Joan Fontcuberta reta al visitante a descubrir la verdad del 'Soyuz 2' en el Museo Ruso
El artista y Premio Nacional de Fotografía reflexiona sobre la manipulación y las 'fake news' a partir de la historia de un cosmonauta soviético supuestamente desaparecido en plena carrera espacial
Cuando en los años 90 inició este proyecto, Joan Fontcuberta no podía ni sospechar lo actual que resultaría tres décadas después. La exploración espacial vuelve ... a ser noticia con las misiones que preparan el regreso del hombre a la Luna y la meta de la conquista de Marte en el horizonte. Y esto ocurre en un tiempo en el que la «posverdad conforma el pan nuestro de cada día», en el que la manipulación está a golpe de clic y la propaganda continúa marcando el rumbo de las guerras. 'Sputnik. La odisea del Soyuz 2' invita a reflexionar sobre esta realidad en el Museo Ruso con una exposición que reta al visitante a descubrir la verdad tras el relato que muestra. Porque no todo es lo que parece. O sí lo es.
Las salas de Tabacalera recuperan parte de su ADN con un proyecto íntimamente ligado a la historia rusa. Seis meses después de que la colección del Museo de San Petersburgo se descolgara de las paredes como efecto colateral de la invasión de Putin a Ucrania, esta propuesta del artista, docente y ensayista (Premio Nacional de Fotografía y Nacional de Ensayo) supone el reencuentro con un arte que remite a Rusia de manera independiente al Gobierno de Moscú. «Desde la perspectiva occidental, desde la libertad y a veces desde el exilio», expresó el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, como anticipo de las próximas exposiciones que llenarán el espacio. «Porque la cultura y la libertad son nuestro compromiso y este espacio está muy por encima de cualquier contexto», añadió la concejala de Cultura, Noelia Losada.
A través de casi 300 piezas, entre fotografías, trajes y objetos variopintos, 'Sputnik' reconstruye la vida de Iván Istochnikov, un cosmonauta soviético supuestamente desaparecido en una fallida misión de Soyuz 2 en 1968. Un dramático suceso que las autoridades soviéticas, al parecer, intentaron tapar a toda costa. Antes de recorrer la exposición, con fondos prestados por la Fundación la Caixa, Fontcuberta advierte: «Parece una película de ciencia ficción, pero las obras van dando lugar a toda una narrativa que cuenta hasta qué punto los hechos pueden ser manipulados en aras de unas razones de estado, cómo se tergiversa la historia y cómo la imagen sirve para nutrir esa persuasión». Este proyecto, mantiene, no solo aborda un episodio concreto «con sus enigmas sin resolver», sino que prepara al espectador «para fenómenos actuales como el de la desinformación, la posverdad y las 'fake news'». Quién miente y sobre qué, lo deja a juicio del espectador.
Según el relato que defiende Fontcuberta, la nave se lanzó al espacio el 25 de octubre de 1968 con el coronel Iván Istochnikov y la perra Kloka a bordo. Por motivos que se desconocen, el acoplamiento en órbita con la nave gemela Soyuz 3 falló y se perdió para siempre la conexión con el astronauta. Tras el fracaso de la Soyuz 1, las autoridades soviéticas no quisieron reconocer una nueva pérdida y defendieron que la nave estaba manejada por control remoto y sin ocupantes. Para dar crédito a esta versión, las fotos de Istochnikov fueron manipuladas, los compañeros, chantajeados y la familia fue confinada en Siberia. A efectos oficiales, el cosmonauta Istochnikov no habría existido nunca y la historia se reescribía según los dictados de unas oscuras «razones de Estado».
El clima de libertad y transparencia de la perestroika, continúa Fontcuberta, sacó a la luz documentos desconocidos de la cosmonáutica rusa «envuelta siempre en una aureola de oscurantismo». Como las imágenes que abren esta exposición: dos instantáneas originales de militares rusos que se contraponen a la versión retocada en la que Istochnikov ha sido borrado del plano. En las siguientes fotografías, se descubre la vida pública de Istochnikov visitando a niños huérfanos o recibiendo homenajes, incluso contrayendo matrimonio. Y objetos que supuestamente pertenecieron a Istochnikov comparten sala con trajes espaciales e imágenes del cosmos que pudo captar su nave.
'Sputnik' exige de un espectador atento a los detalles, a las fotos y a los comentarios que las acompañan. Hay que verlo y leerlo todo. «No pretendo engañar sino hacer didáctica de lo fácil que nos engañan y que el espectador por su cuenta sea capaz de descubrir esas trampas», expresa. Es algo recurrente en su trabajo, fiel a un discurso que cuestiona la veracidad de la fotografía. Insiste en que una imagen no es una «transcripción literal de la realidad», menos aún desde que las herramientas tecnológicas permiten hacer «fotomontajes sin fisuras y convincentes».
Fontcuberta descubrió Photoshop a principios de los 90, prácticamente cuando se creó el programa, y las posibilidades que ofrecía cambió radicalmente su perspectiva de lo visual. «Que el viejo orden político desapareciera en el momento en el que nace el nuevo orden visual tiene una correlación que interesó explorar», declara. 'Sputnik. La odisea del Soyuz 2', abierta al público hasta el 23 de abril, es uno de los resultados de esa búsqueda.
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