El Cervantes se sale de los lugares comunes de la lírica con una apuesta por la ópera española
Una novedosa puesta en escena de 'Goyescas' de Enrique Granados y 'El retablo del Maese Pedro' de Manuel de Falla, muy pocas veces representadas en los teatros, cierra esta semana la temporada lírica
«El esfuerzo por recuperar la ópera española está lejos de los intereses de la mayoría de los programadores españoles», lamenta el director de escena ... Francisco López. Porque hacer una 'Traviata' o una 'Madama Butterfly' es relativamente «fácil»: un lleno seguro, con una gran cantidad de voces conocedoras del repertorio y multitud de referencias. Esto otro, en cambio, es de «valientes». El Teatro Cervantes se atreve a sacar al público de los «lugares comunes» con un programa doble que reúne dos óperas de Enrique Granados y Manuel de Falla. 'Goyescas' y 'El retablo de Maese Pedro', muy pocas veces representadas, se verán este viernes (19.30 horas) y domingo (19.00 horas), con el respaldo de la Fundación Unicaja.
'La Edad de Plata', como se ha venido a llamar esta unión, cierra la temporada lírica en español, tal y como empezó, con el estreno absoluto de 'El gitano por amor'. Una propuesta que forma parte de la apuesta del Cervantes por recuperar «la cultura musical española», señaló su director, Juan Antonio Vigar. «Tenemos una gran deuda con la cultura española, con reconocer de dónde venimos y no lo que intentan contarnos ahora que somos», añadió Francisco López.
Una fiesta en el taller parisino de Ignacio Zuloaga une ambos títulos en esta coproducción del Cervantes y la Ópera de Oviedo
Un elenco cien por cien nacional da vida a ambos títulos, con coproducción escénica de la Ópera de Oviedo y el Teatro Cervantes de Málaga, que también asume la producción musical. El director titular de la OFM, José María Moreno, dirige a la orquesta con una música «refinada, de una calidad enorme pero compleja», resaltó el maestro. Raquel Lojendio (Rosario), Enrique Ferrer (Fernando), Damián del Castillo (Paquiro) y Mónica Redondo (Pepa) serán las voces de 'Goyescas'. La obra nace como un encargo de la Ópera de París a Granados a partir de una composición para piano del mismo nombre, «una de las grandes obras pianísticas del romanticismo español». La Primera Guerra Mundial impidió su estreno en París, trasladándose la 'premiere' al Metropolitan Opera de Nueva York «con grandísimo éxito». Pero Granados ya nunca volvería a casa. Fue de regreso de aquella gesta cuando un submarino de guerra alemán confundió su barco con el enemigo y lo atacó, muriendo el compositor, su mujer y otras 80 personas aproximadamente.
Falla, por su parte, crea 'El retablo de Maese Pedro' en un momento de «total y absoluta madurez» en el que, tras 'El amor brujo' y 'El sombrero de tres picos', «quiere huir del folclore» y acercarse a la modernidad. Por eso, sin dejar de lado la tonalidad, en esta composición hay mucho de Shostakóvich, de Stravinski «y al mismo tiempo cosas de nuestra música más antigua». Joan Martín-Royo como Don Quijote, Lidia Vinyes-Curtis en el papel de Trujamán y José Luis Sola como Maese Pedro son los solista de esta producción.
En esos principios del siglo XX creaban Falla y Granados, pero también Pau Casals, Lorca, Valle Inclán, Zuloaga, Picasso, Juan Gris, La Argentinita, Manuel Torres, Antonio Chacón… «Esos años fueron una auténtica eclosión de la cultura en España», apunta López, de ahí que los cronistas la llamaran la Edad de Plata. Sin embargo, en lo social e histórico fue una era «terrible», aún con las heridas de la primera Guerra Mundial, con los primeros signos del fascismo, el nacimiento del nazismo y con las tensiones que desembocarían en el estallido de la Guerra Civil española.
La propuesta de Francisco López refleja el conflicto de los creadores entre el mundo real que viven y el mundo que sueñan, entre la España que viven y la España que sueñan. Algo que, admitió, le conecta también con la realidad actual. «¡Claro que hay reflexión sobre el mundo de hoy!», exclama. En ese tiempo oscuro, Granados se va al Goya de los tapices y las majas, no al de las pinturas negras. «Huye de la España real». En 'El retablo', Falla vuelca su pensamiento en las intervenciones de El Quijote, una mezcla de fantasía y realidad. Tampoco él fue capaz de enfrentarse a la España de esos años: viaja a Argentina para hacer una gira de conciertos y ya no vuelve nunca más. En su equipaje, cuenta López, llevaba más de 40 ediciones de 'El Quijote'.
Todo esto se trata de reflejar recurriendo al metateatro, con una fiesta inventada -pero posible- en el taller parisino de Ignacio Zuloaga a la que acuden personalidades importantes para escuchar por primera vez los números musicales y danzísticos de Falla y Granados. Unos números de baile que en esta producción cobran especial protagonismo con la coreografía de Olga Pericet, Premio Nacional de Danza, que se han reencontrado aquí con la escuela bolera, una danza autóctona de una gran «belleza y calidad que el público debe conocer».
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