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Los ponentes Catherine Guillou, Diego Cenzano, Carmen Olivié y Guillermo Pérez, con Gerfried Stocker en la pantalla.

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Los ponentes Catherine Guillou, Diego Cenzano, Carmen Olivié y Guillermo Pérez, con Gerfried Stocker en la pantalla. Ñito Salas
CM Málaga

El desafío de conectar con el público: solo la digitalización no basta

El Centre Pompidou de París, el Ars Electronica Center de Linz, el Guggenheim de Bilbao y Eulen Art invitan a «repensar» la manera de aplicar la tecnología para que cumpla su objetivo

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Lunes, 21 de junio 2021, 13:16

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La transformación digital de los museos es una evidencia. Por pura supervivencia, por la necesidad de llegar al público en pandemia con las «fortalezas» del arte cerradas y, ahora que el virus da una tregua, por la importancia de conectar de otra forma con el usuario. Ahora bien, la mera digitalización no basta y así lo dejaron claro responsables del Centre Pompidou de París, el Ars Electronica Center de Linz, el Guggenheim Bilbao y Eulen Art en la segunda cita de CM Málaga Cities & Museums que se celebra en el Palacio de Ferias. Hay que «repensar» la manera de aplicar la tecnología, de combinarla con lo presencial y de aprenderla para que cumpla con su objetivo de atrapar al visitante.

«No creo en esa canibalización de lo digital sobre lo presencial en los museos. Esa relación cercana con la obra original no va a poder compararse, ofrece una emoción exclusiva», defiende Catherine Guillou, directora de públicos del Centre Pompidou París. El cambio, en su opinión, está en ser más «más performativos, más participativos, educativos, sociales y comprometidos». Y todo eso lo pondrán en práctica en breve, cuando el museo cierre sus puertas a finales de 2023 para acometer unas profundas obras de mejora.

Según sus estudios, el público mayoritario del Pompidou es mujer con alto nivel de formación. En ese sentido, son la «antítesis» de la conexión con la sociedad. «No hemos conseguido invertir esa tendencia a pesar de los grandes esfuerzos en nuestro equipo para lograr establecer herramientas de auténtica democracia cultural». Ese será el gran desafío durante los años de cierre obligado por reformas, estableciendo colaboraciones con museos y comunidades, «más concretamente en las zonas rurales». No se trata de reproducir, «imitar», al Pompidou sino de «pensar de forma diferente, nutrirnos, alimentarnos, seguir creciendo para nuestra reapertura y poder aportar todas estas experiencias para crear nuevo modelo».

Catherine Guillou resumió esa filosofía en una foto: un cuadro de Picasso de los fondos del Pompidou expuesto en un supermercado de una pequeña ciudad a las afueras de París. «¿Y no es esta la interacción fluida que queremos con el público y la sociedad?», se preguntó para concluir.

En esa línea se pronunció Gerfried Stocker, director de Ars Electronica Center, que animó a sacar las exposiciones de arte a los centros comerciales para acercarlas al público con ayuda de la tecnología. Hay que llegar a todos los lugares, «también a los inusuales», expresó. Para Stocker, responsable de un museo donde todo gira en torno a la cultura digital, el gran aprendizaje que deja la pandemia no es que haya que introducir a toda costa la digitalización en el museo, la verdadera transformación está en la creación «de una nueva relación entre consumidores de contenidos y proveedores de contenido». «La digitalización no cambia el mundo, no le tengan miedo, cambia la forma en la que nos hemos relacionado y nos relacionaremos con este mundo», sentenció.

Stocker destacó las virtudes que ofrece la cultura digital en un entorno preparado, donde los cuadros y esculturas se pueden ampliar al máximo para estudiar en detalle su elaboración y donde la contemplación del arte se produce en un «espacio social», en grupo y no de usuario a producto. Las salas del Ars Electronica Center han sido usadas, incluso, por instituciones médicas para analizar al milímetro una operación.

El museo, insistió, «no es un almacén donde se guarda cultura». Hay que abrirlo al exterior y no basta con aumentar los procesos tecnológicos. Es decir, no se trata de incorporar la digitalización sino de convertirla en un nuevo espacio. «Tenemos un futuro brillante. Contamos con todo lo importante, contamos con sitios maravillosos, un contenido espectacular, equipos de expertos involucrados emocionalmente y con el contexto del conocimiento. Si no ignoramos la necesidad de movernos al mundo digital estamos en el buen camino para sobrevivir y llegar más allá en el mundo», concluyó.

