Borrar
Alejandro Sanz. A. Ferreras

Alejandro Sanz: «Ahora sé qué hacer para que el éxito no me devore»

Entre el zen y el flamenco estrena 'No tengo nada', anticipo de su nuevo disco y una gira mundial con solo cuatro citas en estadios españoles

MIGUEL LORENCI

MADRID.

Lunes, 3 de diciembre 2018, 01:23

Alejandro Sanz (Madrid, 1968) provoca angelicales y vivificantes abrazos en el vídeo de 'No tengo nada'. Es el anticipo de su nuevo disco y de una gira mundial, y 14 millones de adeptos se arremolinaron ayer en YouTube para gozar de su estreno mundial. De inspiración zen y con aroma flamenco, nace del anhelo de «tener los pies en la Tierra y el corazón en la Luna». En junio próximo llenará estadios en Sevilla, Barcelona, Madrid y Elche. Luego llevará por el mundo un disco titulado '#ElDisco', grabado en Miami, como el vídeo, «y quizá el último que haga en formato físico».

-¿Un abrazo salva una vida?

-No sé si puede parar un tanque, pero le puede partir el corazón al que lo conduce.

-Cantar 'No tengo nada' con tanto éxito, ¿es paradójico y zen?

-Es importante no abandonar nunca el mundo zen, más en estos tiempos tan convulsos en los que necesitamos volver a las raíces. Aludo a ese momento en el que crees que lo tienes todo, que es cuando menos tienes y descubres que solo tienes es el tiempo que te queda. El que puedas compartir con la gente que quieres. Las emociones, que son mucho más que las cosas materiales.

-¿Qué querría tener y no tiene?

-A mis padres. A la gente que quiero y no está. A Paco de Lucía...

-¿Se nos pone también flamenco?

-Alguien de la discográfica me dijo que no dijera que me gustaba el flamenco. Que no se llevaba y quedaba mal. Mi respuesta fue hacer 'Corazón partío'. Una canción así no había sonado jamás en las radios en esa época. Se demostró que el flamenco, que viaja y viajará conmigo, es una de las músicas más poderosas del mundo. Está en la raíz de todo lo que hago. En el disco, muy ecléctico, hay además música italiana y son cubano, que están en mi ADN. Mi madre decía que si un potaje se hace con buenos ingredientes es imposible que salga malo.

-¿Hay que advertir que el éxito, como el tabaco, mata a quien lo ansía?

-Desde luego. Y poner la cara de esos actores de Hollywood que se operan mucho. El éxito se crea sobre una dicotomía terrible: te abres en canal, pero debes protegerte, porque lo que te devuelve es destructivo. Ahora tengo las herramientas para que el éxito no me devore. He aprendido a patinar y ser feliz cantando. En su día me tiré seis meses encerrado en la casa de Sanlúcar sin ver a nadie.

-Veintitrés Grammys y 25 millones de discos vendidos ¿pesan o dan alas?

-Si los pones en una estantería, está bien. Si te los pones de collar, vas dado. Muchos se lo cuelgan y le ahorcan. Dicen lo que hiciste, pero lo importante es lo que harás.

Hacienda Pública

-Parece reconciliado consigo mismo, ¿ya no es su peor enemigo?

-Yo conmigo, mí y yo, estamos en una etapa buena.

-¿Sueña con recuperar el anonimato?

-Ya no. Fantasías las mínimas.

-La reventa ¿es un cáncer curable?

-El maquillaje parece bueno, pero el enfermo todavía tose. Las compañías de tiques dicen que renuncian al mercado secundario, que es como lo llaman los cabrones. Pero aún hay empresas de reventa que tienen mucho que ver con las de venta legal y lo ocultan. Nuestras entradas serán nominales, con controles aleatorios en las puertas de los conciertos. No podemos hacer más. A la policía le toca ser policía. Cada cual tiene su responsabilidad y nosotros luchamos con nuestras armas. Es un robo y un agravio para el público y para nosotros. También para la Hacienda Pública, que es algo que me preocupa muchísimo.

-El disco se llama '#ElDisco'. La gira '#LaGira'. No se ha roto la cabeza.

-Al contrario. Matisse o Picasso necesitaron una vida para llegar a la síntesis pura. Para llegar a '#ElDisco' tuve que poner un montón de títulos horribles a mis discos anteriores.

-¿De qué se ha despojado?

-De prejuicios y de modas. De las voces que me dictan lo que tengo que hacer, y de alguna que otra pastilla para dormir.

-A punto de cumplir 50 años, ¿de qué se arrepiente?

-Dejémoslo estar. Los cincuenta son una edad reveladora y liberadora. Ya sé quién soy. No voy a mentir nunca más y no voy a prometer nada que no pueda cumplir. Ya sabes que el tiempo vale mucho más de lo que creías.

-¿Las redes sociales las carga el diablo?

-A nosotros nos carga el diablo. Si abrazáramos tanto a nuestros seres queridos como a nuestro móvil, el mundo sería otro. Estamos enganchadísmos. Sobre todo con Twitter, la red más peligrosa y salvaje, he sido un conejillo de indias desde el principio. Si Gandhi viviera y dijera 'Paz para todo el mundo' en su perfil, le vapulearían.

-¿Qué le hace hervir la sangre?

-Me incendia que todo el mundo esté tan irritado. Que la discrepancia se convierta en enemistad. Que estemos todos cabreados y parezca llevar la razón el más exaltado.

-¿Dónde y cómo se ve dentro de 15 años?

-Cultivando melones en algún rincón de Andalucía y en paz conmigo mismo.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Alejandro Sanz: «Ahora sé qué hacer para que el éxito no me devore»

Alejandro Sanz: «Ahora sé qué hacer para que el éxito no me devore»