Cuando Brigitte Bardot se alojó con su burro Romeo en un hotel de Torremolinos

En este verano atípico se puede disfrutar de lo que tenemos al alcance y hacerlo además con otros ojos. Eso es lo que se propone la nueva ruta de cine que recorre lo hoteles de la Costa del Sol a través de sus estrellas. No solo las turísticas que figuran en su fachada, sino también las glamourosas que han dormido sus sueños de películas en las suites o han rodado en las recepciones secuencias con sabor a Hollywood. Desde el hotel Reina Victoria de Ronda al del Balcón de Europa de Nerja, esta 'playlist' de fotogramas descubre al terrorífico Boris Karloff sembrando cadáveres en el Nautilus de Torremolinos, a Walt Disney paseando a su perro Pluto por El Fuerte, a Kirk Douglas en pantalones de campana en el Marbella Club, a Frank Sinatra peleándose con la policía en el Pez Espada o a Antonio Banderas luciendo su perfil más picassiano en el Miramar. En este recorrido elaborado por la Andalucía Film Commission tampoco falta Brigitte Bardot que protagonizó una de las escenas más recordadas cuando se llevó a su habituación a un singular acompañante: un burro shakesperiano.

Recién convertida en mito erótico de los cincuenta tras protagonizar 'Y Dios… creó a la mujer', la actriz prolongó su iconografía pasional con el rodaje en la provincia de Málaga de 'Los joyeros del claro de luna', una tórrida historia de un amor prohibido junto a Stephen Boyd (el malvado Mesala de 'Ben-Hur'). Pero detrás de las cámaras, el enamoramiento de la actriz fue más bien con el tierno burrito que le robaba algunos planos en la película y por el que mostró esa debilidad y defensa de los animales que abanderó años más tarde.

El amor platónico por el equipo lo dejó claro al ponerle el nombre de Romeo. Y se ve que el cariño de su Julieta fue a más ya que cuando acabaron de rodar las escenas juntos, ella compró el animal y se lo llevó al mítico hotel Montemar de La Carihuela, kilómetro cero del turismo en Torremolinos y la Costa del Sol. Así lo recordaba el director del filme y pareja entonces de la actriz, Roger Vadim: «Como la gerencia del hotel no le permitió instalarlo en el garaje, lo subió a su habitación. Una mañana me hizo llamar. La encontré en la cama. El burro estaba tendido a su lado, encima de la colcha».

La francesa no fue la única en retratarse con un pollino en Málaga, ya que Raquel Welch también se dejó retratar por las calles de Mijas montada en los populares burro-taxis. Sería para mimetizarse con el ambiente ya el guion de 'Guapa, intrépida y espía' la convertía en una suerte de 007 que se alojaba en un hotelito-restaurante con encanto, el Mirlo-Blanco. Esta cinta es una de la veintena de títulos que incluye esta ruta de 'Hoteles de cine' que está exclusivamente dedicada a la provincia y que recorre Málaga a través de 14 establecimientos marcados por sus 'papeles' de cine. Visitarlos permite revivir al mismísimo Sinatra en el bar que lleva su nombre, Frankie's, en el Pez Espada, aunque también se prestan a pasar una noche (o más) en su habitaciones con estrellas. Sin olvidar que las reservas ya no admiten a Romeos con cuatro patas.