En el Guggenheim Bilbao saben de la importancia de ese paso a lo digital y han invertido muchos esfuerzos en incorporar estas herramientas al discurso artístico, pero también han comprobado de primera mano lo difícil que resulta hacerlas llegar al público. Diego Cenzano, el director técnico de transformación digital del museo vasco, explicó el innovador proyecto llevado a cabo con la artista Jenny Holzer con la que el centro tiene una estrecha relación. Tras una exposición convencional de su obra, se planteó llevar su creación al terreno virtual con una app que permite al visitante desde proyectar textos de Holzer sobre la emblemática fachada del Guggenheim hasta hacer que uno de sus neones se lancen por el atrio del museo.

«Buscamos combinar la experiencia física con una serie de capas que más que plantear esquemas de mediación contribuyesen con una obra específica solo creada para el museo». Esa es la teoría, pero en la práctica detectaron «cómo la tecnología no siempre responde a lo que esperamos de ella», y cómo choca con distintos problemas de operatividad, en función del dispositivo del usuario, el modelo, la antigüedad… «Que tengamos en cuenta que sobre el papel todo funciona pero luego surgen problemas interesantes». En este caso, en algunos móviles no iba la geolocalización necesaria para usar la app.

Es un proyecto complejo que se sale «de la caja» tradicional del museo e implica a profesionales de diferentes campos. Un gran esfuerzo que no siempre se traduce en resultados inmediatos. Porque, como indicó Cenzano, hay público que «ni espera ni aprecia» este tipo de experiencias singulares, que te obligan a descargar una app y ponerla en funcionamiento. «Quizás pueda llegar a públicos más jóvenes, pero ahora mismo conseguimos que el 8 o 9 % de visitantes la descargue. Hay un reto para que estos elementos se utilicen y aprovechen», señaló.

«La tecnología tiene muchas posibilidades pero incorporarla en el día a día es complejo. Hay que buscar la manera de mantener cosas sencillas y una ejecución lo más liviana posible. De lo contrario, es posible que hagamos esfuerzos muy grandes pero el retorno sea realmente pobre», reflexionó.

Para poner en marcha esta transformación digital, Eulen Art a través de su directora Carmen Olivié aportó una clave fundamental: «El reto no está solamente en la aplicación de esa tecnología, no debemos olvidar nunca la formación continua tanto de los trabajadores internos como los externalizados». Es una de las apuestas de Eulen Art como empresa de servicios para el sector del arte. De hecho, cuenta con una sección estratégica centrada en equipos de profesionales especializados que cubren las nuevas necesidades que exigen los museos del siglo XXI.

«Hablamos siempre de maximizar las experiencias de los visitantes pero las personas que trabajan tienen que conocer perfectamente la tecnología», añadió Guillermo Pérez, director técnico comercial de Grupo Eulen. Su misión consiste en aplicar la cultura digital en la gestión y la atención del visitante, lo que llama la «transformación digicultural». En Eulen llevan cinco años trabajando en ese concepto y una de sus aplicaciones ha sido la creación de una sala de transformación digital virtual en la que a través de diferentes apartados ofrecen «inspiración» al usuario con vídeos y análisis sobre cada tecnología. No solo la explican también profundizan en el valor que aportan a base de testarlas y probarlas.

Este primer encuentro está organizado por FYCMA (Palacio de Ferias y Congresos de Málaga) y la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, con el apoyo de SUR. El Ministerio de Cultura y Deporte, el Ayuntamiento de Málaga a través de las delegaciones de Cultura y Deporte, y Turismo y Promoción de la Ciudad; la Diputación de Málaga, y Acción Cultural Española participan como 'partners' institucionales. Gnoss es 'partner' tecnológico. Fundación La Caixa, Eulen Art y Fundación Unicaja actúan a su vez como 'partners'. Son colaboradores la Asociación Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Asociación de Museólogos y Museógrafos de Andalucía (AMMA), la Asociación Española de Museólogos, Ambassade de France en Espagne, British Council, la Cámara de Comercio de Perú en España, Elektrart, Factoría de Arte y Desarrollo, la Federación Española de Amigos de los Museos, Finnova, Fundación Málaga Más Cultura, Futura Vive, Jing Culture & Commerce, Málaga TechPark, el Polo Nacional de Contenidos Digitales, Red de Museos y Estrategias Digitales (REMED), Tourism Data Driven Solutions (TDDS), la Universidad de Málaga e YGBART Advising and Management.

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