El Cristo que surgió de entre las ruinas: la inédita acción de la Cofradía del Amor por su centenario
Julio Anaya recrea con la técnica del trampantojo la talla barroca en una casa abandonada y rodeada de olivos, una intervención que une el mundo cofrade con el arte contemporáneo
No se conocen las coordenadas exactas y nunca se revelarán. Solo ha trascendido que se encuentra en algún lugar de la Axarquía, entre ruinas y ... rodeado de un campo de olivos. Allí, sin la pompa y el boato que habitualmente le acompañan, donde uno menos se lo espera, se aparece el Cristo del Amor. La Cofradía del Amor y Caridad sorprende en su centenario con una intervención artística inédita que tiende puentes entre el arte contemporáneo y el mundo cofrade. Una acción que ha dado lugar a una obra urbana con la cotizada firma de Julio Anaya y a un documental de 25 minutos –producido por Ocio y Cultura La Fábrica y La Madre de los Beatles– que rompe por completo con el formato tradicional del cartel conmemorativo. Este martes, en una presentación en el cine Albéniz, se descubría el proyecto gestado en secreto desde hace meses.
El artista malagueño asume el desafío de crear la imagen del aniversario pero llevándola a su terreno, al estilo que le ha dado proyección internacional: el trampantojo sobre materiales nada convencionales. Del mismo modo que recrea un 'monet' sobre un muro o un 'picasso' sobre cartones, Anaya pinta la talla barroca de Fernando Ortiz sobre la pared interior de una casa abandonada de la Axarquía con un realismo que impacta a quienes lo ven. Un «hallazgo inesperado» para una decena de personas que fueron llevadas expresamente a ese lugar sin saber lo que se iban a encontrar y cuya reacción espontánea da lugar al proyecto audiovisual que acompaña a la obra del centenario.
«No me esperaba esto, en esta ubicación, que tiene su magia y su belleza», dice el sacerdote Miguel Ángel Gamero, director del departamento de Patrimonio Cultural y Artístico de la Diócesis de Málaga. Para él, la intervención «expresa muy bien que de las ruinas nació la gracia y la salvación». «Me sobrecoge», confiesa Federico Fernández Basurte, Mayordomo de Honor del Amor. «Es como un altar en mitad de una ruina», añade el artista visual y fotógrafo Lazarus. «Como una epifanía», sentencia Jorge Esteve, profesor de Secundaria, que se declara ajeno a la tradición religiosa: «Pero son ese tipo de cosas las que acercan a Jesucristo».
Porque la intervención está cargada de simbolismo. Nada es casual. Julio Anaya conoce bien esa ubicación, con varias casas en ruinas marcadas a grafiti, algunas de ellas con el sello de uno de sus mejores amigos, el artista urbano Imon Boy. Él fue, precisamente, quien le llevó hasta allí. Y al verlo lo tuvo claro. Toda la estructura de la vivienda se ha venido abajo, salvo un pequeño techado que resiste al paso del tiempo. «Esa estructura me remitía al pesebre, al lugar del nacimiento de Jesucristo. Y al mismo tiempo, me interesaba mucho la presencia del campo de olivo, que representa el momento del arresto y su posterior crucifixión. Que en ese espacio se vieran simbólicamente reflejados ambos momentos, el nacimiento y la muerte, me parecía súper poético», explica el artista.
Acostumbrado a 'desacralizar' las obras de los grandes maestros del arte, sacándolas del lugar de veneración y protección que representa el museo, ahora es el Cristo del Amor el que se coloca fuera de su contexto, de su Iglesia, para adquirir otro significado. El resultado conmueve e impresiona. «No me esperaba algo tan real, las grietas de la pared son grietas dentro del cuerpo (...) Es como si hubiera estado ahí siempre», dice Alan Antich, profesor de Secundaria, al toparse con la imagen. Anaya hace coincidir un desconchón del muro con el lugar del costado de Jesús donde Longino le clava la lanza. Y las irregularidades de la piedra se mimetizan con las heridas de un cuerpo maltrecho. «Está entre ruinas, como nosotros muchas veces», declara visiblemente emocionada Gemma del Corral, delegada de Cultura de la Junta de Andalucía, quien hizo la primera llamada a Julio Anaya por encargo de la cofradía.
A las lecturas simbólicas se suman las puramente artísticas. Anaya es un creador malagueño en alza. Hace un mes inauguró una ambiciosa exposición individual en Tokio, en Nanzuka Underground, donde expuso su versión del 'Guernica' sobre 18 cartones. Dentro de un mes le esperan en Nueva York, en la galería ATM. Sumar su firma al centenario de la cofradía malagueña tiene un enorme valor. «Es arte contemporáneo», señala Nekane Cuevas, del Área de Comunicación del Ayuntamiento, frente a la imagen. La concejal de Cultura, Mariana Pineda, celebra la «relectura» a la que invita este proyecto «valiente y atractivo» por lo que implica de evolución en una institución como la Iglesia con una iconografía «que siendo clásica también puede trascender a otros soportes que generan nuevos públicos».
Es el reto del Amor y la Caridad, con Álvaro Guardiola ahora al frente como hermano mayor, una cofradía siempre a la vanguardia que ha entendido la importancia de adaptarse a cada momento. «No es nada forzado, lo hemos hecho con cierta naturalidad. Sin traicionar a nuestra esencia barroca, nos hemos hecho presentes en el ambiente y en los tiempos que nos tocan», concluye Francisco Cantos, antiguo hermano mayor y vocal del centenario que ha coordinado este proyecto.
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