El doctor Trigo, el genio que inventó el TriNaranjus y la Orangina
Gastrohistorias ·
Este farmacéutico valenciano revolucionó el mercado de los refrescos creando dos bebidas cítricas: una sin gas y otra con burbujasAna Vega Pérez de Arlucea
Viernes, 1 de agosto 2025, 00:24
Agustín Trigo Mezquita (1863-1952) no fue doctor en Medicina sino en Farmacia, pero como buen empresario y mejor publicista pronto intuyó que a los ... consumidores les daba un poco igual que el título fuera uno u otro... siempre y cuando hubiese un doctorado de por medio. No había voluntad manifiesta de engaño, pero tampoco necesidad de especificar si el señor Trigo había estudiado tal o cual: lo importante es que él era un señor doctor, y que los productos recomendados (aún mejor, elaborados) por un facultativo se consideraban más fiables y seguros que los que no contaban con defensores togados. Sobre todo cuando, como ocurría en los años 20 y 30 del siglo XX, cualquier artículo o alimento presumía de aportar múltiples beneficios a la salud.
La semana pasada hablamos aquí de los orígenes seudoterapéuticos de los refrescos carbónicos y de cómo algunos de los más famosos nacieron en una rebotica. Ahí tenemos todavía los litines o gaseosillas para repostería, unos sobrecitos de ácido cítrico y bicarbonato sódico que sirven para gasificar bebidas o masas y que se llaman así por su parecido con los antiguos polvos 'Lithinés' del Dr. Gustin, con los que se podía preparar agua carbonatada rica en sales de litio. Farmacéuticos apasionados de la efervescencia fueron los padres de la Coca-Cola y de Pepsi, John Pemberton y Caleb Bradham, y también varios de los pioneros del burbujeo español.
De los tragos gasificados se decía hace 120 años que aligeraban la digestión, calmaban el ánimo, favorecían el sueño, combatían la resaca y además, en caso de ser servidos fríos, refrescaban el organismo y apagaban la sed. Poco más se le podía pedir a una bebida. ¿Asepsia, quizás? No había problema, ya que se expendían en recipientes herméticos (sifones) o adecuadamente sellados para soportar la presión de los gases. ¿Modernidad? Eran un invento de rabiosa novedad, prueba de que la industrialización y el ingenio humano podían superar a la naturaleza y al agua carbonatada de manantial. ¿Sabor? Se podía conseguir cualquiera mezclando el jarabe adecuado con agua de Seltz (la gasificada con dióxido de carbono) o soda (ligeramente salada por llevar bicarbonato de sodio).
Materia prima insuperable
Nuestro protagonista supo unir todas esas cualidades que se percibían en los refrescos con una magistral gestión empresarial y una materia prima insuperable: la naranja valenciana. O más bien los cítricos, ya que tanto TriNaranjus como Orangina, los dos productos más famosos de don Agustín Trigo, se vendían también de limón y su antecesora Naranjina llegó a tener una tercera versión a base de mandarinas.
Las tres marcas fueron desarrolladas a partir del mismo zumo concentrado de cítricos y pese a que acabaron teniendo tanto diferente presentación -en extracto, refresco sin gas y refresco gasificado- como público -España e Hispanoamérica vs. Francia y la esfera francófona- todas nacieron en los 'Laboratorios Químico-Farmacéuticos del Dr. Trigo', fundados en Valencia en 1896.
Ya en 1892, con el título de doctor recién estrenado en Madrid, Agustín patentó un «procedimiento de disolución y destilación al vacío para la obtención de las esencias de flores y fruta» que iría poco a poco perfeccionando hasta conseguir apresar la esencia de las naranjas valencianas en un elixir concentradísimo que, según su inventor, mantenía todas las cualidades del zumo natural. Ese «producto industrial alimenticio consistente en jugos naturales de naranja o de limón, con sus pulpas naturales y acompañados de sus esencias» lo patentó en 1925, mismo año en que registró el uso de sus marcas Naranjina y Naranjus.
El «Tri» del célebre TriNaranjus (desde 1986, TriNa) lo añadiría en 1931 y lo remataría en esa misma época al comercializar este refresco sin gas en una botella de cristal con la forma de tres naranjas unidas. Aunque muchas veces se ha dicho que el elemento triple del nombre procedía de que una botella equivalía al jugo de tres naranjas o que en su elaboración se usaban tres variedades distintas (Valencia, Salustiana y Cadenera), lo cierto es que «Tri» era un guiño al apellido de su creador.
Un brebaje casi mágico
En realidad el golpe maestro del doctor Trigo consistió en un brebaje casi mágico, un jarabe obtenido de zumo natural concentrado en frío que tenía tanta potencia que con unas pocas gotas mezcladas en agua se conseguía una agradable naranjada. Esta ambrosía cítrica fue finalmente registrada por Trigo como Naranjina y usada como base para conseguir, mediante la adición de agua con o sin gas, la Orangina o el TriNaranjus. A todo esto, Trigo había pasado brevemente por el cargo de alcalde de Valencia (de abril a octubre de 1931) y delegado gran parte del negocio en su hijo, Agustín Trigo Miralles.
Probablemente fue el Dr. Trigo júnior quien en 1932 registró la burbujeante marca Orangina, que acabaría popularizándose en Francia (hoy solo la supera en ventas Coca-Cola) por la asociación de los Trigo con un empresario franco-argelino. Orangina desapareció del mercado español en los 60, pero su hermano sin efervescencia, el TriNa, sigue refrescándonos a sus 93 años. El doctor Trigo fue sin duda un buen doctor.
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