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Cristina Pinto
Jueves, 14 de septiembre 2023, 00:01
Faltaban diez minutos para que arrancara el acto y en los alrededores del Palacio de la Aduana ya comenzaba a llegar invitados. Entre ellas, la ... poeta malagueña María Victoria Atencia, que creó gran expectación entre los presentes, que no eran pocos. Muchos fueron los que no quisieron perderse lo que estaba por llegar en la tarde de ayer miércoles: la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo rindió homenaje al escultor antequerano Jesús Martínez Labrador, artífice de la reconocida escultura de Cánovas del Castillo y de muchas cosas más. Todas ellas repasadas en un discurso detallado del académico Fernando de la Rosa Ceballos.
Pero, sin duda, lo mejor de este homenaje de la Real Academia a Martínez Labrador fue lo que resaltaron sus hijas, Clara y Sara: «Es justo, preciso, amoroso y a tiempo porque nuestro padre aún se despierta todos los días con entusiasmo por la cantidad de cosas que quiere hacer. Ojalá todos los homenajes fuesen así porque se agradece de corazón que él pueda disfrutarlo con lucidez. Ver aquí a tanta gente significa que le quieren mucho», destacaron emocionadas y cogidas de la mano. Las palabras de ellas, lo más emotivo de este acto, provocaron el aplauso y los ojos brillosos entre los asistentes: «Gracias porque nos has regalado la sensibilidad con la que nos hiciste aprender y crecer».
Sus hijas también mencionaron el sentido del humor del escultor, que él mismo demostró cuando dedicó unas palabras de agradecimiento conmocionado por el momento. «Casi ni me acordaba de muchas cosas y, si tengo que decir la verdad, me da un poco de vértigo porque ahora mismo no me explico cómo este con este cuerpecito me ha dado tiempo a mí a hacer tanta faena... Que si me subía al andamio, que si rompía esa piedra...», detalló con su humor característico. «También me ha entrado sentimiento de perplejidad porque ya es rara la semana o el mes que 'fulanito' ya no está... Parece que cuando alguien se pierde no queda nada, pero sí que queda un combustible que sigue ardiendo por siempre», recordó el escultor a sus amigos fallecidos.
Y dejó pinceladas sobre su carrera como artista: «Qué suerte he tenido de nacer en una familia modesta que nos hizo trabajar para ganarnos la vida de manera honesta... Me fui a Madrid pero me alegré de volver a Málaga porque aquí se me ha permitido hacer las cosas con pocos medios pero con toda la libertad del mundo», confesó Martínez Labrador.
Después del reconocimiento con palabras en este homenaje, llegó el momento de la entrega de la Estrella de Luz de San Telmo y un diploma conmemorativo del acto de la mano del presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, José Manuel Cabra de Luna: «Esto es por una vida sacrificada y entregada al arte a un artista auténtico y profundo», dedicó el presidente con cariño en este homenaje -a tiempo- a Jesús Martínez Labrador.
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