'The Twilight Zone': fantasía y moral

Dos. Lo anterior viene a colación porque quien conozca la serie original por inercia la comparará. De hecho, ya apunté que otras series muy avaladas en la actualidad, como 'Black Mirror', beben con bastante nitidez de la obra de Rob Serling. Jordan Peele, director de estimables películas como 'Déjame salir' y 'Nosotros', es el encargado de revivir 'The Twilight Zone' y de hacer las veces de Rob Serling como narrador de los episodios.

Tres. El primer episodio de este regreso es una reinterpretación de una historia de Richard Matheson, 'Pesadilla a 10.000 metros', que ya adaptara para la serie original el propio escritor y que como en el 'The Twilight Zone' de Jordan Peele, el protagonista sufre una pesadilla personal derivada de sus antiguas experiencias. Aquel capítulo de veinticinco minutos interpretado por William Shatner y dirigido por Richard Donner llegaba a transmitir la atmósfera de la pesadilla del personaje, pues el personaje de Shatner había sufrido un colapso nervioso por su miedo a los aviones. Los cambios que introduce Peele sin duda se ajustan a una lectura más moderna de la actualidad. Aquí el pánico lo sufre un famoso periodista que interpreta Adam Scott, bajo la batuta del siempre interesante Greg Yaitanes. La tendencia nerviosa del personaje de Scott viene derivada de los males que ha visto en las distintas guerras que ha cubierto. Se busca, claro, una atmósfera de paranoia y claustrofobia llevadas por un conjunto de casualidades que se generan en el vuelo y que va aumentando el crescendo dramático del relato.

Cuatro. Y, sin embargo, las modificaciones de este episodio desarrollado por Marco Ramírez ('Daredevil') y dirigido por Yaitanes no aportan nada al original en cuanto a mejora. Es más, la extensión del metraje en oposición a la compresión anterior debilita, la puesta en escena sobria de Yaitanes y ciertas decisiones forzadas tampoco contribuyen a inquietar o generar el desasosiego de aquella pieza de 1963. Incluso el guiño a 'Lost' –Yaitanes fue uno de los directores de la serie'– se queda casi en algo anecdótico, más que referencial. No es que esta fantasía con aderezo de moral no funcione, pero deja claro que los cambios obedecen a un modo de entender la ficción en la que la dilatación conlleva más explicaciones de las necesarias, porque parece que la denuncia social, política o de cualquier tipo se impone.

Cinco. Esto último es muy perceptible en los episodios 3, 'Rebobina', y 5, 'El niño prodigio'. En el 3, otra adaptación libre de un cuento de Richard Matheson, 'Nick of Time', pero llevada en clave racial. Cuando una madre de color lleva a su hijo a la universidad, descubre que una vieja cámara de vídeo del padre puede retroceder en el tiempo. Al parar en un café, un policía racista los detendrá y se crearán distintas variaciones del mismo hecho, mientras que la madre usa la cámara para tratar de cambiar los acontecimientos, aunque lejos de hacerlo, la situación se va complicando y retorciendo. La carga moral y los giros son hábiles, pero adolece de cierta pulsión en la fuerza visual y también en la ambigüedad de la historia. Algo similar le sucede a la sátira política 'El niño prodigio'. En este episodio un niño llega a ser presidente de Estados Unidos. Una visión de la pesadilla del sueño americano con muchas similitudes al mandato de Donald Trump y de la infantilización de la sociedad americana que, obviamente, alcanza una extensión global.

Seis. El dilema de este reboot de 'The Twilight Zone' a cargo de Jordan Peele para SYFY es si realmente puede crear inquietud, introducir a los telespectadores en una zona fantasmal e inexplicable que apelaba a los desvíos de la sociedad, pulsar con ingenio muchas teclas que cuestionaban los caminos del hombre… que sí producía el original de Rob Serling. Si la visión del original desestabilizaba, el nuevo sigue sus pasos pero adolece de aquella creatividad y riesgo que infundía la verdadera seña de identidad de una serie que se mantiene vigorosa a pesar de las décadas.

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Álex de la Iglesia rueda '30 monedas'

A finales de mayo comenzó el rodaje de '30 monedas', la serie de Álex de la Iglesia para HBO. Protagonizada por Miguel Ángel Silvestre, Megan Montaner, Eduard Fernández y Macarena Gómez, la serie tendrá ocho episodios de una hora de duración y se rodará en Madrid, Segovia, Salamanca, Roma y Jerusalén. '30 monedas' mezcla varios géneros como el terror, la acción o las aventuras para contar la tragedia del padre Vergara, un exorcista, boxeador y exconvicto exiliado en una parroquia de un pueblo remoto de España. Quiere olvidar y ser olvidado, pero sus enemigos lo encontrarán muy pronto. Cuando Vergara es relacionado con una serie de fenómenos paranormales ocurridos en el pueblo, Paco, el ingenuo alcalde y Elena, una inquieta veterinaria, tratarán de desvelar los secretos de su pasado y el significado de la antigua moneda que Vergara mantiene oculta. Poco a poco, este insólito trío de héroes se encontrará inmerso en una conspiración global: la batalla por el control de las treinta monedas por las que el apóstol Judas Iscariote traicionó a Jesús de Nazaret, unas reliquias malditas pero poseedoras de un poder inimaginable. Una conspiración que llegará hasta el mismo corazón del Vaticano y que amenaza el orden mundial establecido.