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Demetrio Solero era un niño malagueño de once años en el Centro Español de Perpiñán, en el sur de Francia, cuando dibujó a otros nueve compañeros sentados frente a mesas bien anchas; el resto, la mayoría, aparecen arremolinados frente a la pantalla de proyección. Un instante feliz en medio de la barbarie, una excusa para dejar de pensar en el horror y evadirse, aunque sea un par de horas. «Un dibujo es la interpretación que hace un niño de lo que los adultos han hecho con él», espeta José Antonio Gallardo Cruz, profesor jubilado del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Málaga (UMA), que ha dedicado más de una década y media a recopilar y estudiar dibujos infantiles hechos durante la guerra civil española.
El primer fruto de ese trabajo fue 'El dibujo infantil de la evacuación durante la Guerra Civil española (1936-1939)', publicado en 2012, y para su segundo libro, el profesor Gallardo Cruz ha puesto el foco en momentos de asueto de esos niños en medio de la contienda. Así nace 'La infancia en la Guerra Civil española (1936-1939), cines y teatros dibujados por niños', que este miércoles (19.00 horas, entrada libre hasta completar el aforo) se presenta en el Rectorado de la UMA.
«El primer libro giró en torno a un hecho bélico, como las evacuaciones, aquí quería centrarme en esos pocos momentos felices que los niños tuvieron durante la guerra civil española, como eran las películas y las obras de teatro«, ofrece el docente sobre la investigación que comenzó hace más de una década y cuyos orígenes recupera el propio investigador. »Hace 15 o 16 años descubrí en una reseña de prensa la existencia de un libro que reunía los dibujos hechos por niños en los campos de concentración alemanes. Me pregunté si existían esos dibujos de niños españoles que reflejasen la guerra civil española y me puse a trabajar en esa dirección«, ofrece Gallardo Cruz.
Así llevó su labor a la Universidad de California, Columbia, la Biblioteca Nacional... hasta recopilar más de 4.000 dibujos infantiles. «Me llevé una sorpresa, porque estuve buscando dibujos hechos bajo el paraguas del bando republicano y bajo el paraguas del bando franquista, pero sólo encontré dibujos realizados del bando republicano», ofrece el autor.
«Este segundo libro sumerge al lector en una cadena de situaciones estresantes que tuvieron que afrontar los niños a lo largo de la contienda. Sus evacuaciones con dirección a las colonias republicanas, asentadas en la zona mediterránea, y a otras extranjeras, supuso una separación familiar que fue traumática para todos los miembros familiares. En estos lugares, alejados del estruendo bélico, los niños estudiaban, cantaban, jugaban y dibujaban«, explica el especialista, que reivindica la colaboración del dibujante Txema Prada y del director del Museo del Cine de Madrid, Carlos Jiménez, en el libro que ahora vez la luz.
Un trabajo que se detiene en las pequeñas historias que encierran esas composiciones infantiles. «Con escasez de materiales escolares, los niños arrancaban las hojas de sus precarios cuadernos y dibujaban escenas libres o inducidas por las maestras, pues los maestros estaban en el frente de combate», sigue Gallardo Cruz antes de acotar: «En esta publicación se analizan 44 dibujos cuyas escenas están protagonizadas por cines y teatros. Los dibujos infantiles están considerados como datos autobiográficos. Cuando los niños dibujan escenas bélicas, ellos se transforman en reporteros de guerra y cuando reflejan motivos de la vida cotidiana, en reporteros de paz«.
Así, los pequeños ilustran las ráfagas de alegría en el Madrid bombardeado vividas en los cines Gran Metropolitano, San Carlos, Montecarlo, Ventas, Doré y Gran Vía o las funciones compartidas en el Teatro Calderón y el Teatro de la Zarzuela. «Interesantes y conmovedoras son las dos actuaciones andaluzas dibujadas por Julián Rodríguez Montaño, de 13 años, y por Francisca González Ruiz, de 12 años«, detalla el autor de la investigación.
«Julián, alojado en una colonia instalada en Bayona (Francia), pretendió comunicar que esta función se programó con fines recaudatorios en el Cine Saint Esprit con la intención de ayudar al sostenimiento de la colonia. Todos los asistentes admiran con gran esmero el escenario en el que una niña, que viste un traje de gitana rojo y azul, canta un 'quejío' y baila una melodía flamenca animada por un guitarrista«, brinda el especialista.
«En cambio –prosigue Gallardo Cruz–, desconocemos el lugar donde se llevó a cabo la actuación dibujada por Francisca. Esta niña muestra el baile flamenco de una niña tocando las castañuelas. Aparece ante el público con una gran peineta y con un traje de gitana rojo adornado con dobladillos. Tanto espacio y volumen quiso dar Francisca a su dibujo que solo pudo incluir la primera fila, lugar preferido de todos los niños y niñas«.
«La mayoría de las actuaciones teatrales se llevaron a cabo en las colonias republicanas –añade el profesor de la UMA. En estos lugares llenos de paz y tranquilidad los niños se convirtieron en actores y en otras ocasiones en espectadores«. Una felicidad, si quiera fugaz, para los niños de la guerra.
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