Convivencia
CRUCE DE VÍAS ·
Me sobrecoge la relación que mantengo con ciertos escritores y cómo se manifiestan a través de sus obras.Hay libros que andan sueltos por la casa y otros que permanecen ordenados en los anaqueles de las estanterías que están distribuidas por las habitaciones. ... En ocasiones, oigo el impacto de un libro al caer al suelo. Voy inmediatamente a socorrerlo y me llevo una sorpresa. El libro accidentado es uno de los que están con la portada mirando al frente y la contraportada apoyada en el lomo de otros compañeros. Se trata de uno de esos libros que pongo de cara porque me impresiona la historia que cuenta o porque simplemente me atrae la cubierta. Al recogerlo descubro que estaba pensando en él justo en el instante que ha caído de la estantería, como si el autor o el propio libro hubieran escuchado su nombre y acudiera a la llamada. Me sobrecoge la relación que mantengo con ciertos escritores y cómo se manifiestan a través de sus obras. Cuando los olvido demasiado tiempo hacen todo lo posible por llamar la atención. Se cuelan en mis sueños o pensamientos para rescatar la memoria y obligarme a pensar en ellos. Por ejemplo, el otro día estaba viendo por televisión a cientos de personas que habían tenido que desalojar sus casas por la amenaza de un incendio. Entonces recordé la novela 'Auto de fe' de Elias Canetti e imaginé el fuego devorando las bibliotecas, los personajes de papel ardiendo en el interior de las casas mientras los dueños no podían hacer nada por salvarlos. Recordé también los libros que tiran a la hoguera en la novela de Ray Bradbury 'Farenheit 451'. Apagué la tele y fui corriendo a buscar las dos novelas. Las encontré fuera de su sitio, como si hubieran escapado al presentir el peligro. Ya sé que todo esto suena raro, me refiero a la vida íntima y familiar que comparto con los libros.
Los libros olvidados pierden la vida. Ellos lo saben y buscan que los recuerden. Por eso, de vez en cuando, paso la mirada por cada uno de los libros que me acompañan y acaricio sus lomos con la yema de los dedos. Me detengo con los que hace más tiempo que no paso el rato. Los ojeo, releo párrafos y vuelven los recuerdos de aquella relación que nos hizo cómplices para siempre. La memoria es la vida pasada y los libros nos ayudan a resucitarla. El tiempo va colocando a cada libro en su sitio y dejando claro el lugar que ocupa en mi corazón. Ahora estoy hablando de algo tan profundo como los sentimientos. Me echo para atrás en la butaca y miro la biblioteca que tengo delante. La vida de las palabras que me envuelven y protegen. Los buenos momentos que pasamos juntos. Una atracción que surgió nada más conocernos y continúa en la madurez. Me cuesta elegir, hay tantas y tantas historias en esos anaqueles, tantos amores.
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