Fallece a los 92 años el pianista y compositor malagueño Manuel Carra
La crítica alaba «la rectitud de sus interpretaciones y el vigor y el rigor filológico con el que defendió los textos y a los autores» el catedrático y académico
SUR
Martes, 30 de enero 2024, 01:00
El compositor malagueño Manuel Carra falleció el pasado viernes a los 92 años, según confirmaron desde el centro educativo que lleva su nombre en la ... capital. «Hemos recibido la triste noticia del fallecimiento de D. Manuel Carra. Pianista, compositor, catedrático y académico malagueño. La Comunidad Educativa del Conservatorio, al que da su nombre, muestra sus condolencias. Descanse en Paz», publicaron en las redes sociales desde dicho conservatorio.
El catedrático de piano del Real Conservatorio de Madrid y académico, nacido en Málaga el 2 de abril de 1931, cursó sus primeros estudios musicales en el Conservatorio Superior de Málaga de la mano de María Luisa Soriano y Julia Torres. En 1947 se trasladó a Madrid con una beca de la Diputación de Málaga, donde concluiría su carrera de piano en la cátedra del maestro José Cubiles, para complementar su formación posteriormente en París con Lazare Levy en piano y con Olivier Messiaen en análisis. Posteriormente, ampliaría sus estudios en Alemania e Italia.
El profesor, productor y músico Miguel Bustamante Guerrero, discípulo de Manuel Carra en el Conservatorio madrileño y asesor musical de Radio Clásica de RNE, relataba también su amistad con el maestro malagueño en sus redes sociales: «Son muchos los recuerdos e infinitos los agradecimientos hacia su persona. Estudié con él desde el año 1968 hasta 1974 y mantuve con él desde entonces una relación muy afectuosa. Entre mis amistades de este lugar hay unas cuantas personas que también pasaron por su aula del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid».
Por su parte, Alberto González Lapuente escribía en ABC: «La 'Fantasía baetica' de Falla fue una piedra de toque y a ella dedicó incluso algún análisis particularmente incisivo. Aunque sus programas se movieran sin problema por el gran romanticismo y alcanzaran a la música actual. Se elogiaba la rectitud de sus interpretaciones, el vigor y el rigor filológico con el que defendió los textos y a los autores, y la capacidad para entresacar un sonido particularmente minucioso y elegante. Todavía estudiante en Madrid, sorprende ya su distinción impresionista, sin duda reafirmada durante su estancia en París junto a Lazare Lévy».
En palabras de González Lapuente, es también en sus primeros años cuando se manifiesta una inaudita amplitud de miras. «Manuel Carra estrena en España a Hindemith, algún Bártok (compositor de referencia en su memoria musical), obras de la escuela vienesa de Schoenberg... a jóvenes españoles y coetáneos que sueñan con una música internacional al margen del conservadurismo español. Surge entonces el grupo Nueva Música, cuyo desarrollo es anecdótico pero cuya existencia es reveladora. A la cabeza está Enrique Franco asumiendo el principio de espiritualidad derivado del último Falla, y en lo práctico un grupo de veinteañeros como Ramón Barce, Luis de Pablo y Cristóbal Halfter, que comienzan a desmembrar el discurso oficial. Manuel Carra está entre ellos. El piano le quitó durante años el tiempo que habría necesitado para componer. Y aún así quedan algunas obras», sentencia.
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