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Representación de ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios, el musical’. Ñito Salas
Estudiantes al borde de la matrícula de honor

Estudiantes al borde de la matrícula de honor

Alumnos de la ESAD estrenan con éxito ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios, el musical’ que inaugura el apartado de formación de la Factoría Echegaray

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Miércoles, 14 de marzo 2018, 00:35

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Apenas quedaba algún asiento disponible anoche en el teatro Echegaray, donde el público descolgó la llamada y el patio de butacas se quedó abarrotado para un estreno por partida doble. Por un lado, esta es la primera obra que produce el brazo dedicado a la formación de la Factoría Echegaray, una incubadora de proyectos que los teatros municipales han puesto en marcha con visión y ganas de activar el tejido escénico de la capital malagueña –de ahí que hubiera varios políticos en primera fila–. Por otro, los ánimos se vistieron de largo para acoger el estreno absoluto de la adaptación de la película de Pedro Almodóvar en clave musical, con la dirección escénica de Celia Dolci y Nacho Doña como responsable musical. El resultado es más que notable y no traiciona al original. Es una obra fabricada con ilusión y que contiene varios chispazos de solvencia en un espectáculo que funciona mejor cuanto más coral se vuelve.

La implicación de los alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático es total y todo aquí supera las expectativas de una obra a la que podría sobrarle el término ‘amateur’. No hay que volverse laxo a la hora de valorar un espectáculo que ha contado con el apoyo del mismo Antonio Banderas, quien en un gesto de nobleza donó a la ESAD la cuantía del Premio Nacional de Cinematografía que obtuvo en 2017: treinta mil euros que visto lo visto van a ser muy bien exprimidos por esta generadora de hornadas de nuevos talentos.

El espectáculofunciona mejorcuanto más coralse vuelve

Y es que casi todo funciona en esta adaptación. La construcción de la trama está perfectamente ordenada, algo que no es fácil de conseguir con hasta 14 actores sobre el escenario y con un guión que es un auténtico follón. Es evidente que el conocimiento previo del argumento ayuda a que el texto permanezca comprensible pero, incluso para el público que misteriosamente aún no haya tenido tiempo de ver esta obra maestra de la comedia, lo que ocurre sobre el escenario está siempre bien hilvanado. La escenografía, llena de versatilidad, funciona también a la perfección y los cambios de escena están resueltos con dinamismo. También ayuda a caldear el ambiente la presencia de una banda en directo, y de este estreno resplandeciente sólo podemos situar la excepción en algunos deslices técnicos, de iluminación pero sobre todo de sonido, que seguramente serán pulidos para las siguientes funciones.

Las voces y la música

El elenco actoral también cumple con lo prometido. El protagonismo de esta historia recae por supuesto en las mujeres y ellas son las que brillan con más fuerza, en particular con las voces de Shelia Paz (que hace de Pepa o de Carmen Maura) y Sarah Benavente (Candela o María Barranco) con un número especialmente descacharrante, dicho sea esto sin desmerecer a un nutrido cuadro actoral que no podría citarse aquí, aunque tengamos la obligación de quedarnos con algunos nombres como el de Dave Zulueta (Carlos o Antonio Banderas) o el mítico taxista, aquí Mario Rizo, que hace las veces de maestro de ceremonias y nexo con el público.

En el terreno musical, algunas gargantas suenan mejor que otras y hay canciones que son malas hasta decir basta, pero las coreografías son muy entretenidas y la interpretación evita casi siempre la tentación de convertirse en una mera imitación del original. Casi ni se nota que estamos viendo a veinteañeros haciendo de personajes hechos y derechos. Hay por supuesto espacio para los grandes éxitos de la película: el doblaje, los taxis, los anuncios, las cosas volando por las ventanas, el gazpacho, la ‘testiga de Jehová’, el dame ese papel y el terrorista chiíta están presentes en una adaptación que el público agradeció con aplausos que iban más allá del compromiso. Así que echen un vistazo a las funciones de esta obra (quedan más de diez, en algunas invitan a vermú y en otras hay descuento) y vayan al teatro. No sólo pasarán un buen rato. También estarán alimentando el futuro.

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