Ridley Scott sobrevuela la provincia de Málaga

El director británico, que acaba de terminar la nueva secuela de su franquicia más longeva, Alien: Covenant, ya piensa en su próximo proyecto y el pasado fin de semana se lanzó a la búsqueda de la escenografía del que será su primer western. La compañía Babieca Films, que ya participó en el anterior proyecto de Exodus, vuelve a encargarse de la producción en España de la nueva película de Ridley Scott, que tras la expedición de los últimos días por Andalucía decidirá las localizaciones definitivas.

El vino que no gustó

Además de Almería, Málaga y Cádiz, el director y productor también ha pasado por Madrid, cuya provincia también se prestó décadas atrás como decorado de spaguetti-western. En el caso de la nueva cinta de Scott, se trata de una adaptación de la novela de S. Craig Zahler Wraiths of the Broken Land, un relato con toques pulp y violentos sobre un grupo de bandidos que persigue a las hijas de un miembro de la banda después de que las jóvenes sean secuestradas.

Pocos más detalles se saben del nuevo proyecto de Ridley Scott, que exige confidencialidad a todos sus colaboradores, incluida la oficina de rodajes Andalucía Film Commission. No obstante, el singular cineasta tiene debilidad por la gastronomía y le gusta disfrutar de mesa y mantel, lo que al final ha destapado su presencia en Málaga. Así, después de cenar en el restaurante de José Carlos García hace tres años, el cineasta volvió con su equipo el pasado fin de semana. «Lo reconocimos, pero no le dijimos nada para no incomodarlo», explica el cocinero, que añade que el director inglés aceptó el ofrecimiento de tomar el menú degustación.

Pero durante la cena surgió un problema. El director devolvió un cotizado vino francés que había pedido. «Era un caldo muy especial y, en ningún momento dijo que estaba malo, sino que a él no le gustaba», explica José Carlos García, que retiró la botella y le sirvió su nueva elección. Aquello dio pie a una conversación en la que el cineasta acabó revelando su identidad y algún detalle más. Así, Scott explicó al cocinero que tenía algo más que afición por el vino, ya que es propietario de una bodega en Francia.

«La primera vez que vino hace tres años fue muy reservado, pero esta vez fue más cercano y, al terminar la cena, estuvimos charlando y nos hicimos una foto en la cocina», explica el cocinero con una estrella Michelín que, si bien en la anterior ocasión le habían recomendado el restaurante de Muelle Uno y avisaron de la visita del director de Marte y Gladiator, esta vez fue un miembro del equipo el que realizó la reserva con un nombre anónimo. «Fue una sorpresa que viniera, que quisiera repetir y que además aceptará la degustación del menú grande», concluye José Carlos García, que no incluyó el vino devuelto en la cuenta. Normas de la casa.