Ecuador
Hay distintas maneras de viajar, incluso sin moverse de la habitación
Nos conocemos desde que señalábamos con lápices de colores el contorno de los mapas y descubríamos las ciudades en el mapa mudo. Ecuador era el ... centro de atención porque cuando había exámenes resolvía los problemas al resto de la clase sin que los profesores se dieran cuenta; también era el compañero amistoso y pacífico que restablecía la concordia cada vez que surgían peleas. El apodo le hacía justicia. Desde entonces los dos hemos dado muchas vueltas. Ecuador siempre por el medio de la esfera terrestre; yo para un lado y para otro, arriba y abajo, buscando mi lugar en el mundo. A pesar de los vaivenes, seguimos manteniendo la amistad. Vive en la otra punta del mapa, pero nos llamamos a menudo por teléfono. Los viajes, el cine y las novelas son para ambos una válvula de oxígeno. Hay distintas maneras de viajar, incluso sin moverse de la habitación. El otro día dijo que para el escritor y cineasta Jean Cocteau la felicidad era ver tres películas diarias y leer un libro a la semana. «¡Buf!, no me da tiempo para tanto», contesté resignado.
Cuando le comuniqué que tenía previsto visitar Ecuador a finales de noviembre, le alegró la noticia. Lo primero que pensó fue que yo iba a ir a su casa a pasar unos días e inmediatamente le aclaré el error. Le prometí que acudiría a verlo a la vuelta del viaje. «¿Vas a viajar a Quito para visitar el punto 0º del meridiano?», preguntó. Le confirmé la noticia y se quedó un rato en silencio, como si él ya estuviera allí desde hacía muchos años. Ecuador versus Ecuador. «La palabra Ecuador significa igualador y eso también guarda relación contigo», dije. Luego le conté que una semana después de mi cumpleaños tenía previsto coger el avión para celebrar el aniversario en medio de todo el mundo. «¡Una fiesta sorpresa!», exclamó asombrado y con ganas de participar, pero lo conozco de sobras y es incapaz de moverse del sitio.
Ahora estoy con los preparativos, aunque apenas llevaré equipaje. Cuando hablo de preparativos me refiero al hecho de planificar el itinerario. El regalo también consiste en cumplir el viejo sueño de volar a las Islas Galápagos en mitad del océano Pacífico. Al mencionar los lugares, vuelvo al mapa mudo y misterioso de la infancia que a lo largo de la vida he ido descubriendo hasta colmarlo de nombres. Me siento rejuvenecer paseando la mirada por la raya invisible que separa los dos hemisferios. Ecuador siempre marcando las distancias de los polos opuestos sin crear enfrentamientos, al contrario. El niño pacífico e invisible que solucionaba los problemas de clase sin que nadie lo notara. Nunca olvidaré aquella tarde que el profesor de Geografía preguntó dónde estaba el centro del mundo y Ecuador no lo dudó un instante: «Justo debajo de mis pies».
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