David Segura, bailarín y coreógrafo: «El día que no termine sangrando tras el espectáculo es que no he hecho mi trabajo»
El malagueño despide en el Teatro Echegaray su premiada coreografía 'Ponte en sus zapatos'. Y habla claro: «En la danza hoy no veo contemporáneo, veo más bien abstracto»
Llega el momento de hacer la foto para la entrevista y David Segura se marca una acrobacia con unas medias puntas de ballet entre alumnas ... de danza clásica. Y no es una escena forzada, esa imagen espontánea encierra todo su mundo. Su baile está a medio camino entre la técnica del ballet y la espectacularidad del break dance, con un pie en su compañía y con el otro en la escuela Happy Style Dance. Una combinación poco común que se ganó el aplauso de las artes escénicas con 'Ponte en sus zapatos', Premio Lorca del teatro andaluz. Siete años después, el bailarín malagueño se prepara para despedir este miércoles la coreografía que le abrió las puertas de la profesión en el ciclo Danza Málaga (20.00 horas, 15 euros. T. Echegaray). Junto a él, como siempre, Pepa Martín, su pareja de vida y escenario. Antes, el malagueño da cuenta de otra de sus grandes cualidades: hablar alto y claro.
–Esta será la última función de 'Ponte en sus zapatos', uno de sus primeros espectáculos. ¿Se cierra un ciclo?
–No lo siento así. Cada espectáculo es como un hijo mío, porque tiene su tiempo de creación antes de dar a luz. Y creo que después de siete años ha alcanzado la mayoría de edad y le tengo que dejar volar. No voy a matar el espectáculo, simplemente tengo que darle paso a cosas nuevas.
–¿Usted es hoy un bailarín diferente?
–Yo he seguido avanzando, he cambiado muchísimo. He seguido formándome y madurando. En ese montaje hay muchas subidas y bajadas, cosas de joven (risas). Mi danza ahora es más madura.
–Imagino que el cuerpo duele.
–Claro. De hecho, si no doliese yo no estaría trabajando de esto. Lo tengo clarísimo.
–¿Por qué?
–Estamos trabajando con el cuerpo. Veo espectáculos en los que el bailarín ni ha sudado. Para mí eso no es danza. El día que yo no termine sangrando tras el espectáculo es que no he hecho mi trabajo. Afortunadamente, tenemos otros trabajos que nos dan de comer y si yo hago el espectáculo es para ofrecer el cien por cien. El público se merece que nos dejemos la piel literalmente.
–Pero, ¿realmente sangra tras cada función?
–No siempre, pero el 90% de las veces sí. En los pies, en la espalda, los codos…
–Eso tiene fecha de caducidad.
–No lo pienso ni lo quiero pensar. Mañana te puede salir un cáncer y no bailas más. También escucho mi cuerpo, no estoy tan loco. Me cuido y si mi cuerpo me dice que por aquí no, pues no. Pero de momento vamos a seguir. Conozco a gente muy mayor que hace cosas impactantes. Y conozco a gente joven que hace cosas no impactantes. Yo tengo 38 años y sigo con la misma energía o más.
–'Ponte en sus zapatos' fue su entrada en el circuito profesional, imagino que con la ingenuidad de los principios. ¿Le ha decepcionado algo?
–Tengo un hándicap porque cuando creé 'Ponte en sus zapatos' yo venía de Finlandia con una forma de ver la cultura totalmente diferente. El problema es que aquí pasas de ser 'amateur' a profesional y creo que se saltan un paso en medio. Eso es lo que yo intento hacer en La Cochera Cabaret (donde periódicamente programa obras de danza), intentando dar espacio a gente que está en ese camino.
«El circo nos ha comido el terreno, no hemos sabido defender lo nuestro»
–¿Faltan ayudas o falta interés del público?
–Ni una cosa ni otra, creo que es falta de educación al público y no saber distribuir bien las ayudas. Porque hay muchas, pero a mí no me sirve de nada que me des 80.000 euros para que me las apañe durante todo el año. Prefiero que me vayas dando mil euros y vaya viviendo. Hay que mantenerse. Dar un pelotazo y hacerte rico con un espectáculo es pan para hoy y hambre para mañana. Esta mañana he llegado a la escuela y tenía muchísimos correos, llamadas y gente que me quiere comprar espectáculos cuando ya no tengo más fechas. Pero eso es este mes. El que viene a lo mejor no tengo ningún espectáculo. Es mejor una estabilidad.
–Entonces, ¿de la danza se vive o se sobrevive?
–Yo vivo muy bien, sinceramente. Pero porque tenemos la compañía, la escuela y la consulta de psicología. Es importante porque nos enriquecemos de todas las cosas. La gente es muy cómoda y solo quiere escenario, pero hay que diversificar. A mí me hace ser quien soy. Y nos estamos retroalimentando, yo no concibo mi compañía sin mi escuela.
–¿Se hace danza pensando en el público?
–No, pero yo sí, los programadores me lo dicen. Casi todos los artistas usamos nuestro trabajo como terapia. Nos olvidamos de que eso lo vamos a vender a un público y ese público no tiene por qué estar pagando tu terapia. Luego dicen 'es que no eres culto, es que no lo entiendes'. Es que no tengo por qué entenderlo, yo he venido aquí a disfrutar de un espectáculo, ¿encima me haces sentir que soy un inculto? ¡Qué tengo que saber! Esto es bueno o es malo. Mira, el domingo llevé a la Cochera dos espectáculos de danza inclusiva preciosos: había doce personas por cinco euros. Cuando salí, la cola era enorme para ver el siguiente espectáculo: un monólogo.
–Algo está fallando.
–Obviamente estamos haciendo un mal trabajo. El circo ha entrado ya en los circuitos escénicos y nos ha comido el terreno. La gente va más a ver circo que danza. Nosotros no hemos sabido defender lo nuestro porque realmente todos hacen danza: en el circo hay danza, en el teatro hay danza…Y nosotros que somos de danza estamos quedándonos atrás. Pero las escuelas de danza están llenas, yo tengo lista de espera. A la gente le gusta la danza.
«Las escuelas están llenas. El trabajo no está mal hecho en la danza, está mal hecho en lo que se vende en la danza»
–Pero no van a los teatros.
–Porque el trabajo no está mal hecho en la danza, el trabajo está mal hecho en lo que se vende en la danza. Eso es una labor de los programadores que están metiendo cosas 'cultas'. Me hace mucha gracia esa palabra. Lo contemporáneo se ha hecho con todo el terreno. Aunque hoy yo no veo contemporáneo, veo más bien abstracto. Todas las compañías hacen lo mismo.
–¿Qué aporta la danza?
–Es una guardadora de sensaciones porque trabajas con tu cuerpo y con tu mente. Tienes que estar en el aquí y en el ahora, dirigiendo la información al movimiento que tienes que hacer. Todo lo que sucede en tu vida lo tienes que desechar y centrarte en eso. La danza es un todo.
–Si todos bailáramos más…
–Estaríamos mucho más llenos.
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