La rehabilitación del Convento de San Agustín como Biblioteca del Estado arranca 27 años después de su desalojo
La demolición y limpieza suponen la primera fase de las obras, que cuenta con un presupuesto de 15 millones y prevé concluir en 2025
Han seguido caminos paralelos, así que estaban destinados a salir juntas del túnel. Aunque han tenido que atravesar 27 años oscuros. En 1995, la Biblioteca ... Pública del Estado (BPE) estrenaba un espacio provisional y alquilado en la Avenida de Europa a la espera de una sede definitiva. Ese mismo año, el Convento de San Agustín era desalojado y se cerraba a cal y canto, mientras veía sucederse un proyecto fracasado tras otro. Un futuro incierto compartido por la institución cultural y por el histórico inmueble del siglo XVI del que han salido más de un cuarto de siglo después con el inicio de las obras de rehabilitación del antiguo edificio religioso para convertirse en el esperado cuartel general de la también denominada biblioteca provincial. La remodelación, con un presupuesto de 15 millones de euros (Iva incluido), tiene un plazo de 45 meses por lo que estará concluida para finales de 2025, aunque la dotación de mobiliario y el traslado de los fondos retrasará la inauguración, por lo menos, a 2026.
Las excavadoras y operarios son ya visibles en el emblemático Convento de San Agustín, aunque la paradoja es que las obras comenzaron el pasado 11 de febrero -según han confirmado desde la Subdelegación del Gobierno- sin que se anunciaran, pese al interés público de esta rehabilitación y el largo tiempo transcurrido. No obstante, las señales de actividad no llegaron hasta después de Semana Santa con la sustitución de la lona de la fachada a Pedro Toledo por la cartelería del Ministerio de Cultura como promotor, la licencia del Ayuntamiento de Málaga y el logotipo de la constructora valenciana Ecsa, que obtuvo la adjudicación de la obra a finales del pasado año formando una UTE con las compañías Reca y Bañuls. Un concurso que ganaron en una disputada competición a la que se presentaron hasta 16 grupos candidatos.
La primera fase de la rehabilitación será la que se desarrolle de forma «más lenta» con las labores de demolición y limpieza -a cargo del Grupo San Carlos-, que cuentan además con una vigilancia arqueológica al encontrarse en una zona sensible, según han explicado a SUR fuentes de la construcción. El proyecto redactado por el arquitecto Luis Arranz ha incorporado los resultados de los sondeos previos, de tal forma que la rehabilitación conservará e incorporará los restos arqueológicos que se encuentren en su interior y que prometen aportar nuevos datos a la historia de la ciudad si se tiene en cuenta que durante las obras de construcción del vecino Museo Picasso se encontró la muralla de la ciudad fenicia del siglo VI a. C.
Malla de libros
Además, el proyecto de remodelación, que ya ha empezado a ejecutarse y que se redactó a partir de 2018 después de que el equipo del Ministerio de Cultura encabezado entonces por José Lebrero rechazara el anterior diseño al ser considerado demasiado invasivo, respeta la arquitectura original del antiguo convento combinándolo con materiales contemporáneos, como será visible en los muros exteriores a la calle y en el gran cierre acristalado del patio central de San Agustín, al estilo de los del Museo del Louvre de París.
El plazo de 45 meses de las obras acaba a finales de 2025, por lo que la inauguración se podrá llevar a cabo como muy pronto en 2026
Además, la rehabilitación de Luis Arranz supone un cambio relevante al trasladar el acceso de calle San Agustín a Pedro Toledo, donde una gran malla que se asemeja a estanterías con libros cubrirá la nueva fachada principal. Una decoración que el arquitecto también ha llevado al interior como elemento de división entre estancias y salas de lectura, como se puede ver en el proyecto de ejecución y en las últimas infografías publicadas por el Ministerio de Cultura.
El comienzo de las obras en el antiguo convento pone fin a 27 años de abandono, desde que en 1995 fue adquirido por la Junta de Andalucía a la Diputación de Málaga. El edificio estaba cedido en aquel momento a la Universidad de Málaga que impartía allí sus cursos para extranjeros, pero fue desalojada por la Administración autonómica para que, en un principio, la Consejería de Cultura instalará su sede en Málaga. También se ofreció como sede para el Museo de Málaga -actualmente en la Aduana- al tener que abandonar el Palacio de Buenavista que se convertiría en el nuevo Museo Picasso. Nada fructificó.
En 2004 el Gobierno andaluz permutó el inmueble con el Estado central, que también rifó los destinos del inmueble hasta que finalmente decidió convertirlo en la sede de la biblioteca provincial, cuya titularidad es del Ministerio de Cultura, aunque la gestión corresponde a la Junta de Andalucía. No obstante, la rehabilitación fue sufriendo retrasos presupuestarios y burocráticos hasta que finalmente este 2022 han comenzado las obras, 27 años después de que el emblemático inmueble del centro histórico cerrara sus puertas. El mismo tiempo que la BPE lleva en una ubicación provisional y en la que ha invertido más de ocho millones de euros en alquileres.
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