Cogito ergo sum
Cruce de vías ·
Aquellos que nos sucedan podrán leer los pensamientos que tuvimos en vida. No habrá secretos y nuestra intimidad quedará al descubiertoA diario escucho anécdotas raras que ya no me sorprenden. Dicen que se ha descubierto un método por el cual nuestros pensamientos se proyectan en ... la pantalla del ordenador como si fuera un relato fantástico. Yo realizo algo similar cuando imagino historias y las escribo, pero no es lo mismo inventar una historia que descargar un aluvión de imágenes reales que se producen en el interior del cerebro. Los pensamientos bullen constantemente por la cabeza y resulta imposible transmitirlos en su totalidad. Sin embargo está próximo el día en el que nos colocaremos una pulsera que leerá todo lo que pasa por nuestra mente y lo proyectará de forma inmediata. Aquellos que nos sucedan podrán leer los pensamientos que tuvimos a lo largo de la vida. No habrá secretos y nuestra intimidad quedará al descubierto.
Desde que supe que hasta los secretos mejor guardados se pueden digitalizar procuro contener algo tan incontrolable como son los pensamientos. Cualquiera puede colocarnos un chip prodigioso capaz de conectar el sistema nervioso a un ordenador. Supongo que también dejaríamos páginas en blanco, aunque ignoro si hay momentos en los que no se piensa nada, absolutamente nada, segundos en los que permanecemos con la mente en blanco, un paréntesis, un agradable periodo de descanso en medio de la vorágine cotidiana. Ahora vigilo no sólo lo que pienso sino también lo que dejo de pensar. Hay hábitos que se olvidan porque no los practicamos. Si uno piensa mucho en la muerte deja de pensar en la vida, igual que si nos obstinamos con una idea impedimos que surjan otras nuevas. La mente es un cajón de sastre donde se puede encontrar de todo y a menudo olvidamos lo que guardamos en su interior. Desde ese punto de vista, no me parece mal que todo quede escrito y reflejado en la pantalla del ordenador como si fuera un espejo.
Hoy estoy investigando los pensamientos que no desearía ver publicados jamás. Pensamientos perversos que al pasar por la cabeza, aunque sólo sea durante una décima de segundo, quedarían expuestos públicamente. Este nuevo invento no perdona los errores. Si deseo que alguien se vaya al infierno, al instante lo descubrirá. Y cuando diga una mentira acabará enterándose todo el mundo. Nadie quiere que los pensamientos queden al descubierto y nos dejen desnudos. Este chip prodigioso es peor que el Juicio Universal, porque cuando llegue el final ni Dios tendrá en cuenta lo que hayamos pensado o dejado de pensar, únicamente juzgará los actos. Mientras que el chip juzga incluso lo que pensamos en silencio. Intento cambiar de chip pero no lo consigo. Pienso, por lo tanto soy. Después, cuando se deja de pensar, nadie sabe lo que pasa, nadie ha vuelto del otro mundo para vengarse de los enemigos que le dedicaron malos pensamientos.
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