundo de entreguerras. No está en este grupo, sin embargo, el filósofo Alain Finkielkraut (París, 1949), uno de los intelectuales franceses de referencia. «No estamos volviendo a los años 30», zanja el filósofo, autor de una obra imprescindible, 'La derrota del pensamiento' (1987). Finkielkraut visitó Madrid para presentar su nuevo libro, 'Lo único exacto' (Alianza Editorial), una recopilación de sus artículos periodísticos publicados desde 2013 hasta hoy.

Rechaza el autor las analogías entre el presente y los años previos a la Segunda Guerra Mundial y pide que se enfrente la realidad «de cara». «Pensamos en la vuelta del fascismo y en que la islamofobia ha tomado el relevo del antisemitismo, pero para decir que hoy son los musulmanes quienes llevan una estrella amarilla hay que valorar en muy poco la situación actual de los judíos de Francia», opina Finkielkraut.

El análisis del antisemitismo sigue siendo uno de los pilares del pensamiento de Finkielkraut, que recuerda que en su infancia, el odio a los judíos era completamente «residual» en Francia. Pero en los últimos años, constata el filósofo, se está produciendo un resurgimiento del antisemitismo a través de otro fenómeno, que pasa desapercibido y que, a su juicio, es el más peligroso: el «islamoizquierdismo». «La extrema izquierda y el islamismo se han aliado. Según los adalides de esta unión, la izquierda debe apoyar a los oprimidos y los oprimidos en un país como Francia son supuestamente los musulmanes. Con la legitimacion que ofrece el conflicto palestinoisraelí, el antisemitismo queda justificado. Se puede insultar a los judíos en los medios de comunicación, se les puede demonizar en las universidades».

El filósofo, siguiendo a Samuel Huntington, sí cree que se está produciendo desde 2001 un «choque de civilizaciones», aunque para analizarlo no sirva de nada echar la vista atrás y tratar de encontrar similitudes en el pasado. «Para reflexionar sobre este choque, la historia, la memoria, no resulta útil, porque la memoria que prevalece en Francia y Europa es, antes que nada, la memoria de los crímenes cometidos, tanto el Holocausto como el colonialismo. Esta memoria es muy activa, pero no solo olvida 'lo bueno', de los poetas, sino que también olvida la historia de los demás», asegura.

En esta línea sitúa Finkielkraut la aparición del «islamismo político» y recuerda las palabras del influyente líder musulmán Yusuf al-Qaradawi, que vaticinaba que tras las derrotas en Poitiers (732) y Viena (1633), el islam intentará conquistar Europa una tercera vez, «pero no con la yihad, sino con la conversión».

Finkielkraut conoce de primera mano la dureza del debate de hoy en día y avisa de la degradación de la vida intelectual. «Yo he vivido una época, las dos últimas décadas del siglo XX, que han sido relativamente felices en cuanto al debate público. Era un debate vivo y nunca violento», recuerda el filósofo. Las causas de esta primavera del debate se encontraban en la «reacción antitotalitaria» de los intelectuales al caerse, con el Muro de Berlín, la «máscara» del comunismo. «La conversación entre la izquierda y la derecha era posible otra vez», asegura. Pero desde el año 2000, igual que en los años 30 y en los 50 y 60, «se ha acabado el debate».

«Ha surgido de nuevo la división del mundo entre opresores y oprimidos, han vuelto a aparecer las listas negras», señala el filósofo. «El debate intelectual se radicaliza y uno es acusado de racista si reflexiona sobre el choque de culturas. Conservador, reaccionario, racista son los términos que conforman el nuevo marco de la vida intelectual. Las asociaciones llamadas antirracistas persiguen en los tribunales a quienes consideran indecentes. El debate se desgarra, y lo siento mucho», certifica el autor de 'El judío imaginario'.

Finkielkraut no cree que Marine Le Pen llegue al poder en Francia en las elecciones del próximo mes de mayo, pero avisa de que existe una «inseguridad cultural entre la población que alimenta al Frente Nacional y que el resto de los partidos tiende a subestimar».

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