Cuando la clase obrera no encuentra trabajo
La malagueña Laura Carneros publica 'Proletaria consentida', un diario fragmentado sobre las dificultades de una generación que se desespera
«El sujeto con más probabilidades de padecer depresión reúne las siguientes características: mujer, joven, inestabilidad económica, antecedentes familiares. Mi padre dice que somos de ... clase baja y mi madre, que relaciona la clase baja con tener poca clase, protesta: yo lo que soy es pobre». Este es uno de los capítulos de una novela fragmentada que trata sobre distintos tipos de precariedades, laborales, emocionales y familiares. Esta historia, redactada en rigurosa primera persona, parte de un diario que empezó a escribirse en 2013 y que termina poco después del confinamiento gracias a la decisión de convertirse en escritora, y alzar la voz.
Laura Carneros, nacida en Málaga en 1988, debuta en la narrativa con 'Proletaria consentida' (Caballo de Troya, con el cineasta Jonás Trueba como editor invitado), un libro altamente recomendable que nos ofrece una mirada valiente y osada sobre el presente, que recopila momentos y sus consecuencias, cargadas de dudas, obstáculos en un mundo amenazante, y un poco de miedo y de culpa, aunque siempre con la compañía del sentido del humor y la autoparodia que funcionan como el perfecto salvavidas del fracaso. La protagonista se abandona en la esperanza de un mundo mejor que parte de la emancipación, se ilumina con la posibilidad del amor y se deja llevar por fantasías que cada año que pasa son menos atrevidas, planear una huida permanente a cualquier sitio, ya sea en Francia o en Eslovaquia, y combinarlo en la imaginación con el deseo recurrente de convertirse en un pájaro para terminar aceptando que una va a morirse sin saber lo que es planear con el cuerpo y con las alas, y que eso te pese más que no ser madre.
«Soy una inversión a largo plazo que no ha salido rentable», lamenta la narradora en unas reflexiones que siempre parten de lo cotidiano, de los avatares de una generación pendiente de ofertas de trabajo que resultan grotescas. Laura Carneros estudió Periodismo y Realización Audiovisual y todavía no tiene claro que le haya servido para algo, tal y como nos ha pasado a todos en algún momento. La ciudad de Málaga aporta el contexto de brillo de en esta historia, un territorio que ofrece el privilegio del sol y que invita a lujos baratos como beber cervezas en un espigón de la playa. En 'Proletaria consentida' nos sonará de cerca aquel terremoto de 6,3 grados que nos despertó de la cama en una madrugada del año 2016 y que para ella fue como una revelación, las visitas gratuitas a los museos de los domingos (el día del proletariado), la inauguración de una exposición de Maurizio Cattelan y aquella cena posterior a la que nuestra protagonista no fue invitada, la reciente muestra de Sophie Calle en el Centro Pompidou, o el Festival de Málaga en el que la autora trabajó de manera puntual en algunas ediciones. También aparecen numerosas menciones a canciones y, sobre todo, a películas vistas en el refugio del cine, que es una de las grandes pasiones de la autora que lleva varios años escribiendo críticas en diversos medios digitales. La prosa de Laura Carneros es sencilla y directa, y se hace más imponente con cada capítulo, ilustrando con buena literatura un proceso de madurez cuyo motor principal es la búsqueda, o el deseo, y una lucha constante contra la frustración, y tantas batallas que se pueden librar sin perder la sonrisa ni el descaro.
Txema Martín
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