Hay parejas dispuestas a soportar los inconvenientes de la vida en el centro de la ciudad y establecen allí su hogar. Sin ir más lejos, ... en el dibujo que ilustra estas líneas puede entreverse a una familia que se afana en traer su prole a este mundo. Sin embargo, no se trata de humanos, sino de un par de gaviotas argénteas que nidifican sobre los viejos tejados de calle san Juan. En apariencia, las responsabilidades están repartidas con ejemplar equidad; ambos especímenes se turnan en la vigilancia del nido y en las salidas a una previsible búsqueda de alimento, sin poder discernirse cuál de los dos pertenece a cada sexo. Tampoco tenemos referencias sobre la convivencia con otras especies que pudieran habitar en las plantas inferiores del edificio, aunque probablemente ésta no sea modélica.
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