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No sé si es consecuencia de la edad, la afinidad que tengo con México o aquel viaje que hice en 2006, el caso es que ... cuando se acerca el Día de Muertos regresa México a la memoria. Este año el cine se suma al recuerdo con la muerte de María Salud Ramírez, 'Mama Coco'. La veo con su nieto Miguel en la casa donde Salud ha vivido 109 años y seguirá viviendo eternamente aunque falleció hace un par de semanas. A la casa de Michoacán no cesan de acudir visitas desde que la abuela más longeva de México se hizo famosa sin darse cuenta, da igual que esté presente o se haya ido un rato a descansar, Salud permanece ahí sentada en el comedor o dando vueltas por las habitaciones como si buscara algo que ha perdido para siempre. México es el escenario perfecto para comunicarnos con los fantasmas. Los amigos mexicanos me enseñaron que no existe diferencia entre vivir o estar muerto mientras permanezca el recuerdo. Solo el olvido mata.
Hace dieciséis años viajé por México en autobuses económicos con agujeros de bala en los cristales, zigzagueando desde Guadalajara hasta San Cristóbal de las Casas. Me vienen nombres que me traen momentos inolvidables: el tequila Centenario de Cuernavaca; el humo del volcán sobre el cielo de Puebla; la policía y el ejército en las calles y plazas de Oaxaca; Puerto Escondido; la maravillosa Playa de Chacana frente al Pacífico. Y por encima de todo, el volcán Popocatepetl. Ignoro si influyen los viajes, la literatura o quizá la propia manera de ser, pero convivo a diario con los presentes y los ausentes. A medida que transcurren los años, paso más tiempo con los que no están. No hay fronteras por medio, pero si las hubiera cada día cobran más vida los que aguardan al otro lado. Vivo en la frontera, voy y vuelvo. De un lado la vida cotidiana y del otro la vida que fue. Llega el día en que desaparecen las distancias, las barreras del tiempo y el espacio.
Hoy comienza el largo puente. Ahora mismo no tengo claro dónde ni con quién pasaré el Día de Todos los Santos, ni el Día de Muertos, ni tampoco sé quiénes atravesarán conmigo el puente colgante que une pasado y presente. Mi intención es reunirme con quienes se fueron en el lugar que ellos elijan. Pienso en las distintas ciudades, casas y habitaciones de hotel que alguna vez compartimos. Pienso también en lugares idílicos bajo el sol o soñando despiertos a la luz de la luna. Pienso en los días felices. Estoy volando por los cielos que envuelven el mundo junto a todas y cada una de las personas amadas que nunca olvidaré. No me avergüenza confesar en voz alta los sentimientos. Los sentimientos no desaparecen, aunque en ciertas ocasiones lo parezca.
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