Aviones, toros y Guerra de Marruecos, la primera película que llegó volando al Aeropuerto de Málaga
Los operadores de Pathé filmaron en 1925 el aterrizaje en el rompedizo de un escuadrón de cazas franco-norteamericanos, que fueron recibidos como héroes por el alcalde Gálvez Ginachero
El ya centenario aeropuerto de Málaga tuvo su origen en la búsqueda de una ruta comercial entre Francia y su protectorado en Marruecos, a través ... de España. Los aviones galos fueron los primeros en llegar a la pista de El Rompedizo, pero no solo aterrizaron aparatos civiles. Los cazas militares no tardaron en sobrevolar el aeródromo y, con ellos, la primera película que retrató aquel primitivo campo de aviación con una invasión amistosa de un escuadrón franco-norteamericano que iba camino de la guerra. Aunque aquella escala fue de todo menos belicosa: recibimiento por todo lo alto como héroes, toros en La Malagueta y comilona en los Baños del Carmen. Una visita que dio la vuelta al mundo ya que la compañía Pathé lo retrató para su noticiario 'Journal Actualité', que llegó a los cines en septiembre de 1925.
La grabación, que todavía se conserva en los archivos de la productora francesa, se produjo casi un mes antes, el domingo 9 de agosto, cuando los «intrépidos militares» -según reflejó el semanario 'Vida Gráfica'-, llegaron con excesiva puntualidad, «media hora antes», al aeródromo de El Rompedizo. La misión, comandada por el oficial francés Happe, tenía como destino el apoyo a las fuerzas españolas que combatían en la Guerra de Marruecos, un conflicto que se había recrudecido en aquel 1925 y que había provocado la alianza de España y Francia. A esa expedición se sumaron pilotos norteamericanos, a las órdenes del coronel Iweeny, cuya presencia fue probablemente la razón que motivó el documental 'L'Expedition Aerienne pour le Maroc' (La expedición aérea a Marruecos), ya que esa multinacionalidad garantizaba a Pathé que su noticiario también se distribuyera al otro lado del Atlántico.
La corrida de la prensa
Frente a la cruda contienda, la escala malagueña tuvo un absoluto tono festivo ya que, tras la recepción de los aviadores, con el cónsul francés, el alcalde de Málaga, José Gálvez Ginachero, y el gobernador civil y militar de la provincia, Enrique Cano Ortega, como anfitriones, la comitiva se fue a los toros, aprovechando que era domingo y se celebraba la popular corrida de la prensa. Y con ellos el cámara de Pathé, que grabó con todo lujo de detalles la inevitable tarde taurina que alimentaba el tópico y lo típico a la hora de llevar estas tierras a la pantalla. El paseíllo de los matadores, los aviadores sentados en las gradas y algún que otro pase de muleta formaron parte del metraje de esta cinta que concluía con la salida, dos días después de la llegada, de la coalición franco-estadounidense con un destino menos festivo que el de su escala malagueña.
La singularidad de esta actualidad de la época muda realizada en blanco y negro reside en la imagen inédita de Málaga como punto de llegada y partida del tráfico aéreo. Un protagonismo que, con el desarrollo mundial de la aviación comercial, desembocó décadas más tarde en la construcción de un aeropuerto internacional que en los años sesenta se convertiría en herramienta fundamental del turismo y en puerta de entrada de las grandes estrellas y equipos cinematográficos que acudieron a rodar a la Costa del Sol y al resto de Andalucía.
Aquel verano de 1925, las cámaras de Pathé no fueron las únicas que siguieron la misión andaluza de los pilotos, que también captaron la atención de la prensa local. Tanto la revista 'Vida Gráfica' como 'La Unión Ilustrada' llevaron a sus páginas reportajes con la visita, que también incluyó un gran banquete en el Balneario de Los Baños del Carmen. No faltaron las primeras autoridades ni los discursos, a cargo del gobernador, del cónsul galo, del coronel Iweeny, del comandante Happe y del alcalde, regados cada uno de generosos brindis por «el triunfo de las armas españolas y francesas en Marruecos». Menos mal que no salieron a la mañana siguiente y los pilotos tuvieron un día de descanso, ya que no hubieran pasado un control de alcoholemia.
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